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Fundan Club Martiano Herencia Rebelde

Los miembros fundadores eligieron presidenta a María Isabel González Vergara, hija del mártir Sergio González López, conocido como «el Curita», quien llegó a ser jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en La Habana

Autor:

Alina Perera Robbio

A sabiendas de que no hay historia muda, de que recordar es derecho y también deber, un grupo de cubanos —que irá creciendo— fundó en la tarde de este miércoles el Club Martiano Herencia Rebelde.

Teniendo como escenario a la Sociedad Cultural José Martí en la capital, y contando con la presencia de Armando Hart Dávalos, director de la Oficina del Programa Martiano, los fundadores del Club firmaron el acta de constitución donde se expresa:

«Nos convoca un motivo muy especial y de alta significación patriótica y revolucionaria: la creación del Club Martiano Herencia Rebelde que está integrado por los hijos y familiares de los mártires caídos en enfrentamiento valiente y desigual contra la tiranía de Fulgencio Batista en las calles de esta ciudad y los pueblos y campos de la entonces provincia de La Habana, así como también por los hijos y familiares de los héroes de aquella Habana, que lo arriesgaron todo por la Revolución y soportaron prisión y tortura en esos siete años luctuosos de la Patria».

Como parte del nacimiento de esa entidad que busca fomentar y defender la obra del Apóstol y de la Revolución, los miembros fundadores eligieron presidenta a María Isabel González Vergara, hija del mártir Sergio González López, conocido como «el Curita», quien llegó a ser jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en La Habana.

Asimismo fue seleccionada vicepresidenta Ana Beatriz Pérez Díaz, hija de Faustino Pérez Hernández, integrante del Movimiento 26 de Julio, quien diera todo de sí en pos del triunfo de la Revolución, y luego por el fortalecimiento de ella. El Club, tal como define su acta de constitución, está «llamado a desplegar una labor (…) fundamentalmente dirigida a las nuevas generaciones, que permita rescatar la memoria histórica de la lucha revolucionaria en La Habana, y el diálogo intergeneracional, a partir de una vocación martiana y fidelista».

Sus miembros tienen la certeza de que surgirán diversas iniciativas y se multiplicará el alcance de este empeño que busca recordar lo hermoso, humano y trascendente de nuestras luchas, mediante la colaboración con otros clubes e instituciones.

En esa tarde de especial nacimiento, Hart compartió una idea que, dijo, expresaba «con el alma»: «La felicidad se debe a que uno trabaje por una causa noble. Hay que transmitirle eso a los jóvenes». Como también hay que contarles —idea destacada por los integrantes del Club— los caminos terrenales que llevan a un ser humano a convertirse en héroe.

 

 

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