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La luz de alante...

La Isla de la Juventud alcanzará el próximo año un 24 por ciento de penetración de las energías renovables en el sistema electroenergético local, algo que en todo el país se prevee para el 2030. Un proyecto financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente favorece este despegue

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— La Isla de la Juventud se adelantará al resto del país cuando el próximo año logre una penetración del 24 por ciento al sistema electroenergético local con energías renovables, según trascendió durante el reciente Taller Internacional Energía Renovable para el Desarrollo Sostenible: Gasificación de Biomasa, con participación de expertos de Latinoamérica, Europa y Cuba.

Andrés Raúl Espino Ares, director de Fuentes Renovables de Energía (FRE) de la Empresa de Ingeniería y Proyectos para la Electricidad en el territorio nacional, ratificó aquí que ese es el porcentaje de penetración que se pretende completar en todo el país para el 2030.

«Cuando se utilizan las energías renovables se gana en independencia energética al tiempo que estas permiten, a partir de un considerable ahorro, sustituir importaciones de diésel y fuel oil y reducir la emisión de gases contaminantes y otros desechos. Por eso, constituye una prioridad para el Estado cubano cambiar gradualmente la matriz energética nacional, hoy al cuatro por ciento de penetración mediante el uso de las FRE», comentó.

Diego Masera, coordinador para la Energía Renovable de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), explicó que entre los beneficios de un programa de este tipo se incluyen la generación de empleo, así como la posibilidad de exportar los excedentes de combustibles y ampliar las capacidades locales para el desarrollo sustentable.

En ese sentido, comentó que a nivel mundial hace tres años las inversiones en materia de FRE superan las de combustible fósil «y no solo los países importadores, sino también los productores de petróleo invierten en las FRE para la generación, y exportan el carburante».

En el caso particular de la Isla de la Juventud, el avance en este tipo de experiencias se debe, fundamentalmente, a la ejecución desde hace una década de un proyecto financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente con el objetivo de implementar en el territorio varias de las tecnologías de FRE, que hoy muestran resultados favorables en lo económico y social.

Yoel Aguilera Rodríguez, de la Empresa Eléctrica local, informó que hasta el 30 de septiembre del corriente, el territorio, a partir de su uso logra ahorrar por concepto de generación unas 329 toneladas de diésel, equivalentes a 253 452 dólares en el mercado mundial, según los precios del crudo para la etapa.

Asimismo, se conoció en el taller internacional que la implementación del proyecto generó, hasta el momento, unos 70 empleos en comunidades con poco desarrollo económico como La Reforma, con el parque eólico experimental Los Canarreos; en La Fe, con los paneles fotovoltaicos; en Cocodrilo, con la primera planta de biomasa forestal y ahora en La Melvis con la segunda planta, la más grande del país.

Jorge Luis Isaac, especialista de la Unión Eléctrica de Cuba, señaló que entre los principales resultados del proyecto están la capacitación y el consenso generado de incluir estas inversiones en el Programa de Desarrollo Integral (PDI) del 2012 al 2020 en el Municipio Especial.

Por qué la Isla de la Juventud

El proyecto para desarrollar las FRE en la Isla de la Juventud surge en un momento económico marcado por los altos precios de la energía; en lo social por la inequidad y pobreza energética, y en lo ambiental por las diversas afectaciones e implicaciones adversas para el entorno que supone depender de otras fuentes, como las fósiles, y no de las renovables, las cuales solo representaban hasta hace unos años el ocho por ciento del consumo energético global, según publicó el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial en 2007.

De ahí la urgencia de aplicar cambios radicales en los patrones de producción y consumo de energía e incrementar las reservas de ahorro y eficiencia a partir del desarrollo de las FRE, actividad que en Cuba se respalda en los Lineamientos 247 y 254 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

Según el estudio del Doctor en Ciencias Leonardo Cruz Cabrera, rector de la universidad pinera, la meta del proyecto es convertir a la Isla de la Juventud en un polígono demostrativo para el aprovechamiento de las FRE, a partir de potencialidades locales que descansan en las fuentes siguientes: la solar térmica, solar fotovoltaica, eólica y biomasa forestal.

