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La máxima de Cuba siempre será proteger la vida (+ Fotos)

El enfrentamiento a las inundaciones costeras de estos días fue otro ejemplo del porqué Cuba es un paradigma mundial en hacer frente a los efectos de eventos naturales y de otra índole

Autor:

René Tamayo León

Avanzada las cinco de la tarde, las aceras de la calle 5ta. del Vedado, entre Paseo y A, ya no podían desandarse por algunos tramos, como minutos antes lo habíamos hecho los reporteros de JR. Empezó a ser cubierta por el agua del mar, lentamente, pero con la misma tenacidad con la que ya había tapado las avenidas, paseos y parterres más cercanos a la costa.

Según los pronósticos meteorológicos divulgados en el Noticiero de Televisión, la inundación costera en las zonas bajas del litoral habanero se arreciaría sobre las 8:30 de la noche, cuando debería darse el pico de la situación, debido a la marea alta. No obstante, informó el Doctor José Rubiera en el estelar informativo, que el episodio climático debería comenzar a ceder después de las diez de la noche, con la marea baja, para continuar disminuyendo hasta desaparecer. Hoy todo debe ir regresando a la normalidad.

Ayer en la tarde, sin embargo, en las escaleras de algunos edificios varios vecinos que habitan en los antiguos sótanos, ahora habilitados como viviendas —muchas muy confortables—, contemplaban apacibles la levedad del «río». De vez en vez miraban taciturnos sus bienes, todos colocados en los pasillos de entrada de las edificaciones, a un metro y más de altura sobre la calle, donde estaban seguros y bajo techo.

El sosiego y control de la situación solo fue roto por la indisciplina de algunos, como por quienes se aventuraron a caminar por la zona inundada para ir hacia algún sitio o hasta para hacerse un selfies, o por quienes quisieron convertir el hecho en una aventura y sacaron una balsa para «navegar» las calles, y hasta por algunos que se excedieron en el consumo de alcohol y debieron ser evacuados por los socorristas. Todos pusieron irresponsablemente su vida en peligro.

Información y acción oportuna

Tania Alarcón, residente de uno de los edificios de calle A, entre 5ta. y 7ma., recuerda que la última penetración de agua de mar por aquí fue hace diez años. Su casa no corre peligro por el momento, pero la familia ya tiene andamios listos para subir los bienes en ellos si hace falta, además de otras precauciones para impedir o paliar la inundación.

«Hemos tomado todas las acciones para evitar los daños materiales. Los vecinos limpiamos la cisterna y hemos ido drenando el agua para los tanques, por si se contamina. También hemos hecho reservas de agua y de otros recursos imprescindibles, y todos estamos pendientes de las necesidades de los demás.

«Se ha informado de la situación, se han dado indicaciones de cómo prepararnos —señala la lugareña. Las autoridades —el Gobierno, el Partido, la Defensa Civil, los bomberos, Salud Pública, la Cruz Roja, la Policía y los demás factores— también han estado brindando una atención eficiente y esmerada.

«Los compañeros han estado trabajando todo el día con mucha profesionalidad para mantener la calma, la disciplina y la protección. Creo que han hecho todo lo que se necesita en estos casos. Ahora esperamos que si se alarga la situación, se trabaje por mantener los servicios básicos, como el abastecimiento de alimentos si las bodegas de los alrededores son afectadas. También esperamos que cuando pase el fenómeno, se actúe con rapidez, sobre todo en la limpieza de las cisternas, que son fundamentales, por el tema del agua. Y que se limpien las alcantarillas y se enfrenten otras dificultades de ocurrir, como mismo han hecho en las últimas horas, ante la inminencia de estas inundaciones», agrega Tania.

A la par de ella, otros vecinos señalaron a JR el trabajo positivo de las empresas de Acueducto y alcantarillado y de la Electricidad, que están presentes allí.

No obstante, no todos piensan lo mismo. Es el caso del matrimonio integrado por Guillermo Solís y Alina Rivero, quienes viven en una casa adaptada en uno de los sótanos de los edificios de calle 5ta., entre Paseo y A.

«Tuve que subir solo todo los muebles para la entrada del edificio, porque mi mujer está embarazada —dice Guillermo. Y cuando pase esto, tendré que volverlos a bajar yo solo. Tampoco han venido a preguntarnos qué necesitamos. No es que necesitemos, porque uno más o menos tiene su economía, pero...

«Bueno, yo no sé por qué le digo esto porque usted no lo publicará», me dice Guillermo, y me reta a hablar con vecinas del edificio de al lado, entre ellas Justina Martín González, de 77 años y la joven Yunia Martínez Pavón, quienes dicen que no han tenido una atención personalizada.

Al consultar a personal de Salud y la Cruz Roja, los especialistas nos señalaron que ellos están allí para atender cualquier emergencia y caso que lo requiera, solo hay que solicitarla, me explican. Además de que existen recorridos perennes, donde se alerta a la población de la zona, se han realizado decenas de evacuaciones y atendido también a muchas personas que han requerido atención médica, agregan.

Oficiales del Cuerpo de Bomberos de la República de Cuba, informaron también a JR que se ha evacuado a todo el personal que lo ha solicitado. La población también tiene que saber comunicarse —señalaron— y se ha asistido y atendido a todos los que lo han solicitado.

Cuba protege

Ayer, al empezar a caer la noche, en las zonas bajas del Vedado habanero el agua se extendía por largos tramos entre el Malecón y las calles 5ta. y 7ma., y hasta Línea, dependiendo de la altura.

No obstante, en las zonas no inundadas, aunque el agua estuviera a unos pocos metros de distancia, la vida seguía en su cotidianidad. Los puestos de viandas abiertos, turistas comiendo apaciblemente en las paladares, y hasta vecinos y albañiles que seguían haciendo arreglos en las fachadas de la casas.

Aunque moderada hasta el cierre de esta edición, la inundación costera es un evento extremo, pero la gente se lo ha tomado con calma, al amparo del contundente y profesional dispositivo desplegado para proteger la vida y los bienes de las personas y de las instituciones.

Fue un trabajo preventivo y de socorro que también se desarrolló en otras zonas bajas, como en asentamientos costeros de los municipios Playa y Habana del Este.

Es una tradición que ha convertido a Cuba en paradigma mundial en el enfrentamiento a los efectos de eventos naturales y de otra índole, donde la máxima es proteger la vida. Las inundaciones costeras de la víspera, fueron otro ejemplo.

Pan garantizado

En las zonas afectadas por las inundaciones costeras en La Habana, se desarrolló un dispositivo para asegurar el abasto de alimentos a la población. Entre otras instituciones, intervino en esta parte del enfrentamiento, la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria.

Su director, Luis Carlos Góngora, comentó a JR que la entidad montó un servicio en las zonas cercanas al evento para la venta de pan, dulces, galletas dulces, trigo inflado, raspadura, y refrescos instantáneos, entre otros surtidos, en el que han participado más de cien trabajadores de varios municipios.

Informó que se ha reforzado la producción de pan en toda la ciudad, no solo para atender las necesidades por este evento, sino también para toda la provincia, ante la caída de las temperaturas. Está comprobado que cuando hay frío, las  personas compran y consumen más pan, señaló.

Entre las medidas adoptadas para estos días invernales, explicó que donde haya las condiciones, se abrirán mostradores para el expendio de los surtidos de las panaderías durante las 24 horas del día. Al mismo tiempo, se garantiza el pan de la población, y si el consumidor lo desea, podrá adquirir la cuota del día siguiente.

Las fuerzas especializadas realizaron una evacuación sistemática de personas en las áreas afectadas. Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

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