Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Sin mucho tiempo para pensar en el Oriente de Cuba

De haberse formado un tsunami tras el reciente terremoto en Haití, hubiera transcurrido menos de una hora para su llegada a la costa oriental cubana

Autores:

Amaury E. del Valle
René Tamayo León

Aunque la tierra tembló este martes en la vecina isla de La Española y pocos instantes después se emitió un aviso de tsunami para varios países del Caribe, los especialistas creen que por el momento es ínfimo el peligro de que un fenómeno de este tipo afecte la región oriental de Cuba.

¿Qué peligro real hay de que un tsunami o un terremoto de gran intensidad afecten a la isla? ¿Se pudiera predecir con antelación? ¿Fue justificada la movilización en la costa oriental? ¿Qué preparación existe para enfrentar desastres como esos?

De estas y otras interrogantes, surgidas a raíz del devastador fenómeno que asoló a Haití y que se hizo sentir también en algunas regiones de Santiago de Cuba y Guantánamo, JR conversó vía telefónica con Bladimir Moreno, director del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS), ubicado en el oriente del país.

—¿Cómo fue posible que en pocos minutos se conociera y se movilizara a la población tras la alerta de peligro de ocurrencia de un tsunami?

—La alerta fue emitida por el Centro de Alerta de Tsunami del Pacífico, en Hawai, una institución que cuenta con una red global de estaciones sismológicas, las cuales detectan de forma automática la ocurrencia de un terremoto y calculan su tamaño, epicentro, zonas de impacto y consecuencias inmediatas.

«A partir de su detección, y dado que cualquier terremoto con un tamaño mayor de siete grados en la escala de Richter que provoque una fractura del lecho marino puede potencialmente provocar un tsunami, fue que se decretó la alerta.

«En pocos minutos esa información fue transmitida a la red de estaciones sismológicas del área y a los medios de prensa, y la Defensa Civil decretó la evacuación preventiva de las personas».

—¿Pero en este caso el epicentro del terremoto no estuvo en el mar, sino en la tierra, a unos 15 kilómetros de Puerto Príncipe, en la zona sur de Haití?

—Es real, pero cuando la red de estaciones sismológicas detectó el terremoto, en lo que se obtenía información más precisa, como estaba cercano al mar, era mucho mejor decretar una alerta para salvaguardar ante todo las vidas humanas que pudieran verse en peligro.

«Un tsunami genera una gran ola que avanza a velocidades muy altas, hasta de 700 kilómetros por hora. En dependencia de la magnitud y del epicentro del terremoto, y siempre que sea mayor a siete en la escala de Richter, se genera una alerta para las zonas que pueden verse afectadas».

—O sea, que en este caso la alarma estuvo justificada.

—Totalmente, ya que cuando el terremoto en Haití el peligro de tsunami era latente. De haberse formado, apenas hubieran transcurrido unos 40 minutos o a lo sumo una hora para su llegada a la costa oriental cubana. En ese caso, no hay tiempo para pensar. Las decisiones rápidas son vitales».

—¿Por qué no se formó un tsunami?

—La formación o no de un evento de este tipo tiene que ver con varias variables, entre estas la potencia del terremoto, que el epicentro esté en el mar o el tipo de mecanismo de ruptura de la fuente sísmica, o sea, la «dirección» del sismo.

«Al ocurrir el terremoto, si hubiera estado el epicentro en el mar y cerca de la superficie, el lecho marino se podría haber fracturado. Si la dirección de esta fractura es vertical, ocurre un desbalance del fondo, creándose una gran masa de agua que genera una ola que se desplaza a grandes velocidades.

«Cuando esta se acerca a la costa su velocidad disminuye, y en dependencia de la batimetría o topografía del fondo marino, crecerá más o no la altura de las olas. Si la pendiente marina es suave, mayor será la altura de las olas formadas, y por ende más destructor el tsunami.

«En el caso específico del destructor terremoto de Haití, el epicentro estaba en la tierra, pero con tan poco tiempo y sin datos precisos, era mejor dar la alarma».

—¿Corremos peligro todavía de que un tsunami afecte las costas orientales cubanas?

—Aunque han existido algunas réplicas posteriores al terremoto, al ser este de gran intensidad no es muy posible que pueda repetirse otro evento fuerte, aunque la ciencia de predicción de los terremotos es todavía muy joven y eso tampoco hay que descartarlo.

«De ocurrir, el evento de este martes no sería el temblor principal, sino el precursor de otro mayor. Pero las réplicas que se han dado, que rondan la magnitud cinco en la escala de Richter, no son lo suficientemente fuertes para provocar un tsunami».

Prevenir antes que lamentar

Aunque el evento de Haití podría haber provocado un tsunami en la costa oriental, una de las zonas donde se evacuó rápidamente a las personas fue en Baracoa, en la costa norte. ¿Por qué razón ocurrió esto?

