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La voz jurídica de la ciudadanía

Los desafíos de la abogacía en el nuevo contexto económico y social del país fueron abordados en diálogo con nuestro diario por el Presidente de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos, institución que este 22 de enero llega a sus 50 años

Autor:

Susana Gómes Bugallo

La abogacía cubana en tiempos de Revolución ha ido posicionándose dentro del sistema jurídico, guiada por la primigenia vocación social en la prestación de sus servicios, que fueron reunidos desde 1965 en el primer bufete de plataforma común, y que abrió el camino a la existencia de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC), que este 22 de enero cumple 50 años de surgida.

Lo anterior lo afirma el Doctor en Ciencias Jurídicas Ariel Mantecón Ramos, quien preside esa institución, con una membresía de más de 2 000 profesionales, y que constituye la cara de la abogacía cubana en el nuevo contexto económico y social.

Desde aquel momento fundacional se inició un proceso gradual de colocación de la profesión en el esquema de órganos del modelo jurídico y una paulatina consolidación del sistema institucional de la abogacía. Actualmente la ONBC es una institución estable, sólida y muy visible en el entramado jurídico del país.

Además, argumenta su Presidente, la organización representa a los abogados y tiene capacidad para entenderse, como voz colectiva de estos, con el modelo social y jurídico. A esta posición se ha llegado por una acumulación progresiva de conocimientos, métodos de trabajo y valores que se acrisolan en un esquema colectivizado de ejercicio de la profesión, dice.

«Sin pretender ubicarnos en el centro de la historia y los acontecimientos, es indiscutible que nuestra organización de abogados ha contribuido a delinear el modelo de justicia en Cuba. Ha participado, como elemento activo de la sociedad, en la creación de una forma de pensamiento y actuación en lo jurídico, a la educación jurídica de la ciudadanía y a la búsqueda de un ideal de justicia. No estamos plenamente conformes con nuestros aportes, pero nos sentimos orgullosos de lo que han hecho nuestros abogados por el bien de la sociedad», expone.

Opina Mantecón Ramos que para los abogados la Organización Nacional de Bufetes Colectivos ha constituido la voz colectiva de un profesional que se desenvuelve en una esencia individual y a veces solitaria.

«El abogado encarna un interés individual —el de la persona en conflicto— y lo replantea o lo enfoca para que sea visualizado en ámbitos de expectativas socializadas —las del conglomerado humano, la sociedad instituida y organizada—. La Organización tiene la misión de acompañarlo en ese difícil cometido», describe.

Precaver en vez de dirimir conflictos

Con su experiencia, Ramos se refiere a las prácticas de la ciudadanía ante el ejercicio jurídico. Lo más común en Cuba, lamenta, es que las personas acudan al abogado cuando ya está creado un problema, que casi siempre se pudo haber evitado.

«El modelo jurídico cubano no tiene interiorizada la función del abogado como elemento preventivo del sistema de conflictos. A diferencia de la mayoría de los países, el ciudadano común no está imbuido de la idea de que puede salvarse de la desagradable vivencia de un conflicto jurídico con una correcta asesoría preventiva».

Mantecón Ramos comenta que no debe culparse a la mentalidad social colectiva ni al ciudadano de esta poca iniciativa de asistir a los bufetes para asesoramiento. Se trata, según el también profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, de que el modelo jurídico debe hacer más por arbitrar la convivencia mediante el Derecho.

«Creo que es una de las perspectivas del proceso de perfeccionamiento de la sociedad, instituido a través de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Parti-do y la Revolución. Se trabaja en ese camino, aunque queda mucho por hacer», argumenta.

Aunque los abogados no deciden el curso de los acontecimientos en la administración de justicia ni en la realización de los derechos del ciudadano, explicó, constituyen un elemento que aporta la contrapartida necesaria y contribuye a que los órganos o instituciones, que sí tienen poder decisorio en este punto, enfrenten con mayor calidad los procesos que involucran derechos y garantías del ciudadano.

El directivo refiere que los abogados están diseñados para acompañar técnicamente al ciudadano en conflicto en su tránsito por el modelo institucional creado para ventilarlo. Hay una correlación directa entre las expectativas de justicia de la ciudadanía y la fortaleza de la abogacía, señala.

¿Más leyes significa más casos?

