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El arte de ser maestro

Entrar a un aula y ganar la atención y la admiración de los alumnos demanda dotes excepcionales. Con estas cualidades se conquista, también, desde la pantalla

Autor:

Margarita Barrios

Foto: Roberto Suárez «Un maestro en el aula es también un artista», afirma Corina Hernández, a quien su presencia en las pantallas de la televisión le ha creado una popularidad de telenovela. Su debut en la TV fue en vivo, en Universidad para todos.

«Recuerdo ese día con mucho cariño. Era una clase de 60 minutos, sobre los textos narrativos y descriptivos. Una empieza tensa, porque el “silencio estudio”, siempre impresiona.

«Luego vas entrando en forma. En aquella clase recité un fragmento de Los zapaticos de rosa. Y ahora, en la última que impartí, para la enseñanza media superior, canté Proverbios y cantares, de Joan Manuel Serrat... “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar”... Me quedó peor que cuando lo hago en la ducha», dice sonriente, pero el asunto no es mostrar «mis dotes de soprano, sino que los muchachos recuerden la clase, que aprendan», afirma.

Jesús Cantón. Experiencia similar le ocurre a Jesús Cantón, encargado de impartir Matemática en noveno grado. El encuentro con la televisión fue desde el mismo comienzo del Canal Educativo, en 2001.

«Primero fueron clases por televisión, y luego grabamos videos, que contemplan las 200 clases del programa de estudios.

«Cuando llego a una secundaria empieza el bullicio, todo el mundo quiere que vaya a su aula, que le firme la libreta... eso es algo a lo que no estoy acostumbrado, porque no soy un artista.

«En la calle igual; se ve el cuchicheo, a veces te saludan o les comentan a los padres: “Ese es el profe de la televisión”. Lo importante es que mi trabajo sea útil».

Ambos aseguran que este reconocimiento de los estudiantes se torna en mayor compromiso y cuidado de su imagen en todo momento, porque el maestro debe ser ejemplo y paradigma.

Detrás de la pantalla

Desde 1987, luego de graduarse en la Unión Soviética, Cantón se desempeñó como profesor de preuniversitario. Que los muchachos de noveno grado atiendan una clase de Matematica por televisión, lo considera hoy su mayor reto.

«La asignatura es bastante complicada. Incluso con el profesor en el aula, a veces al muchacho le cuesta trabajo entender. Por eso hemos tratado de introducir en nuestras clases algunos temas históricos, de ejercicios recreativos, cosas nuevas, que les llamen la atención. Son herramientas de las cuales no dispone el maestro en el aula.

«A veces el profesor se concreta a enseñar solo aspectos de la Matemática, y no les hablamos de quiénes fueron los primeros, como surgió esa ciencia. Hemos ido combinando el contenido con esas cosas.

«Además ponemos ejercicios más complicados, de razonamiento, que los motive a ellos en la clase, para que no solo miren, sino que con el profesor que tienen en el aula trabajen con nosotros».

—¿Qué opiniones has recibido de las video-clases?

—En las encuestas, las clases de Matemática son las más gustadas. La experiencia es muy agradable; es algo que parecía increíble, porque se trata de una de las asignaturas con más problemas. El movimiento, el cambio que les dimos a las clases nos dio estos resultados».

—Existe la teoría de que cuando un muchacho no entiende hay que explicarle una y otra vez, de diferente manera. ¿Cómo resolverlo con la televisión?

—Había mucha incertidumbre de cómo dar clases de Matemática por la televisión, cuando el muchacho tiene muchas dudas, incluso con el profesor de frente.

«Yo me apoyo mucho en mi experiencia personal. Uno sabe cuáles son las dificultades más frecuentes, y enfoca su clase en función de esas posibles preguntas.

«Tenemos una retroalimentación. Los funcionarios del MINED hacen visitas a las escuelas y luego nos transmiten esas vivencias, para mejorar el trabajo. Nosotros también las visitamos, porque no podemos esperar por resultados; en la medida que vamos grabando, vamos cambiando.

«Eso lo permiten más las teleclases. Las video-clases se hicieron hace cinco años. El año que viene se volverán a grabar, y lo haremos a partir de todas estas experiencias».

