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Formidable pulmón en La Habana

El Parque Lenin se convierte este 22 de abril en un sugestivo e interesante cuarentón. Entre una floresta de 192 000 árboles, la familia puede encontrar una combinación de naturaleza, recreación, cultura y conocimiento

Autor:

Patricia Cáceres

Todo comenzó en una humilde mata de mango, tomada por Fidel como punto de referencia para iniciar el proyecto. El alma de la creación de la ambiciosa obra sería Celia Sánchez. Nadie mejor que ella, con esa dedicación casi obsesiva con que abordaba cualquier nueva tarea y su laboriosidad, al parecer infinita.

El paisaje que predominaba no reunía los parámetros a los que se aspiraba. Eran tierras improductivas, de suelo rocoso. Pero poco a poco las majaguas, yagrumas, caobas, jagüeyes, almácigos y framboyanes, entre otras especies, empezaron a conformar lo que luego sería el principal pulmón de la ciudad, el ya cuarentón Parque Lenin.

«En 1969 se iniciaron los estudios del terreno y la preparación adecuada para una mejor utilización del área. Luego comenzaron las obras con la acción del pueblo, que respondió con entusiasmo al llamado de Celia», recuerda Rafael Pérez Moreira, subdirector de Cultura y recreación del recinto, presionado por el tiempo y la extensa lista de actividades programadas para celebrar el cumpleaños este domingo.

«Todos los ministerios se convocaron en este lugar y tomaron un objeto de obra. También lo hicieron las organizaciones políticas y de masas, destacándose la FMC y los CDR. En solo tres años, el 22 de abril de 1972, el majestuoso parque estuvo listo».

De la pasión, fuerza y empeño que le imprimieron a la obra hombres y mujeres nacieron más de 600 hectáreas, equipadas con decenas de instalaciones para los más variados gustos. «En la instalación convergen la naturaleza, la recreación y la cultura. En sus 40 años ha tenido toda una trayectoria de múltiples actividades y de vínculo estrecho con la familia», comentó el directivo.

El cuarentón es un «mango»

Llegamos más temprano de lo acordado a los predios del Parque Lenin, a más de 20 kilómetros del centro urbano de la capital. Allí, entre la frondosidad y la quietud de la vegetación, descubrimos a un ejército de trabajadores que velaban por el más mínimo detalle para los festejos. No es para menos. No todos los días el parque cumple 40 años.

En medio de la vorágine de guatacas, escobas y brochas de pintura, Rafael Pérez Moreira comentó: «No podemos obviar el más mínimo detalle. Y es que este lugar, además de su magnitud ecológica, se debe al disfrute de la familia cubana», explicó el directivo.

Minutos después tomamos asiento sobre una roca en el majestuoso monumento a Celia. «Aquí estaremos más tranquilos», dijo. Se abotonó bien la guayabera y tomó aliento. A fin de cuentas, narrar todo cuanto ha hecho la hermosa instalación en sus 40 años, no es cosa fácil.

El recorrido por el lugar ocupa gran parte del día. «Tenemos áreas dedicadas a la admiración de la naturaleza, como el Bosque Martiano, el Monte de los Poetas y el Valle Celia. Y otras, de valor cultural y político, como los monumentos a Lenin y a Celia.

«Contamos también con un complejo de piscinas con capacidad para 3 500 personas, un rodeo con 12 000 capacidades, así como con la galería de arte Amelia Peláez, donde, además de reconocidos artistas, muchas veces exponen abuelos, federadas, niños…

«Se destacan el acuario de peces tropicales, único de su tipo en el país, que está formado por 320 metros en forma de caracol y tiene 65 peceras con una variedad muy amplia de especies. Además, el recinto tiene un taller de cerámica que les da la posibilidad a las personas de modelar el barro, aunque nunca antes lo hayan hecho».

Pero entre las interesantes y atractivas ofertas recreativas y culturales algunas gozan de gran popularidad. Tal es el caso del parque temático Mariposa, equipado con aparatos de tecnología china, que ya cumplió cuatro años en la preferencia de los más pequeños.

«Aunque los niños y jóvenes también disfrutan mucho la pista de motocross, el centro ecuestre, el campo de softbol y el área de aeromodelismo», comentó el subdirector.

Quienes opten por ir al encuentro con la naturaleza en esta formidable extensión de la floresta cubana, también tienen garantizadas ofertas gastronómicas tentadoras.

«Contamos con una amplia red de restaurantes y cafeterías en moneda nacional, aunque entre todas nos sigue distinguiendo el restaurante La Ruina, uno de los más encantadores del país, por el hecho de haberse construido sobre las ruinas de un antiguo central azucarero. En este se exhiben murales de Portocarrero, de muy alta calidad, y piezas museables de gran aceptación».

No obstante, quienes prefieran deleitarse con una cocina mucho más hogareña, pueden optar por elaborar su propia comida. «Hace cuatro años insertamos como una opción las famosas parrilladas. La familia llega, se ubica en el lugar que más le agrade, y puede adquirir los productos para cocinar. El padre se convierte en el chef de la familia».

Otro de los encantos del sitio es un tren del siglo XIX que tiene la particularidad de ser un museo rodante. Su recorrido de 9,5 kilómetros permite a los visitantes apreciar las instalaciones y recrearse con la inigualable vegetación.

«El Parque es una fortaleza ecológica, porque al cumplir 40 años los árboles han crecido, han tomado mayoría de edad. Tenemos 192 000 ejemplares de diferentes especies que conforman un paisaje realmente hermoso».

Piedras en el camino

El Parque Lenin no ha estado exento de los golpes y tropiezos que ha debido enfrentar el país luego del período especial. Pese a las dificultades, y contra todos los pronósticos, nunca ha dejado de tener un programa de actividades y entretenimiento para la familia. Sin embargo, Rafael Pérez Moreira confiesa que muchas instalaciones ya sienten el paso del tiempo.

«Desde el punto de vista de la inversión, tenemos tres retos fundamentales: reparar el restaurante La Ruina, rescatar el espejo de agua de la micropresa del parque, que debe ser dragado completamente, y rescatar el anfiteatro, por donde desfilaron importantes figuras de Cuba y el mundo.

«También debemos aprovechar mucho más las potencialidades de un vínculo con los trabajadores por cuenta propia en los temas de recreación, para que paulatinamente se unan a nosotros artesanos, casas de fiesta…

«Pero el reto más importante es nunca cambiar el objeto social de este lugar, que es el mismo desde el 22 de abril de 1972: ofrecer cultura y recreación. Realmente siempre hemos defendido con mucha fuerza ese concepto, porque fue el que le dieron a este lugar Celia y Fidel cuando lo concibieron».

Según el Subdirector, mantener la calidad del servicio es lo que ha hecho al Parque perdurable. «Luego de 40 años te puedo decir que es tan visitado como antes. En el año 2011, por ejemplo, logramos cumplir un plan de 61 100 000 pesos, el más alto de la historia de este lugar.

«Los fines de semana podemos acoger entre 7 000 y 8 000 personas, que nos visitan entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde, aunque en los meses de vacaciones, o en fechas señaladas, extendemos el horario.

«Y es que la principal motivación de nuestros más de 1 300 trabajadores es intentar mantener el esplendor de los primeros años, y que siempre siga siendo un auténtico destino para desintoxicar a la familia del bullicio de la ciudad. No en vano los habaneros acostumbran a decir que, cuando de descanso y disfrute se trata, ‘el Parque Lenin es una buena opción’».

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