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Francisco se pronuncia contra la riqueza mundana

Inesperadamente, durante la celebración de las Vísperas en la Catedral de La Habana, la pobreza fue el centro de sus palabras y no leyó la homilía preparada

Autor:

Juana Carrasco Martín

En la Iglesia Catedral de San Cristóbal de La Habana el Papa Francisco presidió celebración de las Vísperas, un oficio de la liturgia católica que corresponde a las llamadas horas canónicas, en este caso la oración de la tarde o vespertina, que según el culto religioso se instituyó para venerar la memoria de la sepultura de Jesús o su descenso de la cruz.

La celebración se realizó con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en el vetusto templo situado en La Habana Vieja, en cuya Plaza también se congregaron cubanos y peregrinos de otros países para escuchar —por tercera vez en esta jornada dominical— la palabra del Obispo de Roma en su gira apostólica que lo llevará el lunes a Holguín y que en su etapa cubana concluirá el martes 22 de septiembre en Santiago de Cuba, desde donde viajará a Estados Unidos, país en el cual también tendrá una apretada agenda en tres ciudades: Nueva York, Washington y Filadelfia.

En las Vísperas no leyó la homilía en la que habla de unidad y alegría. La entregó para que se difundiera después entre los consagrados a la Iglesia. En ella asegura que «los conflictos, las discusiones en la Iglesia son esperables y, hasta me animo a decir, necesarias», agregó, porque es « signo de que la Iglesia está viva y el Espíritu sigue actuando, la sigue dinamizando». Francisco llamó a la alegría,a levantar la cabeza e irradiar esa alegría a pesar de cansancios, escepticismos o desesperanzas.

Y ejemplo de unión, que no de unanimidad, entre la Iglesia Católica y una institución del Estado cubano como el Ministerio de Salud Pública, lo dio en su testimonio ante el Papa Francisco, Sor Yaileny Ponce Torres, de la congregación Hijas de la Caridad: «Al terminar la etapa del seminario, supe que la comunidad me enviaba a servir a Dios y a los pobres en el Hogar de Impedidos físicos y mentales “La Edad de Oro”», y explicaba: «La Edad de Oro es una institución dirigida y administrada por el Ministerio de Salud Pública, y alberga a 200 pacientes de ambos sexos con distintas patologías relacionadas con encefalopatías crónicas».

Cánticos y salmos formaron parte del rito que se inició con el Papa aspergiendo con el agua bendita en el atrio de la Catedral. Lentamente la más alta autoridad eclesiástica del catolicismo entró a la nave central cuando eran aproximadamente las 5:30 de la tarde. Llevaba en las manos las rosas blancas que cultivan la amistad y las colocó en el altar. Se las había entregado una niña en la Iglesia de Reina.

Un momento solemne en el que también usó de la palabra el cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de la Habana, quien aseguró que están llenos de júbilo los consagrados a la Iglesia allí congregados y tienen como algo muy propio que es una Iglesia pobre donde «no hay espacios fáciles» que estimulen «la competitividad», y agregó que «esta pobreza ha sido la riqueza de nuestra Iglesia», la cubana.

El Papa de lo inesperado hizo nueva homilía a partir de la que calificó como «palabra incómoda» pronunciada por el Cardenal habanero, tan incómoda, aseguró con sencillez Francisco, que incluso va contra toda la estructura cultural del mundo: «dijo pobreza y la repitió varias veces».

La recibimos en el corazón, agregó mientras afirmaba que el espíritu mundano no la quiere, la esconde, no por pudor, sino por desprecio y si tiene que pecar y ofender a Dios, para que no le llegue la pobreza, lo hace.

No aman al espíritu del hijo de Dios, añadió, de quien se humilló para ser uno de nosotros. Subrayó que siempre tratan de escamotear la pobreza, escamotearla del corazón, subrayó.

Le habla a los sacerdotes y sacerdotas consagradas rechazando la mundanidad rica que termina triste y sin amor, porque la riqueza pauperiza. «Gracias por lo que hacéis», les dijo.

Creo que se le escucha con especial atención también entre quienes han seguido sus palabras en la transmisión en vivo que ha hecho la Televisión y la Radio cubanas.

Se me ocurre volver sobre las palabras de Fidel en aquella trascendental conversación con Frei Betto en 1985, cuando afirmó: «Hay 10 000 veces más coincidencias entre el cristianismo y el comunismo que entre el cristianismo y el capitalismo».

Puede recordarse que el Papa dijo en la Plaza de la Revolución, durante la Santa Misa de la mañana dominical, que «quien no vive para servir, no sirve para vivir».

José Martí viene con su permanente enseñanza y sus hijos en Cuba —creyentes, religiosos o no— lo aplicamos para hacer: «Es necesario para ser servido de todos, servir a todos»…Martí, nuestro Apóstol.

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