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Sentirse y sentir la nación (Parte II y final)

Los jóvenes cubanos muestran orgullo de su tierra, de los modos que tenemos de ser, de las tradiciones, y de que seamos independientes. Esa certeza, así como sus proyectos inmediatos, su visión sobre las relaciones de pareja, la sexualidad y sobre el uso del tiempo libre emergió en indagaciones científicas recientes

Autor:

Juventud Rebelde

La mayoría siente orgullo de ser cubano. Es la certeza que afloró de una indagación científica realizada durante el año 2011 entre jóvenes entre los 15 y los 29 años de edad, por investigadores del Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ).

El tópico alusivo a la identidad nacional fue el que aportó ese dato que entraña indudable relevancia. Los expertos, cuya muestra de investigación abarcó a todas las provincias del país, preguntaron por las motivaciones que pueden estar sosteniendo ese sentimiento de orgullo.

Y encontraron, entre las razones más recurrentes, los modos que tenemos de ser, las tradiciones culturales, religiosas, el arte, el idioma natal, y el hecho de que la nación sea independiente.

En otra de las temáticas a través de las cuales se quiso caracterizar a las nuevas generaciones, se exploró acerca de las razones que animan a quienes se identifican con algún tipo de cultura juvenil: los muchachos hablaron del placer que hay en relacionarse con otros jóvenes, en divertirse y pasar el tiempo. Los encuestados han conferido mucha importancia a compartir aficiones, gustos, actividades, y a estar a tono con la moda, entre otros intereses.

Al decir de los analistas, esa información expresa el valor que para los muchachos poseen sus coetáneos, tanto en términos de compañía para las actividades específicas, como de espacio de inserción donde cada quien se realiza mejor en la medida en que mejor se correspondan sus gustos y preferencias con los de otros miembros de un grupo elegido.

Planes y pilares de la relación de pareja

¿Cuál es el plan prioritario para el próximo año? La interrogante se propuso desbrozar un complicado universo de los adolescentes y los jóvenes: el concerniente a proyectos concebidos para hacerlos realidad y para compartirlos con la pareja.

Se trata de tan solo una arista —la referida a planes inmediatos y tenencia de hijos— que forma parte del amplio estudio emprendido en el año 2011.

La búsqueda develó que poco más del 84 por ciento de los encuestados posee un proyecto definido para con su relación de pareja. Mientras, casi un 16 por ciento manifestó no contar con plan alguno, rasgo que se comportó de modo similar en el año 2004, momento en que se realizó una investigación de igual magnitud a la del pasado año.

Los jóvenes cubanos aspiran hoy, como especial prioridad, a mantener su relación de pareja, a encontrar pareja, o a mejorar la unión que ya poseen. En consonancia con los resultados, quienes tienen compañía no desean perderla; en todo caso mejorar o mantener las condiciones en que han cultivado ese tipo de relación humana.

En el grupo de quienes tienen entre 25 y 29 años de edad, es notable la proporción de quienes desean tener un hijo. Ellos, junto con quienes tienen de 20 a 24 años, son los que con mayor fuerza aspiran a vivir de forma independiente con sus parejas. Por otra parte los jóvenes incluidos en el grupo de quienes tienen entre 20 y 24 años son quienes más poseen, como plan inmediato, la aspiración de casarse o de unirse con su pareja.

El análisis por sexo arrojó que para las mujeres el principal plan es mantener su relación de pareja tal como está. Ellas, además, predominan en la opción de mejorar la relación al tiempo de ser las que con menor fuerza hablan de la necesidad de encontrar una nueva compañía.

Desde una lectura en función del enfoque de género —según subrayan los investigadores— la evidencia anterior pudiera asociarse a que aún se conciben de manera diferente los comportamientos de hombres y mujeres ante la realidad de buscar y encontrar la mejor pareja posible.

En sentido general los muchachos entrevistados consideran que para lograr el éxito en una relación de pareja es muy importante estar enamorado. Particular interés reviste la arista encontrada en la exploración, según la cual las mujeres, por encima de los hombres, son quienes están privilegiando la comunidad de intereses y gustos en el momento de elegir a «la media naranja».

