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Ratifica encuentro contra los TLC que la batalla contra la hegemonía yanqui no ha terminado

Los líderes de los movimientos sociales presentes en el VII Encuentro hemisférico de lucha contra los TLC, afirman que la batalla no está terminada  América Latina frente a sus nuevos retos

Autor:

Yailé Balloqui Bonzón

Los movimientos sociales y populares latinoamericanos buscan estrategias comunes. Foto: Roberto Meriño La lucha contra los TLC en Latinoamérica no puede detenerse, compulsada ahora no solo por las advertidas vicisitudes que han provocado los tratados bilaterales firmados por algunos países con EE.UU., sino por el costo adicional que significarían las asociaciones del mismo corte promovidas ahora por la Unión Europea.

Centroamérica, zona del hemisferio donde Washington logró un tratado regional, se aboca ahora a la III Ronda de negociaciones con el Viejo Continente. Por ello, los líderes de los movimientos sociales presentes en el VII Encuentro hemisférico de lucha contra los TLC, ratifican que la batalla no está terminada.

El tema abrió los debates de la cita y permitió pasar revista al precio que los pueblos centroamericanos y República Dominicana están pagando por ser parte del DR-CAFTA, el tratado regional con el Norte.

Algunas de las cifras presentadas por Jorge Coronado, de Costa Rica, resultan suficientes para demostrar la falacia de la bonanza prometida. Los ingresos se redujeron en todo el istmo; en El Salvador y Nicaragua, la inversión directa ha disminuido después de entrar en vigor el acuerdo, y las remesas familiares de quienes emigraron siguen tendiendo a convertirse en el principal instrumento para el equilibrio de las respectivas economías.

Esa realidad cobra tintes relevantes en México, nación que estrenó la práctica presuntamente «liberadora» de mercados con su entrada al TLCAN, y donde los envíos de dinero de los emigrantes significaron en 2006 un total de 24 000 millones de dólares: ocho millones más que la entrada de inversiones extranjeras. «Los 575 000 mexicanos que cada año salen rumbo a EE.UU. afirmó Marco Antonio Velázquez Navarrete, secretario ejecutivo de la Red Mexicana de Acción contra el Libre Comercio, son los únicos que entran al Primer Mundo».

Los números son más elocuentes cuando se hurga en la vida de la ciudadanía. La economía campesina ha sido desmantelada por importaciones masivas que han hecho trizas a los productores de granos básicos y disparado los precios, dando todas las ganancias a las transnacionales exportadoras de frutas y flores. Pierden los trabajadores rurales. En tanto, el creciente trabajo informal en las ciudades, al que acuden quienes no tienen empleo, se criminaliza con la persecución contra los ilegales vendedores de marcas.

Las urgencias no son menores en Perú, único país de la zona andina con el TLC concretado y al que EE.UU. exige aún más concesiones para su entrada en vigor, y donde cobran fuerza las demandas rurales frente al alza de los productos de primera necesidad; las cosechas son mal pagadas y hay dificultades para colocarlas en el mercado, mientras la «apertura» comercial extiende las cadenas expendedoras a favor de los productos foráneos. Por si fuera poco, también allí los líderes sociales miran con preocupación la ofensiva de la UE por lograr TLC que, se estima, harán aún más caro e inasequible el acceso a servicios vitales como el agua y la electricidad.

Las batallas hasta hoy derrotaron el ALCA, pero no siempre lograron frenar los TLC bilaterales. En ese derrotero, sin embargo, quedaron otros saldos positivos que deben ser potenciados ahora, cuando Europa amenaza.

En Costa Rica, el combate para evitar la entrada del país al CAFTA rompió las reglas del juego y el esquema de dominación tradicional, y dejó un nuevo sujeto político: los comités patrióticos.

En opinión de María de Luz Vidal, una de las dirigentes de la campaña por el NO en el referendo, aunque hay un repliegue de fuerzas, «queda mucho coraje acumulado y la conciencia de que solo se pierden los pueblos que se cansan».

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