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Cuánto quema la negligencia (+ Fotos)

Desde enero se han registrado en el país cien incendios forestales, entre los que se encuentra el originado en Tres Puertas. Las causas de estos siniestros continúan siendo, en mayor medida, las irresponsabilidades. El fuego en la Meseta de San Felipe ha sido totalmente extinguido

Autores:

Juventud Rebelde
Yahily Hernández Porto
Ana María Domínguez Cruz

«Humo, negro e intenso. No puedes casi respirar, tienes que acostarte en el suelo para ‘‘robarte’’ un poco de oxígeno, pues el fuego siempre sube. Pero tienes que seguir, y usas un pañuelo húmedo para proteger tu nariz. Ves los árboles destruidos y los animales, que huyen o perecen, no siempre tienen tiempo. Y caminas entre las llamas y te aterras, pero avanzas, porque para sofocar un incendio no puede uno darse por vencido.

«Después viene lo más triste: el paisaje desolado, negro, quemado. ¡Cuánta vida perdida!, piensas… ¡Cuántos árboles que demorarán siglos en crecer!, y lamentas que haya sucedido, y mucho más si fue por una negligencia o por no haber tomado las suficientes medidas de seguridad».

Rememora así el especialista Raúl González Rodríguez, jefe del Departamento del Manejo del Fuego de la Jefatura del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, aquella experiencia en Loma de Capitana, en Pinar del Río. «Un incendio forestal, no importa la magnitud que alcance, resulta siempre impresionante. No puedes ni imaginar todo lo que pensé cuando vi el humo sobre el caserío de Punta de la Sierra… Es mucho el peligro y el daño que sufre el medio ambiente».

Desde el pasado viernes, cuando se originó un siniestro de este tipo en Tres Puertas, muy cerca de la Meseta de San Felipe, en Camagüey, González Rodríguez está inquieto. No ha podido estar allí, aunque sabe que muchos hombres no descansan de día ni de noche para continuar con las labores de extinción, que en la tarde del pasado jueves propiciaron el control del incendio y su no propagación.

Han sido 8 232 hectáreas las recorridas por el fuego, y entre estas hay áreas degradadas, reforestadas y de pasto, así como zonas boscosas de regeneración natural de pino, con especies muy jóvenes, de entre uno y diez años de vida, apunta.

«Afortunadamente el incendio no ha afectado el patrimonio forestal de la meseta de San Felipe, bosque productor de pino y eucalipto fundamentalmente, pero aún así sus consecuencias para el medio ambiente ya son incurables».

El 27 de marzo de 2009 la Meseta de San Felipe fue protagonista de un incendio forestal que, en sus tres momentos, provocó afectaciones en 10 742,8 hectáreas, de las cuales 2 143 eran de bosque. «De estas últimas se dañaron totalmente 1 366, y las pérdidas económicas registradas ascendieron a alrededor de 38 millones de pesos, aunque el costo para la naturaleza de un incendio forestal es prácticamente incalculable.

«No será hasta la semana que viene que podamos concluir en un dictamen la evaluación del incendio actual en esta zona de Camagüey, que se extendió a los municipios de Esmeralda, Florida y Sierra de Cubitas. Determinaremos las causas que lo originaron, aún sujetas a investigación, pero todo parece indicar que se inició por una quema de pastos; y podremos registrar de manera específica las áreas afectadas y sus daños. Sin embargo, muchos de estos ya pueden suponerse, pues un incendio forestal es el principal enemigo de un ecosistema boscoso».

El bosque, con presencia de pino, demora de 25 a 30 años en recuperarse, en dependencia de la magnitud de un incendio forestal, y sobre todo de las especies que allí se encontraban. «Si se trata de maderas preciosas, por ejemplo, es necesario esperar más de 30 años. Pocos olvidamos un incendio de gran magnitud en la Ciénaga de Zapata en 2006 que arrasó con caobas de más de un siglo de vida, por ejemplo».

Las áreas de pasto sí pueden regenerarse con más rapidez, en alrededor de un año, agrega el especialista. Aún así perduran otros efectos nocivos sobre el medio ambiente.

El fuego arrasa todo lo que encuentra a su paso, añade, y es casi imposible que tanto plantas como animales puedan sobrevivir. «Ellos mueren o emigran porque la destrucción de su hábitat se lo exige, y es la biodiversidad del lugar la que desaparece».

Recordamos entonces lo que más impresionó al joven Amaury Romero, entrevistado por nuestra corresponsal en Camagüey, cuando expresó que no había «nada más triste que ver las aves caer quemadas en los ríos, y todo animal que se te cruza en el camino es como un recuerdo permanente de que hay que evitar los incendios; nada queda en pie».

El suelo después del incendio permanece casi estéril, pues aumenta su erosión, y con ello las posibilidades de recuperación son cada vez menores, agrega González Rodríguez. «Las aguas pueden contaminarse, y esto ha sido preocupante con este incendio en el territorio de la provincia de Camagüey, debido a la cercanía de dos presas, Pontezuela y Porvenir, una de las cuales sirve de abasto a la población».