Al decir de los estudiosos, los resultados de las pesquisas hacen pensar que en las parejas juveniles se están considerando, para el buen funcionamiento de la misma, elementos asociados a la negociación, al compañerismo y a la comunicación. Desde el sexo, los datos porcentuales apuntan a que son las féminas las que se pronuncian, en mayores proporciones, a la hora de considerar los indicadores anteriores como importantes para el buen funcionamiento de una relación de pareja.

Compartir las tareas del hogar como otro elemento a tener en cuenta, aunque aparece más expandido entre las mujeres que entre los hombres, es una condición que se ha ido abriendo paso, como factor no despreciable, en el modo de pensar de estos últimos.

Otro aspecto que según los analistas se considera de menor importancia para el logro del éxito en las relaciones de pareja, es el del poder adquisitivo. Según el abordaje por sexos, son los hombres quienes más se pronuncian por concederle valor a ese elemento, algo que pudiera interpretarse —señalan los investigadores— a partir de las disparidades o brechas de género que aún subsisten por cuenta de una cultura patriarcal establecida en la sociedad, la cual le asigna al «sexo fuerte» el rol de proveedor principal de la familia.

Los caminos de la sexualidad

Al preguntar sobre las principales fuentes de información de las cuales se nutren los adolescentes y los jóvenes para conocer sobre el mundo de la sexualidad, los especialistas constataron que la madre resulta la principal fuente (el 59,4 por ciento de los encuestados declararon acudir a esa importante figura).

Según la información obtenida, los medios masivos de comunicación también gozan de la preferencia de la población juvenil en el momento de buscar orientación sobre un tema tan íntimo, delicado y crucial.

En el espectro donde encontrar respuestas afloraron como fuentes menos socorridas la Internet y los productos audiovisuales informales (entiéndase los que circulan entre la población en formatos digitales como MP3, MP4, DVD, u otros). Las vías mencionadas obtuvieron cifras del 14,9 por ciento, y del 4,1 por ciento, respectivamente, lo cual no niega la poderosa atracción que tales espacios revisten para la juventud.

Otras búsquedas han evidenciado que los varones incluidos en el grupo de 15 a 19 años de edad suelen acudir más a sus contemporáneos si de obtener información se trata. Después es contemplada la posibilidad de consultar a los padres, y seguidamente se piensa en libros, revistas, folletos y periódicos.

Las muchachas pertenecientes a ese mismo grupo de edad tienen en segunda opción a la literatura mencionada, y luego a espacios como el radial y el televisivo. Seguidamente son mencionados sus contemporáneos.

En el grupo de quienes tienen entre 20 y 24 años de edad, los libros, las revistas, los folletos y periódicos ocuparon un segundo plano como fuentes de asesoría. Y a modo de tercera opción fueron identificados los amigos (as). En el grupo de quienes tienen entre 25 y 29 años de edad, las mujeres eligieron en tercera opción a los espacios radial y televisivo, mientras los varones ubicaron en ese nivel de preferencia a las madres.

Otra de las indagaciones estuvo relacionada con los motivos que dan lugar a las relaciones sexuales: entre las opciones más elegidas por la mayoría de los adolescentes y jóvenes, estuvo, en primer orden, la búsqueda de placer. Seguidamente hablaron de curiosidad; y en un tercer plano, de fortalecer la intimidad y el amor.

El cuarto lugar fue ocupado por el incentivo de adquirir experiencia. Los estudiosos afirman que, en cuanto a motivaciones, no se advierten notables diferencias entre los distintos grupos de edades.

Más detalles sobre el tema han revelado que los varones señalan, en mayor proporción que las muchachas, la búsqueda de placer, el interés por adquirir experiencia, y la satisfacción del deseo de la pareja. En cuanto al fortalecimiento de la intimidad y el amor, son las féminas quienes destacan, más que los hombres, tales resortes.

