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Mayor cultura botánica ¡a la orden!

Perteneciente a la Sociedad Cubana de Botánica, este proyecto nació hace un año y medio y pretende desarrollar iniciativas que estimulen el interés por la flora cubana

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

La palma real, la ceiba… Transcurren unos segundos y pocas son las personas en el auditorio que logran completar un listado de tres o cuatro plantas cubanas, como les solicitó el especialista que les imparte una charla. Con el ánimo de no rebuscar mucho en los archivos mentales, los presentes se exigen respuestas inmediatas y no faltará quien agregue la mariposa que, aunque es nuestra flor nacional, no es endémica de nuestra tierra.

¿Cómo es posible que exista ese desconocimiento en cuanto a nuestra flora y sus riquezas? Ante tal interrogante se vieron los organizadores del proyecto ecológico Planta, perteneciente a la Sociedad Cubana de Botánica, nacido hace un año y medio para desarrollar iniciativas que estimulen el interés por este tema.

Su presidente, el máster en Ciencias y biólogo Alejandro Palmarola Bejerano, quien trabaja en el Jardín Botánico Nacional, insiste en que Cuba cuenta con numerosas singularidades, como ocurre con la diversidad de su flora, un elemento que no todos dominan.

El nombre del proyecto ya es una provocación: ¿Verbo o sustantivo? «Realmente se trata de un verbo, ya conjugado, claro. A los ecologistas se nos asocia con la idea de plantar árboles, pero en realidad estamos apostando por plantar conocimientos en torno a esta temática en la población cubana. Abogamos por la conservación de nuestra flora y la mejor manera para lograrlo es sensibilizar a la gente».

Tres líneas de trabajo fundamentales se desarrollan en Planta, proyecto que agrupa a biólogos, sociólogos, realizadores audiovisuales, diseñadores, fotógrafos, ecologistas todos, explica Palmarola Bejerano. Una de estas es la educación, que se despliega sistemáticamente a partir de una serie de intervenciones a nivel comunitario y escolar. Tenemos también la vertiente de la capacitación para quienes ejercen la labor educativa, y la línea de la comunicación, destinada precisamente a ganar en visibilidad en la sociedad, con mensajes televisivos, afiches y otras alternativas.

«Trabajamos con niños en los barrios y en las comunidades, aunque en ocasiones nos hemos acercado al ámbito escolar, a través de círculos de interés. También dirigimos nuestra iniciativa al trabajo con los jóvenes, en especial con aquellos que cursan estudios en la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana. A ellos los implicamos en este movimiento mediante excursiones, acercamiento a distintas áreas protegidas, campamentos en zonas específicas… Y con los adultos mayores creamos recientemente otras alternativas de socialización del proyecto.

«El Festival de la Ciencia —que tuvo su segunda edición el pasado 31 de mayo en la Plaza Vieja del Centro Histórico de la ciudad— fue otra actividad masiva que convocó al disfrute del conocimiento, en primera instancia.

«El afán por saber un poco más sobre ciencia late en el interior de la gente, y ofrecerles la oportunidad de hacer experimentos, verlos, comprenderlos y abundar más en conocimientos de este tipo los acerca a su motivación inicial».

Sin embargo, lo más visible de Planta es el videoclip Del monte soy. «Con este nos hemos dado a conocer bastante y se lo agradecemos a Tony Ávila, quien con su jocosidad característica nos regaló el tema. Se sumaron a él, después, Laritza Bacallao, Ivette Cepeda y Miriela Moreno, junto al conjunto de cuerdas Frasis. Así proyectamos una imagen a través de una modalidad artística, pero al final recibimos ganancias, pues nos damos a conocer y sumamos a más personas».

Tenemos muchos proyectos en perspectiva, y para concretarlos se necesita, más que presupuesto, de gente motivada, agrega Palmarola Bejerano. «Nos hacen falta más manos para hacer todo lo que queremos, por ejemplo, como La Mascota Verde, que es un subproyecto dentro de Planta que se dirige en especial a los niños. Somos hacedores de sueños en defensa de nuestra flora, su conocimiento y conservación, y mientras más personas se nos unan, más cultura botánica habrá en la población», concluyó.

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