Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Las casas castigadas de Vueltabajo tras Gustav y Ike

Autor:

Zenia Regalado

Suman 113 868 las viviendas afectadas por varios meteoros en Pinar del Río desde 2002 a la fecha

LOS PALACIOS, Pinar del Río.— Duele caminar el barrio El Mosquito, en calle décima final, Los Palacios. Aquí y allá las casas fueron apuntaladas con lo que quedó después que Gustav y Ike arrasaron casi todo.

Pocas viviendas quedaron en pie, pero abunda la solidaridad entre la gente y bien lo sabe María Jesús Mujica, quien con su hijo de 12 años vive en una facilidad temporal que ahora también perdió la cubierta y la dejó con la luz de la luna como techo.

«Trabajo duro, siembro arroz en la costa y yo misma preparo la tierra. Ya mi arroz estaba en la cogida pero el agua se lo llevó todo; la suerte es que la gente nos ayuda. Tengo mi fogón pike y cocino con él. El niño está en la Secundaria y cuando regresa ya viene merendado y muchas veces le dan yogur».

Marilyn García es la presidenta del CDR de este barrio que tenía 46 casas, de las cuales 39 sufrieron derrumbe total y vieron reducidas sus dimensiones a pequeños cuartos.

«Pensé que tenía casa, pues solo tiene un año de construida, y le dije a 12 vecinos que vinieran para acá; pero el viento se llevó el techo. A mi hijo y a los dos de mi primo los metimos en el baño y después dentro de un closet.

«Es cierto que muchas de las viviendas estaban muy malas; pero la de William Álvarez Camero era de mampostería y fibra. Fue derrumbada totalmente y él quedó en una situación muy mala, solo, con dos niñas de seis y siete años, pues es viudo; pero el Estado ha priorizado su caso».

Tres niños que viven con sus familias en las mencionadas naves durmieron unos 20 días en la casa de Marilyn, tras el paso de los meteoros. La gente tiende la mano al de al lado.

Casualmente supimos que ella, su esposo y su hijo prestaron su vivienda a un primo, la esposa de él, Mirelys Esquijarrosa, y dos hijas. De ello nos enteramos por la misma Mirelys, en el seminternado del cual es auxiliar pedagógica.

—La casita de nosotros era una facilidad temporal que está aquí al lado —relata Mirelys—. No fue la única perjudicada, también la de la maestra Yudith Ruiz, cuyo esposo aprovechó la madera del derrumbe y con unos clavos que le dieron levantó un cuartico para ellos y su niña.

La presidenta del CDR vive ahora provisionalmente con su papá. «Todo el mundo quiere tener su privacidad; pero si hay que reacomodarse para ayudar a otros, se hace», afirma.

En una libreta conserva apuntes de las tres donaciones que se han repartido y en las que se priorizó a los enfermos y más necesitados, porque los requerimientos superan los recursos.

Nos llamó la atención cómo estas dos mujeres hablaron un poco por todos, y no solo de sus propias familias: es el amor al prójimo, que no siempre encuentra apellidos cuando queda en el campo de las generalizaciones.

En cualquier otro barrio de la periferia las vivencias son parecidas. El 79 por ciento del fondo habitacional de Los Palacios fue afectado por Gustav y Ike; quiere ello decir que de 13 400 viviendas, 10 482 fueron perjudicadas.

Se activaron en el territorio las llamadas «brigadas polígono», controladas por la Empresa de Mantenimiento de la Vivienda. Se trata de que un grupo de vecinos levante las facilidades temporales de todos, aunque aún es insuficiente la cantidad de cemento para entregar cinco sacos a cada familia que no haya podido rescatar el piso.

Pocas horas después de que los huracanes devastaran Los Palacios, ya el contingente Blas Roca trabajaba colocando techos. Este territorio ha recibido más de 27 000 tejas infinitas; pero los daños sobrepasaron todo pronóstico.

El susto de las embarazadas

En el consejo popular Sierra Maestra, uno de los más perjudicados, conversamos con la delegada del Poder Popular de la circunscripción 71, Leidy Lara Pérez, de 22 años, quien ha tenido un difícil estreno en su responsabilidad.

Ella vivía en una facilidad temporal que perdió el techo durante Gustav y Ike; pero ya le entregaron fibras negras para que la familia no estuviera a la intemperie.

Lo mismo ocurrió con muchas personas que fueron evacuadas en la iglesia, una buena parte de ellas residentes en el lugar conocido como Resplandor, que ha recibido también la ayuda de la Cruz Roja.

