Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

«Cuerpo de guardia» sobre rieles

Un colectivo de jóvenes, entre pesados equipos de la unidad empresarial de base Taller Ferroviario Santiago, garantiza la salida de los trenes que parten desde la Ciudad Héroe hacia todos los puntos del país

Autor:

Eduardo Pinto Sánchez

SANTIAGO DE CUBA.— Cerca de la medianoche, una voz ininteligible anuncia desde los altavoces a los pasajeros que dormitan en los bancos de la estación ferroviaria General de División Senén Casas Regueiro, que el tren Habana-Santiago está en el taller por fallo.

Algunos suspiran resignados y otros imaginan que la alusión al taller es un «eufemismo técnico». Sin embargo, a pocos metros de allí, el joven Yoanni Roy se dispone a recibir la locomotora con problemas y determinar cuál es la dificultad que presenta y qué se debe hacer para que vuelva lo más pronto posible a la estación.

Seis años lleva Yoanni trabajando en la unidad empresarial de base (UEB) Taller Ferroviario Santiago, de la Empresa de Ferrocarriles de Oriente, y es quizá uno de los más «viejos» entre los muchos jóvenes que trabajan aquí.

Él se describe como una suerte de «inspector de la calidad», condición que en los papeles se traduce como Operativo de locomotoras, y como tal recibe todas las máquinas que llegan al taller y después de la revisión indica cuál es la acción que deben ejecutar los mecánicos. Luego de pasar un curso de adaptación, dejó de ser técnico de nivel medio en Explotación del Transporte para adentrarse entre cifras y lecturas del registrador de eventos, y lo hace tan bien que se aprecia la confianza que sus jefes tienen en el muchacho.

Pero gran parte de los resultados de Yoanni se deben al sudor y la dedicación de su compañero de trabajo Liusmany Rubén Pascual Martínez, quien domina con mucha habilidad cualquier cosa que se trate de trenes; lo mismo cambia el aceite o los filtros, que suelda una gran pieza de una locomotora.

«La gente piensa que este es un trabajo sencillo y se impacientan porque desean que se resuelva rápido, pero se tiene que ser muy cuidadoso y preciso, porque de esta labor depende la seguridad o la vida de muchas personas», nos dice Liusmany.

Otros más nuevos como Pedro Yasser Arafet y Frank Manuel Díaz adaptan sus conocimientos de Ingeniería Mecánica a las peculiaridades del transporte ferroviario, y de los esquemas aprendidos en la pizarra, o los libros participan «en vivo» en la solución de una falla mecánica de una locomotora o algún problema en los frenos de algún coche.

Trenes de ida y vuelta

Muy cerca de la bahía santiaguera y próximo a la zona industrial de la ciudad se encuentra este complejo de talleres dedicado a la reparación y el mantenimiento de los equipos tractivos, dígase los que garantizan el movimiento de los trenes, o sea, las locomotoras, coches de viajeros y vagones de carga donde se transporta todo tipo de productos hacia distintos puntos del país.

Entre pesadas máquinas y laberínticos pasillos de metal, más de 50 jóvenes garantizan la salida de los trenes que llegan hasta la Ciudad Héroe.

Muchos llegaron graduados en materias afines que se estudian en la enseñanza técnica y profesional; otros cumplen su adiestramiento como ingenieros mecánicos, eléctricos, informáticos o licenciados en Contabilidad o Economía.

A diferencia de los otros dos talleres con que cuenta la empresa en la provincia, ubicados en el municipio de San Luis, que centran su labor en reparaciones generales de mayor envergadura y donde los equipos permanecen mucho más tiempo; la UEB Taller Ferroviario Santiago funciona como una especie de «cuerpo de guardia» sobre rieles, donde se resuelven problemas «menores», pero cuya solución garantiza la estabilidad en los servicios ferroviarios del país.

«Tenemos un taller de locomotoras y otros dos para la revisión de vagones de carga, casillas o planchas y coches de pasajeros, y un tercero en la carretera de Mar Verde para el tratamiento de vagones que sirven como tanques de combustible de la refinería Hermanos Díaz o que transportan otros líquidos como aceite», informó a JR la también joven Alena de la Llana Villalón, jefa del departamento Económico.

Como espacio fundamental, describe Alena el local donde se trabaja con las locomotoras, al ser este un taller de origen y destino, desde donde se supervisan todas las salidas de trenes hacia cualquier destino nacional, y a su vez todos los que llegan hasta el territorio, con especial énfasis en los trenes nacionales (Especial y Regular) y los de Santa Clara y Manzanillo, por su importancia en la transportación de pasajeros.

«El taller trabaja 24 horas con turnos de 12 y ocho horas, porque hay muchos trenes, sobre todo de carga, que transitan por la noche o la madrugada desde la estación Senén Casas y del Centro de Carga y Descarga en el puerto santiaguero.

«Ahora trabajamos con equipamiento chino, que llegó con piezas de repuesto que garantizan la explotación durante un buen tiempo, pero las características del clima en nuestra zona y el nivel de corrosión a que están expuestos los equipos, por encontrarnos cerca del mar, mellan nuestra labor, junto a otros problemas, por ejemplo la necesidad de piezas más específicas como las puertas de las cabinas que tienen aire acondicionado, aunque con el movimiento de innovadores se han hecho adaptaciones para resolver esos casos puntuales lo más pronto posible», nos comenta Alena de la Llana, quien de sus 36 años lleva 15  entre estos talleres.

El trabajo en este lugar de ningún modo es fácil, por eso llama tanto la atención y resulta gratificante ver a esta hornada de jóvenes que mantienen la vitalidad de un servicio tan importante. Mas su entrega en lo que hacen debe seguirse de cerca, para que nada estropee su pasión profesional.

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