La investigación mostró que el Municipio Especial tiene características que lo hacen atractivo para este tipo de inversión. Entre ellas figuran los pobres rendimientos agrícolas de los suelos que generan espacios aprovechables para las FRE, y que el territorio está aislado del Sistema Energético Nacional.

Otro dato que aportó el estudio se refiere al alto promedio de insolación, de siete a nueve horas diarias. Por ejemplo, en abril fue de diez a 11 horas de sol, y los meses de julio y agosto se ubicaron como los de máxima intensidad. «Solo septiembre y octubre registran valores inferiores, por lo tanto resulta pertinente ese tipo de FRE», comentó.

Esa realidad obliga a los pineros a buscar alternativas a favor de la autosuficiencia en la generación de energía y el proyecto que concluye tras una década de ejecución vino a materializar esa necesidad.

Principales resultados

Antonio Figueredo Matos, del departamento de Inversiones de la Empresa Eléctrica local, aludió a los principales impactos en el orden económico y social de la aplicación del proyecto en el territorio. «Estamos en condiciones de continuar desarrollando las FRE de cara al desarrollo previsto en el PDI», dijo.

«El parque eólico Los Canarreos, por ejemplo, con 1,65 MegaWatt (MW) de potencia instalada, ahorra un total de 1 700 toneladas  de combustible fósil. La Planta de Biomasa Forestal en la comunidad de Cocodrilo, que genera 50 KiloWatt con madera y diésel, disminuyó el consumo en 14 000 litros, y el parque solar de La Fe ha ahorrado 126 toneladas de combustible desde su entrada en funcionamiento en diciembre de 2013.

«Otros beneficios de emplear las FRE son el adecuado uso de los suelos, la eliminación de especies exóticas y un manejo sostenible de los bosques, el aprovechamiento de recursos endógenos como la madera, la capacitación en la comunidad y la validación de la experiencia local para su generalización», acotó Cruz Cabrera.

Roberto García Molina, jefe de la planta de biomasa forestal de La Melvis, confirmó que la empresa los capacitó de conjunto con el personal técnico extranjero —productor de la tecnología— en los procesos de operación de la planta y para averías menores.

En su caso particular, lo acercó a su lugar de residencia al igual que al resto de los trabajadores tanto de la Organización Básica Eléctrica como de la Forestal, quienes ahora trabajan y viven en la comunidad La Melvis.

Futuro

Figueredo Matos informó que para el 2015 «entrará en funcionamiento otro parque fotovoltaico y ya se proyectan dos más en áreas que demandan energía para su desarrollo, una minihidroeléctrica que abastecerá a una comunidad rural y la construcción de sistemas de biogás en dos centros de producción procina», apuntó.

Argelia Balboa, directora de Energía Renovable del Ministerio de Energía y Minas, recordó que por las características del territorio pinero, la necesidad de suministrar combustible vía marítima y las demandas crecientes a partir del Programa de Desarrollo Integral, «la Isla de la Juventud requiere de un aseguramiento energético superior y el uso de las FRE es una vía importante de generación».

En ese sentido, Luis Isaac subrayó que «las experiencias locales son valiosas y útiles. Han logrado integrar a las personas involucradas de la industria forestal, la Universidad y la Empresa Eléctrica con el propósito de asimilar las nuevas tecnologías y obtener resultados».

En otras provincias se aprovechan los conocimientos y experiencias de la Isla de la Juventud, como en la estación experimental de pastos y forrajes Indio Hatuey (Matanzas), cuyos técnicos han desarrollado e instalado un gasificador de biomasa en el aserradero de El Brujo (Santiago de Cuba), un proyecto que emplea marabú y es financiado por la Unión Europea. Por otro lado, se prevé abastecer de energía a una comunidad aislada de La Veguera (Camagüey) mediante una planta eléctrica que utiliza la tecnología de gasificación.

«La principal utilidad para el futuro es resumir lo que hemos aprendido en estos años, generar ideas, proyectos, saber hasta dónde hemos llegado y qué debemos hacer para continuar fomentando las FRE, hoy con el apoyo del Estado, ya que recientemente fue aprobada en la Asamblea Nacional la política para su desarrollo, lo que demuestra la im-portancia que se le da a esta tecnología para el desarrollo sostenible», acotó.

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