Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La maldición de Kukulcán

Autor:

Margarita Barrios

El país ha diseñado una Norma de Carga de Vientos que establece los requisitos para levantar todo tipo de edificaciones, teniendo en cuenta los lugares, las características del terreno, su geografía, los materiales y otros muchos elementos... Pero no siempre se cumplen

Molidos, como si de galletas aplastadas con un rodillo se tratara, lucen hoy muchos techos de Pinar del Río, tanto de tejas de asbesto-cemento como aquellas minúsculas criollas que fueron levantadas por la fuerza de los vientos del dios Kukulcán, el creador de los ciclones según la mitología maya.

Muchas son las familias que se han quedado sin cobija, y que ahora esperan recibir los recursos necesarios con qué taparse del cielo, ese mismo desde el cual les llegó la furia de un meteoro que no creyó en techumbres, puertas, ventanas e incluso en no pocas paredes, torres de telefonía y electricidad...

Muchos consideran que la tragedia, dada la magnitud del huracán, casi era inevitable. Otros, en cambio, se asombran de ver techos de asbesto-cemento o tejas que sí resistieron, mientras que otros se doblegaron al paso de Gustav.

Los más ahora se preocupan por lo inmediato: volver a techar, y esperan que esta vez las planchas que coloquen logren resistir los vientos. Pero ¿cómo hacerlo?

Asbesto sin todo el cemento

Muchas tejas criollas se caen por el inadecuado montaje. La insularidad de la mayoría de las islas del Caribe, el desarrollo sustentado en el turismo y la agricultura, así como los fenómenos naturales frecuentes, hacen de esta zona del mundo uno de los lugares más vulnerables ante fenómenos naturales como tormentas tropicales, huracanes y penetraciones del mar.

Muchas de estas consideraciones están recogidas en un informe presentado en la Conferencia de Consenso sobre Normas Técnicas de Construcción en el Caribe, documento elaborado por cinco especialistas de la región, entre ellos de países como Barbados, Martinica, Trinidad y Tobago, Jamaica y Cuba.

En el caso de nuestra Isla participó el Doctor en Ciencias Carlos Llanes Burón, director del Centro de Estudios de Construcción y Arquitectura Tropical (CECAT), del Instituto Superior Politécnico José A. Echeverría (ISPJAE).

El experto indicó que el país ha diseñado, entre otras muchas regulaciones, una Norma de Carga de Vientos NC-285-2003, la cual establece los requisitos para levantar todo tipo de edificaciones, teniendo en cuenta los lugares, las características del terreno, su geografía, los materiales que se utilizarán y otros muchos elementos.

Sin embargo, como reconoce Llanes Burón, autor de esta Norma, las especificaciones planteadas en la regulación no siempre se han cumplido.

«Las dificultades de los últimos años y especialmente el bloqueo de Estados Unidos, han impactado fuertemente la construcción de viviendas en el país, y a veces por desconocimiento, otras por la real falta de recursos y otras por la premura, se violan normas técnicas en las construcciones», subrayó.

Otro elemento que influye en esta situación ha sido recurrir a modos de construcción más baratos y por ende más rápidos para solucionar el agudo déficit de viviendas que tenemos, que se incrementa también debido a los desastres naturales.

Estos elementos, de los cuales el más expuesto son las «cubiertas ligeras», ya sean de fibrocemento, estructuras metálicas, tejas criollas o papel de techo, son especialmente vulnerables ante fuertes vientos.

«Hay inestabilidad y falta de preparación en la fuerza constructiva, y mucho desconocimiento de lo que se debe hacer, a lo cual se une que a veces no se utilizan, por diversas causas, la cantidad de materiales constructivos requeridos o se desconocen normas técnicas elementales. Y todo ello influye en la calidad y por tanto la resistencia de una construcción», señala la Doctora María Luisa Rivada, especialista del CECAT.

A veces, explica el Doctor Llanes, se trata de hacer fibras de asbesto-cemento solo un poco más gruesas, con lo cual aumentaría mucho su resistencia, o echarles el cemento que llevan y utilizar las fibras adecuadas para hacer las planchas.

«Aquí mismo en nuestro laboratorio de la CUJAE hicimos diversas pruebas de tejas de asbesto, para verificar su resistencia, y las había muy buenas, pero otras se nos deshacían cuando las cargábamos para colocarlas en la máquina de verificación», recuerda el Doctor Llanes.

Ángulos agudos

En los inmuebles, si se pierde el techo, el viento penetra y destruye también puertas y ventanas. Poner las tejas de asbesto adecuadamente supone, entre otros requerimientos, anclarlas como se debe, colocándolas con una arandela situada en el tornillo a ambos lados de la placa, y entre estas una goma para amortiguar el movimiento de la plancha.

