Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

De jóvenes y para los jóvenes

La Columna Juvenil del Centenario marcó una valiosa impronta en la historia de la Unión de Jóvenes Comunistas, organización que se aproxima a sus 50 años de vida

 

Autor:

Juan Morales Agüero

LAS TUNAS.— Nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias heredaron del Ejército Rebelde no solo su arrojo en el combate, sino también su compromiso con la producción. En la Sierra Maestra, los barbudos alternaban la ofensiva contra las tropas de la tiranía con la construcción de escuelas, talleres, hospitales, panaderías…

Luego del triunfo popular de enero de 1959, el «pueblo uniformado», como llamó el Comandante Camilo Cienfuegos a las FAR, participó, entre otras tareas priorizadas, en la construcción de una ciudad escolar en la serranía oriental.

A partir de 1966, la presencia verdeolivo en los planes económicos y sociales cubanos se hizo notoria. En 1967 se creó la Brigada Invasora Ernesto Guevara. Sus contingentes levantaron campamento en la antigua provincia de Oriente. Limpiaron del odiado marabú cientos de caballerías para ponerlas a producir.

Por entonces intervino la UJC. Su III Pleno Nacional convocó a sus miembros a alistarse en las Columnas Juveniles Agropecuarias para apoyar tareas agrícolas en la provincia de Camagüey, grande, despoblada y urgida de fuerza. También en la entonces Isla de Pinos, afectada por el ciclón Alma. Al unísono surgieron las Columnas Juveniles de la Construcción Ormani Arenado, sumadas a obras priorizadas.

Sin embargo, los colosales proyectos económicos que se llevaban a cabo precisaban de una dinámica capaz de proporcionarles empuje vigoroso y estable a las encomiendas más importantes. Por aquella época, las FAR desarrollaban en los cañaverales agramontinos la Operación Mambí. Pero no se podía afectar por tiempo indefinido la seguridad del país. Así, Fidel y Raúl convocaron a la UJC para reemplazar con sus miembros a los combatientes enrolados.

En ese contexto, y de la mano de esa organización, el 3 de agosto de 1968 se produjo el alumbramiento de la Columna Juvenil del Centenario (CJC) bajo el lema de El relevo no fallará. Tomó ese nombre porque se constituyó un siglo después del inicio de nuestras luchas independentistas contra el colonialismo español.

Un militante de la UJC de la época rememora aquella etapa épica:

«Tengo un recuerdo grato de mi época en la CJC —asegura el teniente coronel jubilado Héctor Lugo, de 69 años de edad—. Fui uno de los desmovilizados del Servicio Militar que se incorporó a sus filas y se fue a Camagüey, a trabajar. Allí me superé mucho. Llegué a formar parte del Estado Mayor como oficial de Operaciones.

«Mi labor consistía en la organización de las estructuras militares, pues la CJC estaba constituida por escuadras, pelotones, compañías… Tenía que ver con la planificación de las tareas productivas en la siembra, cultivo y corte de caña. En esas funciones —y en otras— estuve por diferentes regiones del país».

El nacimiento

Jaime Crombet, vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, estudiaba en la Universidad capitalina en 1965. A fines de ese año fue electo primer secretario de la UJC en la provincia de La Habana. Dos meses después pasó a presidir el Comité Nacional de la organización. Simultáneamente, entre 1968 y 1972 ocupó también la jefatura de la Columna Juvenil del Centenario.

«Esta responsabilidad me obligó a instalarme en la provincia de Camagüey —dijo luego en una entrevista—. Tuvimos más de 40 000 movilizados. Pero no solo allí. Entre 1968 y 1971 se sumaron a la CJC más de 110 000 jóvenes en otros territorios cubanos. Todo ese extraordinario proceso de movilización lo rigió la UJC. Más del 80 por ciento de sus cuadros se involucraron en la tarea.

«El Partido nos ayudó con cientos de dirigentes jóvenes en calidad de jefes —aseguró entonces—. Miles de desmovilizados del Servicio Militar se nos unieron como cuadros de mando. Decenas de oficiales de las FAR ofrecieron asesoría».

Para fortalecer al novísimo contingente, la UJC les dio cauce a las más heterogéneas iniciativas. Los carteles figuraron en la lista. Por su originalidad algunos cobraron carisma en toda Cuba. Uno advertía, alegre: «La juventud presente en la agricultura». Otro era toda una exhortación: «Tu nombre entre los 50 000».

La CJC inspiró por «encargo» al prestigioso cantautor cubano Silvio Rodríguez. El trovador, que a la sazón solía componer música para el cine, participó en la creación de una canción como complemento sonoro de un polémico documental de 1970 del realizador Miguel Torres, titulado igual: Columna Juvenil del Centenario.

Otro notable que vinculó su nombre con la CJC fue Tomás Rodríguez Zayas. «Tommy», como se le conoció en el mundo artístico, comenzó su carrera como caricaturista en el periódico Bayardo, que editaba un grupo de entusiastas de aquella vanguardia productiva joven. Allí, además de dibujos, hizo también de fotógrafo y diseñador.

