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La resonancia de una sacudida

Este pequeño movimiento telúrico vino a recordar a los villaclareños que, efectivamente, están ubicados en una zona geográfica también sísmica, aunque nunca haya sobrevenido uno de grandes magnitudes

Autor:

Nelson García Santos

SANTA CLARA, Villa Clara.— Si sorpresa causó en Quemado de Güines el sismo perceptible del pasado sábado, su resonancia fue mayor más allá de esa comunidad, por el asombro que causó en muchísimos villaclareños, quienes pensaban que eso de temblar la tierra acá era más ficción que realidad.

Este pequeño movimiento telúrico vino a recordar que, efectivamente, estamos ubicados en una zona geográfica también sísmica, aunque nunca haya sobrevenido uno de grandes magnitudes.

Lógicamente la falta de percepción sobre los sismos en esta provincia se afianza en el mismo hecho de que son eventos que tampoco acontecen con gran frecuencia.

Según el Doctor en Ciencias Tomás Jacinto Chuy Rodríguez, investigador titular del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas de Santiago de Cuba, el ocurrido en Remedios, en 1939, ha sido el más fuerte hasta ahora en Villa Clara.

Tuvo una magnitud de 5,6 grados en la escala de Richter y se sintió también en las provincias de Cienfuegos, una parte de Matanzas y Sancti Spíritus.

También hubo otros moderados en los municipios de Trinidad en 1943, y en Morón, que se apreciaron en gran parte del territorio de cada una de esas provincias (Sancti Spíritus y Ciego de Ávila, respectivamente). Además se han reportado en la zona central cubana en Sagua la Grande e Isabela, Quemado de Güines, Yaguajay, Remedios, Caibarién y Trinidad.

Jacinto Chuy destacó que esas zonas acumulan el mayor registro en Cuba de sismos de baja intensidad perceptibles, además de otros que no lo han sido. Esto, en conjunto, confirma que se mantiene la actividad sísmica en esta área geográfica.

En Villa Clara, a partir de 1 800 ocurrieron, igualmente en repetidas ocasiones, en Corralillo, Manacas, Manicaragua, Rancho Veloz, Vueltas y Santo Domingo, por citar algunos ejemplos. Incluso hubo uno en julio de 1852 en Santa Clara.

Los datos muestran a las claras que tampoco debemos sorprendernos porque tiemble la tierra en Villa Clara, porque en ello no hay nada excepcional.

En nuestro país el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas de Santiago de Cuba se encarga de monitorear ese tipo de fenómenos, además de trabajar para que disminuyan las vulnerabilidades. Con ese fin se cuenta con una norma cubana para lograr construcciones resistentes a los sismos, y con planes sobre cómo actuar a fin de reducir en el mayor grado posible los daños humanos y materiales.

El sismo siempre nos va a sorprender, pero ojalá solo sea como hasta ahora: un temblor nada más que perceptible. Es decir, que se vean mover lámparas o vasos. Y hasta ahí.

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