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La pedagogía desafiada por las ciencias

Aplicar la ciencia a la enseñanza es fundamental. Las dificultades en su estudio en nuestro sistema educativo tensan las cuerdas creativas en la búsqueda de las mejores fórmulas para el aprendizaje

Autor:

Margarita Barrios

La investigación es parte inexorable del proceso pedagógico. Aplicar la ciencia a la enseñanza permite elaborar, con calidad, didácticas que posibiliten al profesor mejorar su labor ante el aula.

La actividad científica es constante entre maestros y profesores. Muchos son los resultados alcanzados ya, si se tiene en cuenta que el país cuenta con 51 662 másteres y 1 136 doctores que trabajan en aulas del Ministerio de Educación, sin contar los tantos que están en las universidades o centros científicos.

Escucharlos, tomar en cuenta sus horas y horas de trabajo y desvelo, debe formar parte importante en el empeño de lograr una educación de excelencia y un graduado apto para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

La Física y la Matemática están en el quehacer de la Doctora en Ciencias María de los Ángeles Valdivia, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Juan Marinello, de Matanzas. Por ello, junto a otros profesores, participó en la elaboración de una metodología para el aprendizaje de las leyes físicas en décimo grado.

«El trabajo parte del carácter social de esa ciencia. Y la motivación principal es la llegada de los laboratorios a los centros escolares, con lo cual se rescata la posibilidad de la actividad experimental, que nos permite vincular la Física a la vida cotidiana, para que los estudiantes vean y sientan la importancia de esta ciencia.

«El interés que podemos despertar en los estudiantes nos permitirá elevar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje», enfatizó.

Incansable en la aplicación de la ciencia para mejorar su trabajo, María de los Ángeles también participó en la elaboración de una estrategia didáctica para la autorregulación del aprendizaje de los estudiantes a partir de los conocimientos holísticos en la Matemática.

«Se trata de una estrategia didáctica que contribuye al estudio, teniendo en cuenta que el problema es definir un concepto, llegar a un teorema y obtener la solución de la ecuación».

—¿Por qué considera que los estudiantes tienen tantos tropiezos con el aprendizaje de la Matemática?

—Es una ciencia que necesita mucho esfuerzo, sacrificio para comprender, mucha ejercitación y constancia.

«Recuerdo una entrevista que publicó Juventud Rebelde con el profesor Luis J. Davidson, que falleció recientemente, donde él decía que: la Matemática no admite perezosos; y esa es la pura verdad.

«El joven tiene que tener responsabilidad en el estudio, buscar conocimientos en las diferentes fuentes, porque para tener éxito debe lograr habilidades en el contenido, conocer las definiciones, los teoremas, la forma de trabajar y alcanzar un pensamiento matemático».

Un tránsito peliagudo

El paso de la enseñanza media a la Universidad es un salto que requiere de preparación, y donde más se manifiestan estas dificultades es en el aprendizaje de las ciencias exactas.

Preocupado por esta situación, el Doctor en Ciencias Técnicas Juan José Llovera ha desarrollado una investigación sobre las etapas de la articulación como proceso continuo en el aprendizaje de la Física.

Jefe del Departamento de esa asignatura del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (CUJAE), Llovera revela que lleva algún tiempo observando las deficiencias que traen los estudiantes cuando ingresan a ese centro de altos estudios. «Aunque tengan los conocimientos básicos, hay operaciones lógicas que no tienen desarrolladas, lo cual les dificulta estudiar la Física como se requiere en la enseñanza superior.

«Por ello, y basándonos en un pensamiento del pedagogo y físico José de la Luz y Caballero: La física es una de las ciencias que mejor puede desarrollar el pensamiento lógico; hemos buscado un campo de trabajo para encontrar la base de una metodología».

El profesor explicó que la articulación no puede basarse en la didáctica clásica, sino como un precedente que tienen que darse desde la enseñanza previa y que se debe concebir en etapas.

«Nosotros proponemos cuatro etapas que se deben desarrollar en el aprendizaje de la Física, partiendo de la Secundaria Básica, que es donde ocurre el primer acercamiento del estudiante a la asignatura.

«En nuestra investigación rompimos el currículo clásico. Tomamos para la prueba el Principio de conservación de la energía y propiciamos que lo estudiaran en todos sus fenómenos.

«Cuando terminó el curso de Física, lo que comprobamos en los exámenes fue el dominio de esas invariantes y no de fenómenos particulares, que con el tiempo se olvidan. Lo que queda es el fundamento de los conceptos físicos básicos.

«También comprobamos que estudiantes de cuarto y quinto años de la carrera, sometidos a nuestra práctica, recordaban aspectos que los de tercero, que trabajaron por el método tradicional, ya habían olvidado».

—¿Ustedes lograron esto con estudiantes que ya están en la Universidad?

—Sí, y nuestra hipótesis es que si comenzamos desde la enseñanza media el estudiante logra desarrollar un pensamiento lógico, y cuando llega a la Universidad y se enfrenta a fenómenos que tienen una complejidad superior, posee un conocimiento sólido.

«Nuestra propuesta, sintetizó, se basa en fundamentos psicopedagógicos del aprendizaje y será necesario desarrollar una preparación científico-metodológica sobre la base de estos principios teóricos».

Pensando en los Metodólogos

A partir de las dificultades para el aprendizaje de la Matemática en la enseñanza primaria, valoradas en más de 90 tesis de maestría de profesores de la provincia de Artemisa, se ha elaborado un programa de postgrado para los metodólogos de esa asignatura.

La Máster en Ciencias Pedagógicas Isabel García Rodríguez, profesora de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Rubén Martínez Villena, de Artemisa, explicó que se trata de un programa de preparación metodológica que surge a partir de la sistematización de las dificultades que se trabajan en las tesis de maestría.

«La encuesta nos corrobora la necesidad de profundizar en el dominio de los conocimientos de los metodólogos, que son los que inciden directamente en las escuelas», apuntó.

Con 45 años de labor vinculada siempre a la enseñanza primaria, Isabel asegura que el maestro necesita del estudio permanente y sistemático. La superación de quienes deben orientar el trabajo de un grupo de docentes es fundamental, opina.

«Además, es una manera de introducir los resultados de las tesis de maestría, es ciencia ejecutada por los propios docentes, desde su experiencia diaria», argumentó.

El postgrado hace hincapié en el tratamiento de los contenidos de magnitudes y de elementos geométricos en cada grado, ciclo y en general en la escuela primaria, que fue donde se detectaron las mayores dificultades.

Aplicar la ciencia a la enseñanza es fundamental si queremos lograr que nuestros estudiantes adquieran todos los conocimientos necesarios para que puedan culminar con éxito sus estudios y alcanzar esa excelencia académica a la que se aspira.

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