González Rodríguez enfatiza, además, en la contribución de los incendios forestales al cambio climático, a partir de la emisión de gases de efecto invernadero, sobre todo en las zonas boscosas. «Más de 41 500 toneladas de dióxido y monóxido de carbono, hidrocarbonos y partículas se emitieron a la atmósfera por aquel incendio del año 2009 en la meseta de San Felipe, y el actual también mostrará cifras angustiantes, a pesar de que son menos las hectáreas afectadas».

El trabajo de extinción en un incendio como este es muy intenso, muy fuerte, subraya el especialista. «Las condiciones son muy difíciles, hay mucho calor, se dificulta la respiración por el humo y en las acciones de combate que se despliegan, como la contracandela, por ejemplo, hay que poner en práctica destreza y rapidez».

Cien incendios forestales

Desde el 1ro. de enero hasta la fecha se han registrado cien incendios forestales en el país, añade González Rodríguez, y muchos de estos han sido provocados por la negligencia. «Una colilla de cigarro, un vehículo sin matachispas, una fogata a medio apagar… hasta lo más simple en apariencia puede desencadenar un incendio forestal y en el caso de la quema de pastos, por ejemplo, existen medidas de seguridad que no pueden ignorarse».

Una franja en los contornos, es decir, una guardarraya en la que no queden restos de material combustible, actúa como barrera ante la propagación del fuego, recuerda el especialista.

«Además, este tipo de acción siempre se recomienda efectuarla entre las cinco de la tarde y las nueve de la mañana del día posterior, momento en el que la velocidad de los vientos y la temperatura son menores, y hasta el rocío puede resultar favorable. Siempre debe disponerse de suficiente personal y agua para contrarrestar la propagación del fuego a partir de la quema, si ocurriera».

A pocas horas de haber transcurrido una semana desde que se inició el incendio forestal en Tres Puertas —conocido hoy como el de la Meseta de San Felipe, debido a la cercanía entre ambos lugares—, no hay razón para que uno de nosotros no haya pensado en lo que puede sufrir la naturaleza con eventos como este. ¿Cuántos pudiéramos provocar por nuestra irresponsabilidad? Se tocan, entonces, las puertas de la conciencia.

Aumentan en más de 8 000 las hectáreas afectadas

Camagüey.— Un vuelo de reconocimiento en horas de la tarde noche, del pasado jueves, valoró con precisión y de manera preliminar, «que suman 8 232 hectáreas afectadas y de ellas corresponden a bosques unas 33 hectáreas», comunicó en exclusiva a JR, Radiel Pavón González, especialista del Cuerpo de Guardabosques en el territorio.

Pavón González agregó, «de las 33 hectáreas de bosques afectadas por el desastre natural, nueve hectáreas corresponden a bosques de plantación, de la especie de pino, y otras 24 a bosques naturales».

Explicó que de las más de 8 200 hectáreas dañadas, unas 6 959 hectáreas, se habían quemado en otros incendios ocurridos en años anteriores. O sea, áreas degradadas, que no poseían ningún tipo de manejo silvicultural», enfatizó.

«Allí la regeneración natural—acotó el especialista— no poseía tratamiento boscoso, que son los que evitan las actuales consecuencias».

Confirmó que esta alarmante realidad fue comprobada por un grupo de expertos del Cuerpo de Guardabosques del Servicio Estatal Forestal y de la Empresa Forestal Integral Camagüey.

Insistió que el peligro aún es latente porque en los vuelos de reconocimiento de la tarde del pasado jueves se observaron, luego de una semana ininterrumpida de labor de los combatientes contra el siniestro, pequeñas columnas de humos aisladas, dentro de los focos de las áreas controladas, pero no sofocadas.

Agregó que aunque no han aparecido ni observado vía área y terrestre llamas en combustión, «mientras exista un indicio de humo, los combatientes no se retiran del siniestro, porque el peligro es eminente», enfatizó.

Subrayó el oficial Radiel Pavón González, que en las próximas horas, «es muy importante la estricta y minuciosa guardia de ceniza que desarrollan todas las fuerzas en la extensa área afectada, quienes detectan cualquier indicio que ponga en peligro lo hecho durante una semana: que el incendio no penetre al macizo boscoso de la meseta de San Felipe».

Comentó que en la patrulla área realizada desde las cuatro de la tarde del pasado jueves participó al viceministro del Ministerio de la Agricultura, Ramón Frómeta, y otros funcionarios de este ramo en la nación y provincia.

Apuntó que se investigan las causas que originaron este incendio en la zona de Tres Puertas, en el municipio de Florida, y que trabajan en esta área los peritos y un grupo de expertos para determinar los elementos que desencadenaron el lamentable siniestro.

En el parte de las 4: 30 p.m se pasaba a la fase de extinción del incendio, pues «el vuelo de reconocimiento aérea no detectó focos, solo una línea de humo muy fina en las áreas quemadas. Lo que permitió confrontar el estado del incendio» dijo aquí Radiel Pavón González, especialista del Cuerpo de Guardabosques en el territorio.

A partir de ese momento se procedió a la guardia de cenizas con todas las fuerza participantes en la zona dañada.

Se comprobó en la práctica que el fuego estaba controlado y sofocado, y a  las seis de la mañana de este sábado el incendio estaba totalmente extinguido, sin vestigios de humo.

En horas de la mañana se realizó un reconocimiento a la tropa que participó en la extinción del siniestro, informó el jefe provincial del Cuerpo de Guardabosques coronel Benito Pena Macías.

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