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Intensifican medidas contra la influenza A (H1N1) en Sancti Spíritus

En los municipios de esta provincia central cubana funcionan locales preparados para concentrar, bajo estricta vigilancia de especialistas, a pacientes con sintomatología asociada a enfermedades respiratorias de tipo influenza

Autor:

Miguel Ángel Valdés Lizano

JUAN FRANCISCO, Yaguajay, Sancti Spíritus.— La ambulancia, con el niño de diez años, se aleja del gentío, mientras Rita María Rodríguez revive desde la ventana la angustia de otros tiempos, cuando las comadres pretendían cortar con tijeras el rabo de nube, escuchaban el augurio de la muerte mediante las tojosas y corrían hacia el curandero.

Después de algunos minutos, en el horizonte desaparece el carro de la Cruz Roja con Danielito, rumbo al Hospital de Yaguajay, a más de 20 kilómetros. ¡Pobre inocente!, se compadece Rita, en tanto peina la tierra del patio con la escoba de yarey, como para barrer de la memoria otra imagen: antes de 1959, su hermana llegó al mundo con solo dos libras de peso y por poco dispara su primer llanto en medio de la guardarraya…

Tal vez sí existe la maldición en estas tierras, pensaba Rita, a sus 61 años. Decían que la región  padecía la condena de todos los sitios intrincados, tan temidos por los convalecientes.

«Con las enfermedades nuevas, como la tal Influenza, nadie nunca sabe… Pero ¿por qué Danielito, el más travieso de nuestros vecinos en el poblado de Juan Francisco?».

Un nasobuco para el lomerío

Como parte de la estrategia cubana para el enfrentamiento a la influenza A (H1N1), los territorios del Plan Turquino en Sancti Spíritus desarrollan acciones —en coordinación con las instituciones educacionales y los gobiernos locales— para prevenir la enfermedad y detectar tempranamente síntomas asociados, especialmente en los grupos más vulnerables.

La campaña de vacunación contra la gripe estacional, concluida a finales de noviembre, benefició a más 48 000 espirituanos, entre los que se incluyeron pacientes con insuficiencia renal crónica y personas con más de 70 años, residentes en zonas montañosas o de difícil acceso.

Gracias a la labor intersectorial, para la tarea se utilizaron instalaciones alternativas, como salas de video y de rehabilitación, y se emplearon brigadistas voluntarios.

En los municipios también funcionan locales preparados para concentrar, bajo estricta vigilancia de especialistas, a pacientes con sintomatología asociada a enfermedades respiratorias de tipo influenza. Así lo evidencian testimonios como los de Yareny Alayón Pérez, de 23 años, quien con 38 semanas de gestación fue ingresada en Meneses, luego en Yaguajay y en el Hospital Provincial Camilo Cienfuegos, donde recibió tratamiento preventivo, aunque felizmente no se encontraba afectada por la pandemia.

Los trabajadores de la atención primaria de salud representan un eslabón imprescindible contra la epidemia en lugares apartados. Evidencia de ello son las acciones de vigilancia en poblaciones trinitarias como Manaca Iznaga, con cierto riesgo debido a la afluencia de turistas extranjeros.

Los pacientes de esta zona pertenecen al Policlínico de Condado. El joven doctor Leonel Albiza, director de la institución, expuso a la prensa que en su área se han detectado ocho casos sospechosos, entre los cuales se encuentran cinco embarazadas, inmediatamente remitidas y tratadas con Tamiflú.

La doctora Rosalía Herrera, recién graduada, y Ania Rodríguez, enfermera con varios años de labor en las inmediaciones de la Sierra de Bamburanao, demuestran lo efectivos que resultan los barriodebates en la prevención.

Según declaraciones de Eligio Fernández González, epidemiólogo jefe del Puesto de Mando Provincial contra la Influenza, en comunidades distantes como El Pedrero, Topes de Collantes y Mayajigua se refuerza también la vigilancia y la orientación a los montunos.

El directivo reconoce además la respuesta de los gobiernos frente a las limitaciones del transporte.

A pesar de esa realidad, Fernández González distingue a Trinidad y Fomento, con zonas montañosas en el Escambray, entre los municipios más consolidados en el enfrentamiento a la epidemia.

Agrega que la pesquisa, iniciada en octubre entre embarazadas y menores de un año, avanza a más del 96 por ciento en la provincia, pero «sin la ayuda de los consejos populares en el Plan Turquino, se hubiera retardado más».

Danielito le gana a los resfriados

Aquel día en la primaria de Juan Francisco, Danielito Toledo Herrera fue el único ausente. Lo reportaban como primer caso de Influenza A (H1N1) en ese poblado, prometido por Camilo y entregado por la Revolución a los guajiros de la zona. Según cuentan, cada vecino estrenó su casa de mampostería y placa, después de sortear las llaves entre carcajadas.

Las noticias sobre enfermedades vuelan en aquel caserío cercano al antiguo campamento del Señor de la Vanguardia. Sin embargo, Daniel recibió atención inmediata en el hospitalito del pueblo. Luego lo remitieron hasta una instalación habilitada en el batey Narcisa, donde lo trataron especialistas.

Maira Herrera, madre del niño, cuenta el temor de los días iniciales: «Se ven tantas cosas... Por suerte, en tan solo una semana la pandemia pasó sin dejar en él ni escalofríos».

Hoy Daniel responde ante la grabadora de los periodistas, mientras observa a sus amigos, quienes resbalan en yagua desde la loma. Sueños como los de él, desafían a caprichos de curanderos y presagios de tojosas, estornudos amargos de ese virus llamado pasado.

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