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Informáticos tras los diccionarios

Confeccionar diccionarios o acometer estudios lexicográficos sin el auxilio de las nuevas tecnologías es tarea que pertenece a tiempos pretéritos, como lo demuestra un grupo de jóvenes investigadores del Centro de Lingüística Aplicada de Santiago de Cuba

Autores:

Lisván Lescaille Durand
Eduardo Pinto Sánchez

SANTIAGO DE CUBA.— Que a muchos nos gustaría tener siempre a mano un buen diccionario es una verdad ineludible. Vaya a una de nuestras ferias del libro o ventas habituales de textos y lo comprobará. Sin embargo, poco se sabe de las personas que tienen la tarea de crear esos compendios.

Una institución dedicada a realizar diversos estudios lexicográficos, acometer proyectos de investigación sobre la manera en que nos expresamos y a generar aplicaciones prácticas para la enseñanza de la lengua materna, es el Centro de Lingüística Aplicada (CLA), radicado aquí desde 1971.

En ese colectivo, de 19 personas, asoman rostros de jóvenes que han venido a sepultar los tiempos en que se confeccionaban diccionarios o se acometían estudios lexicográficos sin el auxilio de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones; aquella era una tarea ardua y complicada que pertenece a tiempos pretéritos.

Los investigadores del CLA así lo han demostrado con su entrega en varios proyectos que permiten operacionalizar variables del lenguaje computacional en función de optimizar el trabajo de los lexicógrafos, por un lado, y proporcionar aplicaciones novedosas para estudiantes y profesores de distintos niveles de enseñanza.

Yamilka Pérez Joa, de 27 años, quien asume momentáneamente las riendas de la institución, explica que allí crearon el Diccionario básico escolar, el cual ya tiene tres ediciones y cuenta también con una versión digital.

Menciona, igualmente, el Diccionario escolar ilustrado, utilizado en la Primaria; y al texto Ortografía integral, de los investigadores Vitelio Ruiz y Eloína Miyares, fundadores del CLA, con una relevante ejecutoria en cada uno de los proyectos de la institución.

Según la joven, se acometen además diversos estudios como el de la entonación de los santiagueros, los prefijos y sufijos, y sobre el vocabulario básico en escolares del Plan Turquino, con el propósito de generar textos y herramientas necesarias para la pedagogía cubana.

Yamilka, acompañada de la Doctora Celia Pérez Marqués, otra destacada investigadora del centro, menciona el texto Desarrollo léxico escolar de Primaria. Ejercicios para su perfeccionamiento. Prefijos y sufijos. Ejercicios prácticos. Ortografía. Ejercicios múltiples, y los juegos didácticos de computación Islas del saber y Por las rutas del saber, próximos a generalizarse en las escuelas cubanas.

Un editor de diccionarios

La llegada al CLA de los primeros graduados en Informática amplió las perspectivas de sus investigadores hacia una nueva línea de acción sobre la base de la lingüística computacional. Se trata de un proyecto denominado Generación automatizada de diccionarios, que facilita el trabajo a los lexicógrafos en la creación de dichos textos en soporte digital, apunta el joven de 28 años de edad Roberto Amed Heredia, investigador a cargo del citado proyecto.

«Diseñamos una plataforma de página web o una estación de trabajo donde es posible volcar el contenido del diccionario realizado por los lexicógrafos, quienes pueden colocar de una forma ordenada todas las entradas, o sea,  cada palabra del diccionario, los sinónimos y antónimos, la variedad de acepciones e información estadística sobre el contenido del texto, de manera tal que el lector se oriente mejor.

«La plataforma permite también emplear formas mucho más instructivas y dinámicas como imágenes, videos y audio, en una especie de multimedia que una vez editado el diccionario permita que sea exportable a un sistema web, o que se convierta en una aplicación de escritorio o con posibilidades de utilizarse en las escuelas, en las editoriales en formato PDF, entre otras opciones», argumenta.

Para este investigador las ventajas son muchas. «Antes, para verter los diccionarios se utilizaban el Word y el WordPad, programas muy sencillos que creaban dificultades al operario; para encontrar una palabra había que valerse de la aplicación Buscar, con las inexactitudes que puede tener ese método.

«Ahora —prosigue— introduces el término y aparece un listado con referencias a esa palabra; se da información adicional acerca de si aparece con imágenes y sonido, y aporta un resultado estadístico muy importante para el lexicógrafo.

«Este tipo de soporte existe en grandes editoriales o productores de diccionarios y se comercializa a precios muy altos. Hay que pagar por el uso del editor digital en cada diccionario que vas a realizar. Nuestro centro decidió crear el suyo propio.

«Este editor se aplicará en el Diccionario escolar ilustrado, para el cual se creó un prototipo que se utiliza como una herramienta del proyecto, la cual favorecerá la pronta culminación de una versión digital con imágenes incluidas de este texto, que es fácil de entender porque maneja un lenguaje a base de ejemplos prácticos», detalló Roberto Amed.

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