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Volando a sus anchas

Muchos son los factores que influyen en el alto índice de focalidad del Aedes aegypti en la provincia de Camagüey. JR pulsó estas aristas en diálogo con los pobladores

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.— Muchos son los factores que influyen en el alto índice de focalidad de la provincia de Camagüey, ascendente a 1,7 al cierre del mes de septiembre.

Gran parte de la responsabilidad en que este territorio muestre tan peligrosa cifra —si se tiene en cuenta que el índice permisible en el mundo por las autoridades de salud es de 0,05— recae en el municipio cabecera, con un índice de 1,71.

Ante este S.O.S., JR dialogó con lugareños acerca de los elementos que inciden en que esta provincia mantenga, casi permanentemente, números que no se corresponden con el esfuerzo que realiza el Estado cubano para eliminar aquí este lastre. También el periódico trató de esclarecer si es que autoridades, vecinos y directivos no entienden que la lucha antivectorial es un problema multidisciplinario e interdisciplinario, que requiere, mucho más que esfuerzo y recursos, conciencia y percepción del riesgo en toda la población.

Los cerca de 20 encuestados alegaron que si bien la campaña contra el Aedes aegypti ha mejorado en la calidad del chequeo que realiza el operario a viviendas y centros de trabajo, a esta aún le falta ganar en sistematicidad.

«Cuando hay algún foco en el vecindario el inspector viene más seguido; pero cuando no es así, ellos demoran casi un mes o más en chequear las casas», narró Juana Hernández, vecina del reparto Guernica, de Camagüey.

Igualmente Bárbara Carmenates Betancourt, de calle Matadero número 13, acentuó una arista bien polémica: «La población no se siente responsable de su patio, de su foco y de sus escombros, donde habita el mosquito; y si a esto le sumamos que la basura se almacena en las equinas, aceras y puertas de las casas, porque no se recoge a tiempo por Comunales, el mosquito sigue volando a sus anchas».

Las palabras de Carmenates Betancourt, presidenta del CDR No. 8, zona 2, del Consejo Popular de San Juan de Dios, fue denominador común en las opiniones abordadas para este reportaje, porque tanto en los repartos Villa Mariana, El Porvenir, Nadales, Florat y Agramonte, estos elementos resultaron de los primeros mencionados por los encuestados.

A pesar de lo descrito, ya los operarios no poseen aquella imagen depauperada de antes. «Pueden existir sus excepciones, pero hoy andan con uniforme, enseñan su carné de inspector cuando no se les conoce y exigen mucho más a los moradores», afirmaron varios vecinos del reparto Lenin y del centro de la ciudad.

La práctica ha demostrado que mientras los ciclos de inspección en la comunidad se realicen de manera continuada, con calidad, incluso verificando depósitos de difícil acceso, por estar en alturas, o por tratarse de fosas o desagües fétidos, el índice de afectación baja inmediatamente.

Y así lo certifican vecinas del reparto Nadales y Villa Mariana. «Tuve que limpiar a cubo mi fosa, pues Comunales nunca vino, a pesar de reportarla varias veces, y el inspector quiso ponerme multas hasta de 100 pesos. ¿Cómo pagarla si no tengo quién me la limpie? Este problema no es solamente en mi casa, sino en todo el reparto Villa Mariana», afirmó Neris King Batista, vecina de la calle Juan Agüero.

En calle Mola, del reparto Nadales, Rosa Benavides aseguró: «Aquí esto es terrible con las fosas; los mosquitos no se acaban porque no hay medios para limpiarlas. Estas se mantienen desbordadas y la respuesta de Comunales es que no tienen combustible o que el transporte está roto. Mi fosa está reportada desde mayo, y mientras tanto los patios se inundan, y los mosquitos, aunque se fumigue, campean por su respeto».

Para ambas moradoras, aunque las fosas de sus repartos son criaderos permanentes del Aedes aegypti, existe otro factor que también preocupa a cientos de camagüeyanos: «No hay zanjas en las calles, y por eso el agua se encharca, como laguna, en los viales», afirmaron, a pesar de vivir en los extremos de la ciudad agramontina.

Para Ibex Castellano Jiménez, en la calle San Fernando número 213, algo que puede reducir a cero todo lo hecho por la campaña antivectorial, de la noche a la mañana, son las casas cerradas. «Es un gran problema. Cuando el vecino viene o deja la llave, entonces no están ni los fumigadores ni los inspectores. Hay que ser más exigentes y trabajar con el decreto ley en la mano».

Lo abordado por Castellano Jiménez, quien es la presidenta de su CDR, es un tema candente en la Campaña, pues la cifra de moradas cerradas en la provincia de Camagüey asciende a 3 169, al cierre de septiembre, y solo en la cabecera 2 493 nunca se han abierto a una inspección antivectorial.

Al concluir el reportaje, aunque en este territorio se habían eliminado los macrovertederos de los antiguos mercados agropecuarios El Río, Fábrica de Jabones y Fábrica de Fideos, denunciados por JR en el trabajo El «patiblanco» a sus anchas, publicado el pasado martes 30 de marzo de 2010, hoy pobladores inconscientes vertían indiscriminadamente basura en los alrededores de El Río y de la Fábrica de Fideos, incluso bajo protesta de vecinos.

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