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SANTA CLARA, Villa Clara.— Los universitarios, a veces, suelen leer por las exigencias académicas y no por el placer propiamente de la lectura, lo cual les impide apropiarse de los nada desdeñables conocimientos que aportan los libros.
La situación resulta parecida en otros niveles de enseñanza, según se reveló aquí en el IV Encuentro de Promoción de la Lectura, organizado por la Asociación Cubana de Bibliotecarios.
La falta del hábito de lectura conspira contra el fomento de la cultura, el desarrollo del pensamiento y el enriquecimiento espiritual, y en cambio su práctica resulta muy conveniente para contar con una buena ortografía, por citar algunos de sus indiscutibles beneficios.
En el encuentro se expusieron esos criterios como resultado de investigaciones que abarcaron a bibliotecas públicas, escolares, universitarias y especializadas. También señalaron que no siempre se cuenta con el personal calificado en esas instituciones, como resultado de una merma en la preparación del personal para desempeñar esas funciones.
Manuel Delegado Pérez, presidente de la filial de la Asociación Cubana de Bibliotecarios en Villa Clara, precisó que también hay un bajo uso, para cuestiones académicas y en lo investigativo, de la tecnología de la información y comunicación disponibles en las bibliotecas.
De igual forma se expresaron otros participantes, quienes agregaron que muchas veces esa tecnología se utiliza para cuestiones personales.
Como determinante calificó Margarita Bellas, presidenta de la Asociación Cubana de Bibliotecarios, incentivar el hábito de lectura desde la niñez, la etapa más adecuada, porque después resulta más difícil.
En ello debe jugar un rol primordial la familia y la enseñanza primaria, además de que los bibliotecarios deben ser personas amantes de los libros, y trabajar con amor y pasión.