Según el estudio, una tercera parte de las muchachas suelen llegar a las relaciones sexuales por embullo, al tiempo que cerca de una quinta parte de los hombres distingue esa misma razón. A esos datos se añade que las mujeres con edades comprendidas entre los 20 y 29 años de edad sienten mayor presión del grupo de coetáneos para lanzarse a la primera experiencia, en comparación con los hombres de igual edad.

Por otra parte resultó interesante la evidencia de que la proporción de hombres supera ligeramente a la de las mujeres en cuanto al interés por tener hijos, rasgo que se acentúa en la medida en que aumenta la edad.

De riesgos y vulnerabilidades

Un acercamiento a la percepción de riesgo en torno a las relaciones sexuales puso en evidencia que la mayoría de los adolescentes y jóvenes encuestados reconoce en la juventud a un sector poblacional que realiza estas prácticas sin protección (opinó así el 79,2 por ciento), y que la mayoría cambia frecuentemente de pareja (según el 91,1 por ciento de la muestra total).

En opinión de los especialistas, esas cifras corroboran la identificación del grupo explorado como vulnerable si de salud sexual y reproductiva se trata, pues sus integrantes no perciben el riesgo que entraña para la salud tener sexo sin adecuada protección.

Un análisis basado en el sexo revela que las mujeres son las que más identifican a los jóvenes con las relaciones sexuales no protegidas y con el cambio frecuente de pareja.

Al indagar sobre algunos aspectos asociados a las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), la mayoría ofreció respuestas correctas. Existe claridad, por ejemplo, en cuanto a que una mujer puede quedar embarazada con la primera experiencia de sus relaciones sexuales.

En sentido general las féminas ofrecieron más respuestas correctas que los hombres, mientras que los jóvenes de uno y otro sexo brindaron más respuestas adecuadas que los adolescentes.

En cuanto a temas alusivos a la protección en las relaciones sexuales, una proporción del 69,9 por ciento de la muestra afirma que el condón no limita el placer. Mientras, algo más de una quinta parte piensa lo contrario.

La mitad de los encuestados opina que los dispositivos intrauterinos (DIU) son los mejores para las muchachas en cuanto a que les dan menos preocupaciones, mientras un 35,8 por ciento considera lo contrario. Este resultado, expresan los estudiosos, indica que existe desconocimiento en cuanto a la necesidad de utilizar el condón en la adolescencia como mejor método de protección en las relaciones sexuales.

Llama la atención cómo los hombres se pronuncian más que las mujeres en favor de los DIU. Profundizando un poco más en las pesquisas, se evidenció que ellas, y los muchachos con edades entre los 25 y los 29 años de edad, comparten con acentuada preferencia esa afirmación.

Al decir de los especialistas, un 43 por ciento entiende que el embarazo en la adolescencia no es un problema —uno de los argumentos más empleados para tal certeza, es que las muchachas reciben atención especializada—; por otra parte, un 45,4 por ciento del total de entrevistados considera que el embarazo en esa temprana etapa de la vida sí es una dificultad, sobre todo para las futuras madres.

Particular interés reviste que, dentro del grupo de los adolescentes, el 38 por ciento considere que el embarazo no constituye un problema, al tiempo que un 21,2 por ciento no tiene criterio alguno al respecto.

Los datos, enfatizan los investigadores, indican que a pesar de las múltiples estrategias de prevención de los ministerios de Salud Pública y de Educación, así como de los medios masivos de difusión, los resultados siguen registrando insuficiencias.

Al parecer, comentan los analistas en una parte del estudio, existe adecuada información en cuanto al uso de la regulación menstrual como técnica ginecobstétrica (un 70 por ciento señala que la misma no es un método anticonceptivo). No obstante, se corrobora que los hombres tienen menos claridad que las mujeres al respecto, y desde los grupos por edades, son los adolescentes quienes muestran en mayor proporción criterios erróneos, lo cual se relaciona con un insuficiente conocimiento.

Es revelador, y merece atención, que el 73,8 por ciento de la muestra total vea en el aborto un método anticonceptivo, al tiempo que una proporción nada despreciable de varones adolescentes (27 por ciento) diga no tener criterios al respecto.

