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Armonía en visita papal

Los fabulosos acordes de la música sacra llevados al pentagrama por Esteban Salas en el siglo XVIII, o las composiciones cubanísimas de José White, pasando por otros talentosos músicos, en la visita del Papa Benedicto XVI ha resultado un presente de la cultura

Autor:

Juana Carrasco Martín

La polifonía es un regalo al Papa, al jubileo de 400 años de una Virgen Mambisa, al oído de un pueblo musical, el cubano, de cuyas escuelas sale tanto entendimiento melódico.

Ya sean los fabulosos acordes de la música sacra llevados al pentagrama por Esteban Salas en el siglo XVIII —el Maestro de la Capilla de Música de la Catedral, cuya obra fue redescubierta en el siglo pasado por Alejo Carpentier y cuyo nombre lleva nuestro Festival Internacional de Música Coral—, o las composiciones cubanísimas de José White, pasando por otros talentosos músicos, la visita del Papa Benedicto XVI ha resultado un presente de la cultura.

Salves, salmos, himnos, autos sacramentales, canciones, habaneras, sones y congas, lo mismo si eran los tambores metálicos, los violines, las claves imponiendo el ritmo a lo muy criollo, era nuestra música.

Esa música que Carpentier dijo que era un elemento prodigioso de la polirritmia, una atmósfera, una combinación de diversidad y unidad. Y se me antoja que el concierto que hemos estado escuchando en estos días, refleja como nada el espíritu que reina en nuestra Isla-archipiélago donde nos hemos juntado en las Plazas o ante los televisores católicos, cristianos, yorubas, creyentes y no creyentes.

Tejemos, como siempre, la unión martiana y fidelista, múltiples y como uno solo, en fin, cubanos.

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