—¿Cómo se expresa la interacción con el maestro del aula?

—Nosotros también grabamos clases con temas metodológicos para ellos, para que el sábado se preparen sobre el contenido que van a impartir en la semana.

«Tiene que haber una interacción entre la video-clase y el maestro que está en el aula. La mayoría son maestros en formación, que carecen no solo de conocimientos sobre la asignatura, sino de la metodología para impartirla.

«Aprovechamos los videos para que vean otra manera de explicar el ejercicio, o sea, resolverlo de otra forma. Puede haber una video-clase excelente, pero si no hay un apoyo del maestro que está en el aula, se queda trunca.

«No es echar la cinta para atrás y repetirla; el que no entendió probablemente tampoco entienda. Tiene que haber otra forma de llegar».

Para Cantón la imagen del profesor es importante, la cual está ahora multiplicada con la televisión. «Antes te veían solo los muchachos de tu aula y ahora son todos. Hay que cuidar más la imagen. En la televisión llevo camisa de mangas largas y corbata, para tener mejor presencia.

«El maestro debe formar en todo. No es solo impartir conocimientos; tiene que cuidar la forma de hablar, de vestir... Es la educación que uno transmite. No solo cuando está en el aula, sino en el barrio, en la calle».

—Algunos consideran que para un adolescente es difícil mantener por mucho tiempo la atención en la televisión.

—Es difícil. La televisión es un medio muy importante para el aprendizaje, pero yo lo concibo como apoyo, como un elemento dentro de la clase.

«No es lo mismo para un maestro de Historia, que está hablando de la civilización griega, poder contar con una película, con imágenes de aquella época. Pero ese es un momento dentro de la clase, no la clase completa.

«Estamos en una situación atípica, con maestros emergentes; por eso hemos tenido que adoptar este sistema, pero no es el que debe perdurar. Se comprende que, aunque es difícil ver tanta televisión, sería peor quitarla».

—Los muchachos se quejan de que los libros de texto no concuerdan con las video-clases.

—Con las transformaciones se cambiaron contenidos de años de estudio, y seguimos con los libros de antaño. Se han hecho cuadernos de trabajo o tabloides en los que está ajustado el contenido y aparecen las unidades con que se trabaja y los ejercicios. Ese es un paliativo para ir resolviendo.

Retos y consejos

Corina Hernández. Para la profesora Corina Hernández, con 33 años de trabajo en la educación, el mayor desafío de un tele-profesor es vencer la barrera de la distancia que lo separa del alumno.

—¿Cómo se recibe la tele-clase de Español - Literatura?

—Me siento satisfecha. Hay una respuesta bastante aceptable. Las opiniones en sentido general son favorables. A veces voy por la calle y un joven se me acerca y me dice que le gustó tal tema; y hay también quien me dice que no le gusta. Esa es para mí la principal medida».

—La Literatura es una de las asignaturas que más se beneficia con el video, pero ¿el Español, la ortografía...?

—En preuniversitario el nivel de profundización del programa está en la Literatura, mientras que en la secundaria básica la balanza se inclina hacia la lengua materna.

«Es indudable que para la Literatura la posibilidad de la imagen, de poder usar una película, un documental, el sonido... es fundamental. Pero la lengua materna podría ser menos beneficiada con la clase por televisión.

«Por ejemplo, la ortografía puede beneficiarse en cuanto a crear la motivación de la joven o el joven por aprender —porque si la considera una bobería nunca avanzará—; tiene que tener claro que escribir bien forma parte de la buena imagen.

«Sin embargo no hay retroalimentación, no se pueden medir los avances. Por eso un tele-profesor no es nada sin el apoyo del maestro del aula».

—¿Qué les recomendaría a los jóvenes profesores?

—Dos cuestiones. En primer lugar que el profesor no se puede olvidar que tiene un alumno delante y que su trabajo es formarlo. Su misión está en función de otra persona.

«Lo segundo es que el maestro tiene que estudiar siempre, pues su trabajo se lo exige. Si respeta y ama a sus alumnos no puede tener descanso; debe estar actualizado».

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