Resultados

La Columna Juvenil del Centenario brindó aportes significativos en la siembra para la zafra de 1970. Y cuando ese año comenzaron a moler los ingenios agramontinos, sus columnistas echaron abajo más de 550 millones de arrobas de caña para los basculadores.

Una temporada más tarde se había convertido en el contingente de mayor productividad en el corte de la gramínea. De sus filas salieron 73 de los 86 héroes nacionales del trabajo condecorados en aquella zafra. Tamaña proeza dice mucho de su calibre.

Pero no solo se reflejó en el surco su proclividad por el mejoramiento de la economía nacional. La CJC tuvo también una reveladora implicación en la construcción de escuelas en el campo y de industrias diversas junto a miembros de las FAR.

Hay algo más: dentro de la CJC, alrededor de 1 200 muchachos se capacitaron como maestros para impartir clases en la Educación Obrero-Campesina. En total, alrededor de 10 000 de sus miembros obtuvieron durante su estancia alguna calificación.

Precursora de una nueva fuerza

El 3 de agosto de 1973, cinco años después de su fundación, la Columna Juvenil del Centenario se fusionó con las unidades militares dedicadas a la producción. Nació así el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), capaz de incrementar aún más la productividad.

En la entrevista ya citada, dijo Jaime Crombet: «De esas fuerzas surgió aquel ejército, formado para cumplir las misiones propias de un cuerpo armado y otras que para nada se inscriben en el convencional pensamiento militar». Y así, en efecto, ha sido.

La historia conserva la imagen del entonces Comandante Raúl Castro mientras intercambia la gorra del sargento de las FAR Alfredo Luis Fuentes con el sombrero de yarey de Wálter Pupo, miembro de la CJC. Al alzarles los brazos, dejaba constituido el EJT, cuerpo formador de trabajadores y combatientes que ha cumplido decisivamente con el desarrollo de importantes tareas de la producción y los servicios.

En esas grandes luchas

«Hemos hablado de número de hombres. Se han movilizado los jóvenes a través de la Columna Juvenil del Centenario; se han movilizado los estudiantes de nivel medio; de manera que las fuerzas decisivas de esta zafra, las fuerzas fundamentales, son los obreros y campesinos movilizados, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, la Columna Juvenil del Centenario, y los estudiantes de los institutos tecnológicos y preuniversitarios. Esas son las fuerzas decisivas», sentenció Fidel en el discurso que pronunciara el 4 de noviembre de 1969 a soldados y oficiales de las FAR que tomaron parte en la zafra de los Diez millones.

Y en la clausura del II Congreso de la UJC, el 4 de abril de 1972, el líder histórico de la Revolución significó que «hay que decir, además, que la organización de la Columna Juvenil del Centenario y el enfrentamiento a las tareas que esa organización planteó, fueron de extraordinaria utilidad para la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba; porque es precisamente en esas grandes tareas, en esas grandes empresas, en esas grandes luchas, que las organizaciones ganan experiencia, que los hombres van desarrollando sus mejores cualidades, se van probando y se van curtiendo. Nosotros creemos que en el salto de calidad que ha tenido la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba tiene mucho que ver el trabajo realizado con la Columna Juvenil del Centenario».

Pero un año antes en Camagüey, en el acto de homenaje al primer contingente de jóvenes de la CJC que cumplió tres años de labor, el 12 de julio de 1971, también el Comandante había planteado: «Así que en cada fase de la historia de nuestro país nuestros jóvenes han tenido un gran trabajo. Desde luego que la Revolución ha abierto un campo tan ancho y tan amplio a la juventud en todos los campos, en la defensa del país, en el estudio, en el trabajo, que —como decíamos— es una Revolución de jóvenes, es una Revolución para los jóvenes, es una Revolución en que los jóvenes tienen una posición que es fundamental.

«Pero es que esta tarea del problema de Camagüey y estos servicios que han estado ustedes prestándole al país en la provincia de Camagüey, sin duda que es una de las tareas más trascendentes y más importantes de esta época… La Columna Juvenil del Centenario ha constituido un verdadero triunfo moral, un verdadero triunfo ideológico de la Revolución. Se ha demostrado lo que puede el trabajo organizativo, lo que puede el trabajo político. ¿Y por qué? Porque ya este año las fuerzas de más alta productividad en la zafra fueron los jóvenes de la Columna Juvenil del Centenario. Es necesario que el ejemplo de ustedes sea divulgado. Es necesario que el ejemplo de ustedes sea imitado. ¡Así se hace revolución!  ¡Así se hace patria!».

Fuentes empleadas :

—Discursos de Fidel consultados en:

http://www.cuba.cu

—Entrevista a Jaime Crombet, en el sitio web http://www.almamater.cu

—Enciclopedia digital ECURED

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