Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Adalid de un tiempo virtuoso

Era también Primero de Mayo, pero del 2000, cuando Fidel, que acompañó a los cubanos en cada jornada proletaria, hizo público su concepto de Revolución

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Volví este viernes a otra fiesta proletaria convertido en trabajador, como esos a los que he honrado en tantos Primeros de Mayo de mi vida estudiantil. Nunca imaginé que esta primera vez iba a estar en la tribuna de la Plaza de la Revolución José Martí de La Habana, desde donde todo luce más conmovedor aún.

Regresé este viernes a la Plaza, justo cuando 15 años atrás, desde ese sitio inmenso, un hombre excepcional dio una definición que se ha convertido en brújula de un pueblo. Era también Primero de Mayo, pero del 2000, cuando Fidel, que acompañó a los cubanos en cada jornada proletaria, hizo público su concepto de Revolución.

Eran tiempos de una larga y simbólica lucha que lograba rescatar al pequeño Elián González Brotons, secuestrado en los EE.UU. Fidel entonces resumía en su esencia la historia pasada, presente y sobre todo futura de la nación cubana. Y decía: «Estamos viviendo días de intensa y trascendental lucha. Cinco meses llevamos batallando sin tregua. Millones de compatriotas, todos casi sin excepción, han participado en ella. Nuestras armas han sido la conciencia y las ideas que ha sembrado la Revolución a lo largo de más de cuatro décadas».

Y casi de inmediato —en medio de un sol fuerte y radiante al que no le temía nadie, como  tampoco, ayer, a la lluvia, en esta plaza habanera de tantas batallas— expresó Fidel su medular tesis de Revolución, fruto de su larga experiencia de combatiente y síntesis perfecta de más de dos siglos de lucha del pueblo cubano. Solo un hombre de su talla, que desde su juventud acogió, alentó y concretó los principios revolucionarios, podía hacerlo.

Esos preceptos expuestos en la definición han guiado a los cubanos desde entonces y permiten exhibir ante el mundo los resultados de una nación que está cambiando «todo lo que debe ser cambiado».

Porque no hay duda de que «Revolución es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos», como se ha logrado en esta tierra, que hasta los sitios más recónditos del país ha llevado salud, educación, cultura, amor... en medio del desafío a poderosas fuerzas, tanto internas como externas.

La Revolución Cubana nunca ha mentido ni ha violado jamás los principios éticos que la sustentan. Ahí está parte del tesoro espiritual de la nación, esa que defendieron  cientos de representantes de la sociedad civil hace casi un mes en las actividades y foros paralelos de la VII Cumbre de las Américas en Panamá. Como de defensa de lo nuestro también resultó el desfile de ayer en la Plaza de la Revolución José Martí, los trabajadores y el pueblo de la capital reiteraron su orgullo y admiración por tan digna actuación, invitando a muchos de ellos a formar parte de la avanzada que abrió la marcha.

Si algo de interesante tiene la definición hecha por el líder cubano es que trasciende los límites de las fronteras nacionales, porque: «Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y el mundo».

Por ello este viernes abrieron el desfile habanero los trabajadores de la Salud, que en más de 67 países del mundo cumplen con la misión de salvar vidas humanas, o los cientos de colaboradores que desde octubre del pasado año combatieron la epidemia de Ébola en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry, países del África Occidental, y que luego de una misión difícil ya están de regreso en la Patria y desfilaron junto a nosotros.

La unidad e independencia, dos preceptos arraigados en los sentimientos más profundos de nuestro pueblo, estuvieron muy presentes este Primero de Mayo, cuando el Presidente cubano Raúl Castro y el venezolano Nicolás Maduro se tomaron las manos y las alzaron en señal de unidad indestructible, como lo hicieron también Fidel y Chávez. Ahí está esa modestia, desinterés, altruismo, heroísmo y solidaridad que no podemos abandonar jamás, menos ahora que el hermano pueblo y Gobierno bolivarianos están amenazados por un decreto de EE.UU.

Por esas ideas que desde entonces nos acompañan y porque la Revolución Cubana sigue siendo el sueño resguardado por todos, volvimos a desfilar este Día Internacional de los Trabajadores.

Lo hicimos por Cuba y una Revolución que cambian, por la necesaria actualización de nuestro modelo económico, por esa gratitud inmensa de tener ya en casa a los Cinco, quienes por vez primera dejaron de ser presencia en miles de carteles exigiendo libertad, para estar físicamente entre nosotros.

Porque como predijo nuestro  Héroe Nacional José Martí —bajo su mirada escrutadora desfilamos— es un tiempo virtuoso y hay que fundirse en él.

Volvimos a desfilar este Día Internacional de los Trabajadores.

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