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El Papa Francisco ya está en la Plaza de la Revolución. Comienza la liturgia religiosa con el canto al Sumo Pontífice, en la amplia explanada que desborda de pueblo. Recorre entre el pueblo congregado, fieles y no creyentes, que le saludan con júbilo. El canto tiene sabor cubano, el del son, y es una oración por Francisco, como pidiera el Papa en sus primeras palabras en Cuba, a donde llegó en la tarde del sábado.
«Vamos a rezar por él como él reza por nosotros», se dice en el estribillo mientras el «papamóvil» cubano va recorriendo el área situada en el corazón de La Habana. Se detiene por momentos y habla o estrecha la mano de algunos, con la sencillez que caracteriza a este jefe de la Iglesia Católica que la ha revolucionado en sus aspectos más tradicionales.
Los Presidentes Raúl Castro y Cristina Fernández están entre los asistentes a la liturgia de la Santa Misa que dará comienzo a las 9:00 de la clara mañana dominical. Otras autoridades cubanas y Frei Betto destacan entre los presentes.
Vítores y aplausos acompañan el recorrido que ya dura varios minutos hasta que baja del vehículo blanco y saluda al cardenal Jaime Ortega y a un grupo de enfermos; también a peregrinos llegados a Cuba desde otros países. Ha recorrido toda la Plaza de la Revolución José Martí.
Tras el cálido y cariñoso recibimiento se anuncia que dará comienzo a la Misa Campal para la que se pide recogimiento y de inmediato se hace silencio.