Igualmente es importante que se ponga en la curva superior que hace la plancha, y que estas no se superpongan demasiado entre sí, para evitar que los embates del viento las hagan chocar y las partan.

A su vez, las del borde siempre deben estar mejor ancladas que las que están hacia adentro de la edificación, pues sufren más las ráfagas de aire; mientras que el ángulo del techo debe tener una inclinación mayor a los 22 grados, e incluso mientras más agudo sea este ángulo mucho mejor, pues así ofrece menor resistencia al viento.

«Lo anterior explicaría por qué son tan resistentes los llamados “varentierras”, construcciones de guano típicas del campo cubano, que a pesar de ser aparentemente frágiles resisten muy bien los temporales, por el ángulo del techo, por ser muy bajas y por estar cerradas a ambos lados con pequeñas paredes de tablas de palma, las cuales son muy fuertes», reflexiona Llanes.

La forma de los techos es también determinante, ya que ofrecen mayor seguridad los construidos «a cuatro aguas» y a dos, que los de un solo plano. Y se debe evitar que los portales o colgadizos sobresalgan demasiado. Mucho menos pueden estar ensamblados de forma continua al techado de la vivienda, ya que al ceder las tejas de los portales inmediatamente tienden a irse las del techo de la casa.

Otro elemento importante, asegura el profesor Llanes, es que la cantidad de tornillos debe ser mayor hacia los bordes externos de las planchas, tanto en las de asbesto como en las metálicas.

En las de asbesto, explica, un error muy frecuente es utilizar un clavo y un martillo en vez de un taladro para abrir los huecos por los que pasan los tornillos, «lo cual es un grave problema, pues las agrieta y raja, a veces de forma imperceptible, pero ceden cuando el viento sopla».

El especialista asegura que uno de los fenómenos más frecuentes en las tormentas tropicales y huracanes es que alguna parte de la edificación, ya sea un fragmento de teja, una ventana o puerta «se vaya», con lo cual se mete el viento dentro de la edificación provocando un efecto de succión que puede desbaratar el resto del techo e incluso las paredes del inmueble.

Por eso en medio de una tormenta hay que evitar a toda costa que se introduzca el aire dentro de la construcción, algo que a la gente a veces se le olvida, y cometen la imprudencia, hasta por curiosidad, de abrir una puerta o ventana para mirar hacia afuera.

También las impermeabilizaciones pueden ceder, según María Luisa Rivada, quien enumera como las causas más comunes la mala colocación del papel de techo, «que no puede estar solamente pegado, sino anclado por todo el extremo al techo, ya que solo con el asfalto no basta, pues al castigarlo el sol se cristaliza, y hasta sin necesidad de un ciclón se va cayendo.

«Si son tejas criollas, lo más común es que se pongan una sobre otra, sin ningún mortero que las aguante, o sin engancharlas entre sí de alguna forma, por lo cual al paso de poderosos ciclones se ven como si estuvieran molidas», explica la profesora del CECAT.

¿Torres que resistan?

Debajo del radio de las torres eléctricas de alta tensión está prohibido construir. Como si un niño travieso y gigante se hubiera dedicado a jugar con ellas, decenas de torres de alta tensión eléctrica fueron «retorcidas» por los vientos de Gustav a su paso por Pinar del Río.

«La primera enseñanza, y lo pudimos apreciar ahora con el huracán Gustav, es que ninguna edificación puede levantarse en el radio de una torre eléctrica, porque estas son muy susceptibles a caerse con grandes vientos», dice el profesor Llanes.

—¿Pueden construirse torres de este tipo que resistan huracanes?

—A nivel internacional este tipo de construcciones se hacen pensando en aguantar vientos de un huracán fuerza dos e incluso fuerza tres.

«Más allá de eso sería económicamente muy costoso levantar torres más resistentes, que tuvieran elementos de mayor grosor y peso, y por tanto una base mayor, y más altura, una ecuación que matemáticamente es muy cara».

—Sin embargo algunas torres resisten más que otras...

—Porque en un huracán los vientos no siempre se comportan igual, e independientemente de que también hay variaciones en la calidad de las estructuras, los ciclones llevan dentro de sí tornados que pueden atacar directamente una torre.

«A su vez, muchas tienen una gran cantidad de cables, sobre todo las metálicas, los cuales les ofrecen más resistencia al viento. Y por supuesto, si una cae, los cables arrastran a la otra; por eso muchas no se caen, sino que se parten y retuercen por su cuarta parte.

