Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Más allá de la mitad...

Para que vivas junto a nosotros el encuentro casi con lujo de detalles proponemos este espacio de chispazos simpáticos y curiosos, con el protagonismo siempre ocurrente de nuestros delegados

Autor:

Juventud Rebelde

La mayor fiesta de las juventudes progresistas del mundo tiene notas y matices de todo tipo. Por eso, para que vivas junto a nosotros el encuentro casi con lujo de detalles, con la recreación de lo que ocurre más allá del debate, proponemos este espacio de chispazos simpáticos y curiosos, con el protagonismo siempre ocurrente de nuestros delegados, que andan haciendo de las suyas. Sépase que nuestra villa, ubicada a más de 30 kilómetros de la ciudad de Quito, desde donde se divisan unos paisajes fabulosos, ya captados por el lente de nuestro fotógrafo Meriño, posee costumbres bien particulares en su restaurante. Nos debemos sentar de ocho en ocho. Y de cada grupo uno es el encargado de traer los caldos y los demás platos en vasijas hasta la mesa. Pero no todo acaba ahí. Ese también debe servir y luego recogerlo todo. Ya uno de estos dos reporteros ha sido el designado en más de una ocasión, por voto unánime, para honrar a los demás con nuestro servicio. Saben bien sabrosos los potajes, al menos en nuestro primer día de estancia, especialmente las sopas y cremas. Ya en la segunda jornada nos han sorprendido refrigerios más ligeros, aunque igual de disfrutables. Vengan manzanas y plátanos entonces, como escuchamos decir por la mañana. Por fin conocimos el frío quiteño. ¡Qué frío, caballeros! Los registros de Bainoa y Tapaste se quedan chiquitos al lado de esto; sobre todo, porque es algo sostenido después que cae la tarde. No obstante, ya había gente que pensaba que esa advertencia de que trajéramos abrigos era un simple alarde. Hubo cumpleaños también en las primeras horas de Festival: la delegada más joven de Cuba, la villaclareña Amanda Mazorra, arribó a sus 16 años aquí. Le cantamos felicidades y todo, al igual que al matancero Elián González, en nuestro día de llegada a Quito. Recuerden que estamos en el centro del mundo, pero vale que desde aquí iremos contando también lo que pasa más allá de la mitad.

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