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El Consejo Militar exhortó a llevar las experiencias obtenidas en cada territorio a los planes de mitigación de desastres. La necesidad de tomar conciencia de las pérdidas millonarias que representan los huracanes que azotan al país, y la creación de las condiciones mínimas indispensables para seguir reduciendo sus efectos devastadores, formaron parte de las conclusiones del Consejo Militar del Ejército Occidental, efectuado en la sede de su Estado Mayor, en Ciudad de La Habana.
Presidido por el general de división Lucio Juan Morales Abad, jefe de dicho Ejército, a la reunión también asistieron los miembros del Buró Político del Partido, general de cuerpo de ejército Álvaro López Miera, viceministro jefe del Estado Mayor General de las FAR, y Pedro Sáez Montejo, presidente del Consejo de Defensa Provincial de Ciudad de La Habana.
Además, estuvieron presentes el general de división Ramón Pardo Guerra, jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, y los presidentes de los Consejos de Defensa de La Habana, Pinar del Río y del Municipio Especial Isla de la Juventud.
El informe «Experiencias del enfrentamiento y la respuesta a la recuperación de los daños provocados por los huracanes Gustav y Ike», fue presentado por el general de división Roberto Legrá Sotolongo, jefe del Estado Mayor de ese mando de las FAR.
Se puso énfasis en aspectos tales como la capacidad de los consejos de defensa para enfrentar la recuperación, particularizando en la organización, la dirección y la cooperación en el trabajo de evacuar oportunamente a la población y en el enfrentamiento a los efectos causados por los huracanes.
Entre las recomendaciones dadas figura la conclusión de los estudios de riesgos en cada territorio, para reducir las vulnerabilidades y evitar pérdidas de vidas y de recursos materiales.
Se debatieron aspectos como el aprovechamiento del Ejercicio Meteoro 2009 para continuar preparando a los órganos de dirección, a las personas en general y a las instalaciones que lo requieran, en correspondencia con la situación particular y las necesidades específicas de cada territorio.
Se demostró que «aún quedan vulnerabilidades que no han sido estudiadas a profundidad, por lo que hubo daños a numerosas instalaciones y fue necesario tomar medidas inmediatas durante la recuperación».
Se evidenció también que las medidas previstas en los planes aseguran la reducción de las posibles afectaciones ante fenómenos meteorológicos como los analizados.
«No obstante —apuntó en su informe el general Legrá— es conveniente y necesario continuar aplicando las experiencias obtenidas en los diferentes eventos de este tipo y llevarlas a los planes de forma concreta en cada territorio».
Entre las dificultades, se señaló el deficiente sistema de drenaje que aún existe en poblados y ciudades del territorio del Ejército, lo que no satisface las necesidades del desarrollo urbano actual. Igualmente se analizó que con respecto a los árboles de gran porte, no existe una poda sistemática y oportuna que impida que sus ramas destruyan los tendidos eléctricos, las comunicaciones y las viviendas.
«Aún son vulnerables algunos sistemas eléctricos que aseguran las grandes fuentes de abasto de agua; se producen interrupciones y desprendimientos de líneas eléctricas, y la agricultura y sus instalaciones son duramente afectadas por los vientos y las intensas lluvias», se consigna en el informe presentado en el Consejo Militar.
El Consejo abogó por trabajar duro en la disminución al mínimo posible de las vulnerabilidades que todavía quedan, para beneficio de la vida humana y de la economía nacional.