—Hubo problemas con la limpieza de las zanjas —refiere Leidy Lara—; pero ya se sanearon y los escombros fueron recogidos. Los afectados son muchos y no a todos se les ha podido entregar materiales en estos momentos para hacer al menos un cuartito.

En esta zona, Odalys Machado tiene dos hijas jovencitas, casadas y con 31 y 32 semanas de gestación. La casa de madera y guano se derrumbó y solo les quedó un cuarto de bloques atrás. Con partes de fibra le pusieron el techo y allí viven.

«No parieron de milagro, pues el susto fue grande. A todos nos evacuaron en la iglesia y en la bodega», comenta Odalys, quien confiesa que pasó casi una semana llorando todos los días, pensando en la situación de la familia y de las dos niñas que pronto nacerán.

A cada una de sus hijas le dieron un colchón. Hilda, su vecina, le prestó a una de las muchachas varios metros de tela para pañales, pues su hija, que también está embarazada, ya tiene varios guardados.

Y así anda la gente, ayudándose. Vecinas de la calle 28, como Carmen y Milagros, convirtieron sus casas en aulas de alumnos de preuniversitario, variante que contribuye a que los muchachos no se atrasen en los estudios y a que la familia pueda trabajar.

Amparos en cualquier sitio

En las naves del antiguo hospital psiquiátrico de Pinar del Río, en la periferia de la cabecera provincial, viven 18 familias.

Regla Esquivel Díaz, quien vive allí con una hija embarazada y otros familiares, comenta a los reporteros que su casa ya fue terminada por una brigada que trabaja en el reparto Comandante Pinares, conocido como La Guanajera, pero que aún no se la han entregado porque no tiene dónde descargar las aguas albañales, y tampoco posee instalación eléctrica.

Saco grande de problemas

La provincia ha recibido 50 petrocasas de Venezuela, 38 de estas para Los Palacios. Pablo Véliz, director de la Vivienda en la provincia de Pinar del Río, tiene una carpeta de datos que pesan como anclas, por la magnitud que encierran.

Gustav y Ike, según cifras preliminares, provocaron 98 278 afectaciones; de estas 18 625 constituyen derrumbes totales. De la cifra global se han resuelto 9 449 y se han construido más de 12 000 facilidades temporales, de estas 3 309 en Los Palacios y 2 023 en Consolación.

El 43,4 por ciento del fondo habitacional de Vueltabajo fue dañado por los dos últimos huracanes.

La provincia tiene alrededor de mil personas en cuatro albergues (tres en el municipio de Pinar del Río y uno en San Cristóbal).

Véliz señala que como elemento alentador se espera la entrada de una brigada de constructores con 15 camiones, dos buldóceres y cargadores que trabajarán en el sistema de la Vivienda.

También constituye un respiro la entrada de 50 petrocasas, desde Venezuela, 38 de las cuales se asignaron a Los Palacios, cuatro al Cabo de San Antonio e igual número a Cortés y a la comunidad El Mambí, en San Cristóbal, las cuales serán ubicadas en sitios de fuerte impacto de los vientos, con el objetivo de que desempeñen también una función experimental.

La gran industria y la local

La producción y comercialización de piedra, arena sin beneficiar, arena sílice, carbonato, piedra triturada y elementos de pared (bloques de hormigón y ladrillos) es tarea de la Empresa de Materiales de Construcción de Pinar del Río, que tiene cerca de mil trabajadores y cuyas instalaciones también fueron dañadas.

Alberto Ceballo Santo, director técnico de dicha entidad, precisó que las cuatro fábricas de bloques de hormigón y ladrillos de barro ya producen, y esperan duplicar el plan, aunque la demanda es colosal. Solo una casa de dos cuartos necesita alrededor de mil bloques de hormigón.

Según el experto, en contingencias tan serias como las actuales bien podría explotarse más la industria local, a nivel de comunidades para hacer dichos bloques.

Anteriormente a nivel de comunidad se fabricaban hasta ladrillos prensados, pero este método ya no se ve en ninguna parte.

Bien valdría la pena pensar en ello, pues la industria de materiales no solo depende de la capacidad instalada, sino del aseguramiento, el equipamiento tecnológico, el combustible...

El combinado de losas de azotea y bloques aligerados de San Cristóbal se quedó sin techo y sufrió serios daños en sus instalaciones, por lo que demorará en producir.

Las tres fábricas de pisos (dos de mosaico y una de baldosa) ya producen, al igual que la de tubos de hormigón y las de terrazo y cemento cola.

La recuperación de la vivienda es una tarea harto difícil; pero no imposible. En Pinar del Río se buscan todas las variantes posibles para ello.

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