Criterios sobre el tiempo libre

De acuerdo con la información obtenida, la mayor parte de los entrevistados en las pesquisas del año 2011 está satisfecha con la cantidad de tiempo libre que posee y con el modo en que lo emplea; no obstante, aproximadamente un tercio de los jóvenes no sienten total satisfacción en esta esfera de la vida.

Al indagar por las actividades que ese segmento de la población cubana realiza, se supo que escuchar música, ver televisión, estar en casa, visitar amigos y familiares, así como disfrutar de productos audiovisuales, fueron seleccionados por más del 85 por ciento de la muestra general.

Es una información, explican los investigadores, muy coherente con lo encontrado en otros análisis del Centro de Estudios sobre la Juventud. Los jóvenes en su tiempo libre realizan fundamentalmente actividades cuya organización y garantía de éxito dependen de sí mismos o de sus familiares y amigos.

En las exploraciones de las etapas más recientes, las indagaciones del CESJ han constatado entre los más jóvenes obstáculos para el disfrute del tiempo libre tales como dificultades en el transporte, mala calidad de las ofertas recreativas y altos precios de las mismas, así como deficiencias relativas a la divulgación de las opciones de esparcimiento.

Fomentar las relaciones con las personas más cercanas, apuntan los expertos, es importante en términos de desarrollo personal; sin embargo, el proceso de socialización que ocurre en la esfera del tiempo libre, no debe reducirse únicamente a encuentros filiales o amistosos. De ahí que sea tan importante atender las insatisfacciones objetivas antes mencionadas, de las cuales depende también el disfrute de la juventud y la población en general.

Al analizar la información de acuerdo con lo que plantean los jóvenes, aflora que escuchar música se mantiene en el primer lugar. Mientras, mirar la televisión ha descendido notablemente en los niveles de elección, al tiempo que visitar amigos y familiares, o estar junto a seres queridos en el hogar, han pasado a ocupar un espacio prominente en relación con años anteriores.

Otro dato de interés es que actividades que no fueron tan seleccionadas como leer y practicar deportes, son motivos de altísima satisfacción para quienes las prefieren.

En una exploración que atendió las edades, quienes van acumulando años engrosan el grupo de quienes se sienten más insatisfechos en cuanto al disfrute del tiempo libre. Los analistas relacionan esa percepción con el incremento de las responsabilidades sociales y familiares, las cuales deben tener una incidencia no solo en términos de espacio temporal, sino también de recursos monetarios para disponer con mayor plenitud del tiempo libre.

Sin embargo, el incremento de las obligaciones familiares parece no ser el único factor que aparece en la base de las diferencias por grupos de edad. El sexo también está definiendo percepciones: pertenecer, por ejemplo, al grupo con edades comprendidas entre los 25 y los 29 años de edad, y ser mujer, ubica a la persona en desventaja en términos de satisfacción en la esfera del tiempo libre.

Las diferencias pueden estar dadas fundamentalmente por los elementos sociales que pautan todavía el ser hombre o mujer en la Cuba actual. Los análisis de las ciencias sociales en torno a la cotidianidad y la convivencia de mujeres y hombres, expresan una dinámica coherente con estos resultados:

Las féminas tienen una doble jornada laboral (en la que no solo se incluyen el trabajo remunerado sino también las responsabilidades hogareñas, el cuidado de los menores y de personas ancianas o enfermas), lo cual les impide sentirse tan satisfechas como sus compañeros. Tal realidad gravita con creces en cómo se emplea y disfruta el tiempo libre. Es otra verdad que merece ser atendida sin cansancios.

Los rasgos delineados por la exploración científica podrían seguirse dibujando hasta el infinito. La pasión y la honestidad de los adolescentes y jóvenes cubanos constituyen un universo donde los investigadores han indagado con un sinnúmero de variables.

Muchos resultados han sido compartidos desde estas páginas. Otros podrán interpretarse en ediciones futuras o serán puntos de partida para incursiones periodísticas desde las cuales seguir analizando lo más valioso que toda nación posee: su juventud. (Resumen realizado en la redacción de JR)

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