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Agresores del transporte urbano

Autor:

Juventud Rebelde

Por irresponsabilidad de unas pocas personas continúa el maltrato de ómnibus, incluyendo vehículos que acaban de comenzar a prestar servicio

Algo anda mal. El retrovisor se lo indica. Detiene el ómnibus y va hasta la parte trasera. Cuando llega ve a tres bicicleteros enganchados. Al percatarse de la presencia del conductor, los muchachos huyen como pueden, y uno se roba la varilla de medir el aceite.

La «travesura» obliga a llevar el vehículo para el taller, donde estuvo ocho días, en los que dejó de transportar casi 40 000 pasajeros, teniendo en cuenta que en cada jornada realiza hasta 12 viajes en cada uno de los cuales traslada unas 400 personas.

La historia la cuenta a este diario Raúl Gleang Martínez, chofer del ómnibus Yutong 5069, una de las nuevas guaguas adquiridas por el país para solventar la cruda problemática del transporte en la capital, que con solo un mes de servicio ya sufrió su primera agresión.

Raúl Gleang agrega que este es un incidente de marca menor comparado con otros que ha tenido durante sus casi 20 años de trabajo. «Llevarse una varilla no es nada comparado con otras indisciplinas sociales mucho más peligrosas que he enfrentado».

Trabajadores de la terminal del municipio de La Lisa señalan una pieza que tuvieron que adaptarle a este ómnibus, debido a una pedrada que recibió. El carro solo lleva un mes de explotación.

A este chofer algunos pasajeros le han sacado armas blancas con las que lo han amenazado y hasta atacado, otros lo han ofendido verbalmente, porque exige disciplina dentro de la guagua y prohíbe fumar o tomar bebidas alcohólicas.

Raúl pertenece a la terminal del capitalino municipio de Playa, donde hay 25 nuevos ómnibus de la marca Yutong con solo un mes de explotación. A pesar del poco tiempo de uso, algunos de estos carros ya llevan tatuada la firma de los indolentes.

Uno de ellos es el 5080, el cual tiene una abolladura en el frente de su carrocería debido a una pedrada que recibió recientemente. Los chapistas tratarán de maquillar el golpe pero será difícil borrar totalmente la marca de la destrucción.

El vehículo 5081, otro Yutong de los nuevos, también muestra signos de la violencia humana. Un hombre, a quien el conductor no quiso recoger porque estaba fuera de la parada, la emprendió a tubazos contra la guagua.

Similares historias recogimos durante un recorrido realizado recientemente por algunas de las terminales de Ciudad de La Habana, donde se encuentran los nuevos ómnibus que hoy circulan por sus arterias.

Los más de 20 conductores entrevistados coinciden en que es necesario ponerle freno inmediato al maltrato y a las indisciplinas sociales, que han convertido la profesión de chofer en riesgosa.

Problema de años

El chofer Raúl Gleang dice que en ocasiones lo han agredido hasta con armas blancas y nos muestra una varilla de medir aceite, similar a la que le robaron unos muchachos.

El maltrato a los medios de transporte no es un problema nuevo en el país. Este propio diario ha dedicado varias páginas a denunciar las acciones vandálicas de algunos. Cifras recientes indican que el fenómeno sigue causando mucho daño al transporte urbano en la capital.

En los primeros nueve meses de este año se habían cometido 184 hechos de este tipo contra el transporte público. De esa cantidad, 121 fueron apedreamientos, 23 riñas en el interior del vehículo, además de cinco asaltos a las tripulaciones, entre otros.

Lo anterior lo reveló a la prensa Carlos Alberto González, especialista en la Dirección Provincial de Transporte de Ciudad de La Habana, quien agregó que el 75 por ciento de estas acciones tienen lugar en horario nocturno y que la Policía Nacional Revolucionaria tenía ubicado los sitios con más incidencia.

«Los municipios donde más ocurren estas indisciplinas son La Habana del Este, Boyeros, Centro Habana, Plaza, 10 de Octubre y San Miguel del Padrón», explicó el funcionario.

Los nuevos ómnibus no están exentos del maltrato. Once guaguas articuladas, que llegaron hace nueve meses al país, han sido apedreadas, al igual que cuatro de la marca Yutong, que solo llevan un mes en explotación.

Ante el incremento de las indisciplinas sociales las principales autoridades de la capital no se han quedado con los brazos cruzados. Han tomado medidas para ponerle coto a estas deplorables acciones, entre las que destaca el reforzamiento de la vigilancia por parte de los agentes de la PNR en los sitios proclives a estas indisciplinas.

Además, en varios centros educacionales del territorio se debate con los estudiantes sobre la problemática, para que lejos de maltratar los ómnibus —una parte de estos hechos son cometidos por ellos— contribuyan a sensibilizar y evitar estas manifestaciones de indisciplina social.

Agresores de la recuperación

Lamentablemente estas agresiones ocurren cuando comienza una discreta mejoría en la transportación urbana capitalina. En reunión celebrada la víspera en la sede del Gobierno provincial se conoció que ya se trabaja en el mejoramiento de las principales arterias de la ciudad, así como en la señalización y la reparación de varias terminales y paradas.

Los directivos del transporte en Ciudad de La Habana tienen concebido, además, el reordenamiento de la red vial y el reforzamiento en los tramos donde más pasajeros concurren. En estos momentos el transporte urbano traslada diariamente en el territorio unas 570 000 personas.

Por ello sería muy triste que todo ese colosal esfuerzo del país caiga en saco roto, por la irresponsabilidad de unos pocos que continúan agrediendo y maltratando los nuevos ómnibus. ¿Acaso aceptaremos —como reza el refrán— que es más costoso eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes?

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