«En el caso de las de televisión, radio y telefonía no se puede olvidar que fueron diseñadas para una cantidad determinada de antenas y parábolas, que han ido creciendo y por tanto aumentando los elementos que les hacen resistencia a las ráfagas de aire».

El experto agrega que los postes de electricidad y teléfono, en la premura por subsanar afectaciones, a veces se colocan sin seguir los parámetros adecuados; se entierran sin colocarles primero una base de cemento, y hasta se empotran sin la suficiente profundidad.

«Los de madera, por ejemplo, al ser más flexibles, generalmente se derrumban y no se parten, como sucede con los de concreto; sin embargo, en los dos casos es determinante cómo han sido colocados y a la profundidad que fueron enterrados».

Bernouille y los anclajes

Otro elemento muy frágil cuando se trata de resistir un huracán son las puertas y ventanas de una edificación, cuyo mayor problema está en el deficiente anclaje que tienen, lo cual las convierte en simples veletas ante el soplido huracanado.

Todo el aire contenido en «los pulmones» de un ciclón pudiera ser resistido por uno de estos aditamentos si se anclaran de manera correcta, mediante una fórmula que indica que mientras más al borde de un inmueble o a mayor altura esté una puerta o ventana, mayor debe ser su anclaje.

«Los tornillos o pernos deben colocarse en los cuatro extremos, tanto a los lados como arriba y abajo, y deben ser más o de mayor grosor, cuanto más alto esté ubicada la armazón», recomienda Llanes.

«Tampoco deben clavarse los tornillos, como muchas veces se hace, sino atornillarlos adecuadamente, y en el caso de los pernos echarles abundante cemento. Incluso una reja delante de puertas y ventanas ayuda, porque evita que elementos voladores choquen contra ellas y las destruyan.

«Si uno se fija bien, para asegurar una puerta o ventana en ocaciones no basta con clavar maderas en crucetas detrás, porque lo que se lleva no es el cerrojo o las persianas, sino toda la estructura. Cuando eso sucede no falló la armazón, sino su anclaje».

Otra recomendación muy importante es que las puertas de entrada y de salida de una casa se construyan en línea recta entre sí, pues si falla una, se debe abrir la otra para que el aire salga, en aras de evitar el efecto enunciado en el Teorema de Bernouille, que relaciona un aumento en la velocidad de flujo con una disminución de la presión y viceversa.

«O sea, que si el aire corriera libremente y en línea recta dentro de una edificación, aumentaría la presión en esta y por tanto succionaría el techo, aguantándolo. De lo contrario, si penetra sin encontrar salida, puede provocar una implosión y desbaratar el techo, otras puertas o las ventanas», explica el Doctor Llanes.

Otra confusión frecuente, según el experto, es creer que el empapelado de ventanas de vidrio va a protegerlas contra los vientos mayores. «Eso solo logra que el cristal no se fragmente en pedazos y pueda herir a alguien. Para hacerlos más resistentes los cristales deben ser de tamaño pequeño».

Alerta necesaria

Con el paso del tiempo y de los huracanes, los cubanos han ido adquiriendo determinada sabiduría popular sobre cómo protegerse ellos mismos y sus viviendas de los fuertes vientos que traen estos meteoros.

Mientras algunos buscan métodos artesanales, como reforzar las tejas con palos, cabillas y tensores para evitar que cedan, otros utilizan sacos de arena, que al mojarse se convierten en pesos muertos muy útiles... mientras dura la tormenta.

«Sí, porque en muchas ocasiones se olvidan después de retirarlos y entonces van debilitando las planchas de asbesto con su peso, rajándolas imperceptiblemente, y al próximo vientecito se parten», alerta el doctor.

Él considera que cualquier opción para reforzar los techos es bienvenida, siempre que se haga siguiendo las normas técnicas adecuadas.

Si se trata de techos de cubierta ligera no basta con reforzar uno o varios, hay que hacerlos bien todos, pues cuando se desbarata alguno genera una cantidad de pedazos de tejas que se convierten en objetos voladores que a su vez parten las otras fibras y hasta pueden convertirse en proyectiles mortales.

En el caso del cableado eléctrico y telefónico lo ideal es que fuera completamente soterrado, pero mientras eso llega debe tratar tenderse acorde con los parámetros que rigen su instalación, para evitar la caída de postes que interrumpen estos servicios, pero también destruyen casas e inmuebles.

Quizá las cubiertas ligeras sean especialmente vulnerables a los fuertes vientos, pero ni la necesidad por solucionar los problemas de vivienda o por darles techo a quienes lo han perdido todo, ni la falta de recursos, deben impedir el cumplimiento de los requerimientos técnicos que garacticen una mayor protección a los inmuebles.

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