Aunque la actualización del modelo económico y social cubano ha conllevado una creciente emisión de normas a fin de perfeccionar la institucionalización del país, Mantecón Ramos refiere que ello aún no evidencia un aumento de la cantidad de casos directamente relacionados con las nuevas legislaciones.

Sin embargo, el trabajo de los abogados se incrementa cada año, y debe crecer según proliferen las nuevas formas de gestión y los conflictos en torno a estas. En el caso de la asesoría en materia de impuestos, en lo que al llenado de las planillas establecidas se refiere, la necesidad de apoyo especializado aumentó en 2014.

«Entiendo que la consolidación de los nuevos modelos de gestión conllevará al dimensionamiento de los nuevos actores económicos, y ello pasará inobjetablemente por el perfeccionamiento de su esquema de actuación jurídica. No se puede ser fuerte económicamente si no se está correctamente asesorado en lo jurídico. En ello los bufetes colectivos desempeñarán su papel y nos estamos preparando», aduce.

La capacitación de los profesionales del Derecho debe estar a la altura de los retos actuales y futuros de la profesión y los tiempos. Explica el entrevistado que se ha ido creando un saber individual y colectivo que permite hacer frente a los requerimientos del servicio, aunque es imprescindible consagrarse al incremento de las habilidades y evitar la conformidad con un sistema de conocimientos rutinarios con el cual se podría sobrellevar el ejercicio de la profesión, pero no su desempeño con la máxima calidad.

«Hay una correlación indiscutible entre preparación técnica y calidad de los servicios. Se están incorporando muchos jóvenes a la institución, que vienen preparados de las universidades, pero carecen de experiencia y métodos de actuación, de los que deben dotarse mediante una práctica orientada y la adquisición de conocimientos no específicamente académicos, justamente aquellos que proporciona solo la práctica», dice.

Aunque los abogados están llamados a implementar otros mecanismos de trabajo o prácticas en la tramitación de determinados tipos de procesos, dentro del panorama mundial nuestra abogacía es autóctona y responde a un específico criterio de ordenamiento de las relaciones sociales, valora el Doctor en Ciencias Jurídicas.

En esquemas procesales como el penal, los abogados cubanos van muy delante de otros en técnicas de litigación y en méto-dos de actuación en ambientes de oralidad. Incluso se nos ha pedido, por parte de

autoridades de la abogacía internacional, la impartición en Cuba de cursos para la formación de abogados en esas técnicas.

Tradición jurídica

Mucho se comenta a veces sobre los conflictos éticos de la profesión y algunas personas refieren historias que evidencian posturas incorrectas moral y profesionalmente.

Analiza Mantecón Ramos que ante los problemas de naturaleza ética, la organización es intolerante con las infracciones.

Describe que cuentan con un sistema de tratamiento a este tipo de sucesos negativos, constituido hace casi 20 años, a partir del Código de Ética y complementado con normas de procedimiento, que instituyen comisiones especializadas en violaciones de este carácter. Cada año reciben denuncias y tramitan expedientes que, en algunos casos, concluyen con la aplicación de sanciones severas.

Del otro lado de la historia están los abogados con una conducta ética y moral ejemplar. Este año la ONBC ha instituido una distinción denominada Toga de Honor de la Abogacía, que premia y distingue a los profesionales de vida consagrada y una trayectoria limpia y destacada. Como parte de la celebración del aniversario 50 se entregará a 80 abogados de todo el país.

Sobre los modos de pago y los salarios a quienes ejercen la abogacía en bufetes colectivos, comenta el directivo que en Cuba rige un modelo de abogacía social que implica que —a diferencia de otros países— las tarifas por los servicios son oficiales, estandarizadas y muy bajas, e incluso llegan a ser simbólicas en procesos como los laborales.

«Ello está dado por nuestra pertenencia a un modelo de fuerte perspectiva social, y lo asumimos como un compromiso y reto a la vez.

La juventud que ingresa a los bufetes colectivos se inicia con la firma del Código de Ética de la institución. Foto: Calixto N. Llanes.

«Respecto al futuro, tenemos la seguridad de que la Organización y sus abogados acompañarán al país en su proceso de transformaciones, en la construcción de una sociedad mejor. Son muchos los retos que ello impondrá, pero estaremos a su altura; estamos optimistas», concluyó.

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