Si bien la decisión de proceder a la evacuación inmediata de las personas corresponde a los órganos de la Defensa Civil, en este caso, según el Director del CENAIS, dada la poca información disponible, el peligro latente y el escaso tiempo, se imponía estar alertas.

«Por supuesto, aquí influye también la historia que tiene esta zona de penetraciones del mar de origen hidrometeorológico, pero a su vez las características del fondo marino, con la costa muy baja, que es diferente a la de la mayoría de la zona costera suroriental. Por esa razón, y ante el poco tiempo, que es el factor más importante aquí, debía evacuarse por previsión a las personas», asegura.

—¿Eso quiere decir que si se hubiera dado el tsunami la costa más afectada sería la suroriental?

—Para el caso específico de este evento sí. Aunque es posible que su impacto no fuera tan grande, pues gran parte de la costa suroriental no favorece la ocurrencia de fuertes tsunamis, dada la cercanía del epicentro y también el tipo de fondo, abruptamente profundo, que propiciaría que las olas no deban crecer mucho en altura. A su vez, la ciudad de Santiago de Cuba, al estar dentro de una bahía de bolsa, estaría menos expuesta porque este accidente geográfico atenuaría las olas».

—¿Han ocurrido tsunamis en Baracoa? ¿Alguno de estos fenómenos ha impactado a Cuba?

—Buena parte de los fondos de la costa norte oriental, y específicamente los de Baracoa, tienen otra configuración, lo que los hace muy susceptibles a la penetración del mar, como ha sucedido en varias ocasiones con el mar de leva, aunque este fenómeno no tiene nada que ver con un tsunami.

«Sin embargo, no se puede descartar totalmente que algún tsunami llegue a afectar a Cuba, como ya ha sucedido en otros momentos de su historia.

«A finales de la década de los 40 del siglo XIX, al norte de República Dominicana, un gran terremoto  provocó una ruptura del fondo, lo cual generó un tsunami que afectó a la costa norte oriental de La Española y a la de Cuba.

No obstante, el tsunami de mayor impacto que ha llegado a territorio nacional podría ser el ocurrido como consecuencia del terremoto de Lisboa, Portugal, en 1755, cuya magnitud estimada fue de ocho. Este generó trenes de olas que atravesaron el océano Atlántico y afectaron al Caribe».

Potencial peligro

Desde el punto de vista sísmico, y más allá de tsunamis, lo que sí está latente en el oriente de la Isla es la posible ocurrencia de un terremoto, de los cuales se han dado varios de gran intensidad.

Al menos una veintena de estos, muy fuertes, han afectado a través de la historia a la región oriental; y específicamente Santiago de Cuba sufrió los mayores en 1766 y 1852, cuya magnitud en ambos casos fue estimada en nueve, por los efectos causados, según recogen crónicas de la época.

El último de gran intensidad fue el de 1932, de 6,2 grados en la escala de Richter, que causó daños al 80 por ciento de las edificaciones, así como 14 muertos y 300 heridos.

—¿Podría ocurrir otro terremoto que afectara al Oriente de Cuba? ¿Es posible predecirlo?

—El peligro siempre está, dada la configuración sismográfica de la zona. Existen algunos indicadores que llevan, por la combinación de muchas variables, a tener una idea de la existencia de condiciones para que se dé alguno, pero todavía nadie puede decir exactamente dónde o cuándo.

«Nosotros, como científicos, estudiamos índices que son monitoreables y cuya unión puede ayudarnos a predecir un posible terremoto en tiempo cercano. Incluso se han usado técnicas de modelaje para hacer predicciones de un año sísmico intenso y hasta de meses, pero ninguna es totalmente exacta o efectiva».

—En el caso de Cuba, ¿se realizan estas investigaciones?

—Tenemos un grupo de especialistas reconocidos en el tema a nivel internacional y poseemos una red de ocho estaciones distribuidas por todo el país, aunque la mayoría de estas están ubicadas en la zona oriental.

«Esas estaciones cuentan con equipamiento para detectar terremotos a nivel local, incluso de menor intensidad y sin que sean perceptibles para los humanos, y además registran cualquier movimiento de tierra con una escala mayor a seis que se dé en el mundo.

«En el futuro próximo está prevista una fuerte inversión para actualizar el equipamiento de estas estaciones y enlazarlas en tiempo real para que puedan recibir y transmitir sus datos con el resto de las estaciones sismológicas del país y del mundo.

«Además, Cuba forma parte de las redes regionales y globales que existen para la predicción y estudio de terremotos y tsunamis, y desarrollamos investigaciones conjuntas sobre estos temas».

—¿Eso podría ayudar a predecir entonces un terremoto e incluso un tsunami que impacte al país?

—Los terremotos, causantes de los tsunamis, son impredecibles. Ese es un fenómeno con el cual hay que aprender a convivir, y la mejor manera de preparase es mitigar los efectos que puedan ocurrir, tanto mediante el tipo de construcciones como con políticas más efectivas de seguridad, alerta, y con la educación de las personas para que entiendan la amenaza que eso significa».

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