Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El cuatro que marcó a Camagüey

El Líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, expresó en su discurso del 4 de enero de 1959 en Camagüey, su concepto de la libertad: «La libertad no es todo. La libertad es la primera parte, la libertad para empezar a tener el derecho a luchar»

Autor:

Yahily Hernández Porto

Camagüey. -El calendario trascurría como pocos en el mundo en aquellos días de victoria. El primero de enero de 1959 triunfó la Revolución Cubana, liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y solo horas después, en la madrugada del día dos, el Líder de esta Isla inició su recorrido en caravana por todo el territorio Nacional junto a los integrantes del Ejército Rebelde.

Más de mil kilómetros recorrerían los Barbudos para llegar a la Capital. Pero su paso arrollador nunca estuvo solo. Júbilo es la palabra que encierra el calor humano y la alegría del pueblo cubano hacia sus Rebeldes.

La historia atesora cada detalle de la atrevida y pujante trayectoria de los «Mambises del siglo XX». En la madrugada del 2 de enero la Caravana rumbo a La Habana inicia su recorrido por el camino viejo de El Cobre y toma la Carretera Central, hasta Palma Soriano. A su paso por Jiguaní la población corre eufórica a recibir a los libertadores, en Santa Rita similar encuentro se establece, pues un cordón humano a ambos lados de las calles es la estampa de la misma alegría.

Narran los libros de historia, periódicos de aquellos años y protagonistas de la epopeya que los Barbudos se detienen en la localidad de Cautillo, luego a las 11 p.m., arriban al Ayuntamiento de Bayamo y en horas de la tarde, sobre las tres, llegan a Holguín, donde Fidel es entrevistado por el periodista de Bohemia Carlos M. Castañeda, y con las cámaras de Luis Tolosa, en el Instituto Politécnico.

En el diálogo el Comandante subraya categórico, con ese don previsor con el que nació, «Me siento agradecido y comprometido con toda Cuba. Los muertos no cayeron en vano, ni es posible olvidar los sacrificios de todo un pueblo. Responsablemente puedo decir que jamás en mi vida toleraré conscientemente una inmoralidad y aunque sea más duro, tomaré siempre el camino recto».

Así lo fotografió con el verbo, el maestro Castañeda: «...nada me impresionó más que su sencillez y hasta su humildad; su familiaridad con gentes que le conocíamos por vez primera y su suave paternidad con una tropa que le idolatra: Durante las veinte horas que pasé junto a él –de Holguín a Victoria de las Tunas a Guáimaro y a Camagüey– le vi oír, consultar y entonces mandar: en ningún momento actuó ni con petulancia ni con soberbia».

Luego la comitiva pasaría por Las Tunas, para penetrar las áreas camagüeyanas al amanecer del cuatro de enero. En la mañana entran los Rebeldes a la ciudad agramontina. En el Regimiento No. 2 Ignacio Agramonte lo reciben las autoridades de la provincia.

En la extensa llanura del verde caimán

Camagüey, tierra de leyendas y de glorias, vio inmenso aquel cuatro de enero a su Fidel. Ese día marcó a esta legendaria ciudad, pues el Gigante Cubano le habló al pueblo esa misma noche desde la Plaza de la Caridad, hoy de la Libertad.

El periódico local de la época, El Camagüeyano, en su publicación del 6 de enero de 1959 describe el suceso en dos momentos trascendentales, la llegada de los Rebeldes y luego el mitin celebrado esa noche en la Plaza de la Caridad. Así describe el rotativo de entonces los acontecimientos.

«(…) Alrededor de las diez de la mañana la caravana motorizada donde venía Fidel Castro entró en Camagüey por la Carretera Central procedente de Oriente. De pie en la torre de un tanque Sherman de gran tamaño, Fidel Castro extendió sus manos en un amplio saludo cordial hacia las enormes multitudes que se agolpaban por todas partes y lo aclamaban delirantemente.

«Hay escenas que no pueden materialmente describirse (…) sólo las informaciones gráficas podrían reflejar, siquiera pálidamente esa impresionante y viva realidad.

«La ciudad estaba viviendo, desde la víspera, horas de infinito júbilo por el triunfo de la Revolución y momentos de indescriptible entusiasmo a la entrada en Camagüey de las primeras legiones del Ejército Rebelde que operaba en nuestros campos.

«Enormes multitudes se agolpaban al paso de los legionarios de la libertad, que con sus largas melenas y sus espesas barbas semejaban un fantástico desfile de ejércitos bíblicos.»,....

En Fidel en Camagüey, texto de Rolando García Parés y Cándida Pedrosa Marichal, se relata la llegada del Comandante en Jefe como una en la que Fidel, a pesar de su responsabilidad, se preocupa por el más mínimo detalle que pueda afectar al pueblo, por la huelga y por la situación operativa y militar del territorio.

El volumen revela como el Líder cubano insiste en estos tres elementos: «...En su intercambio con los dirigentes del Movimiento 26 de Julio (M-25-7) pregunta por la situación en el cuartel del Regimiento No2, se le informa que está controlada, pero que quedan algunos masferristas dispersos tiroteando por sorpresa a las fuerzas rebeldes.».

Además indicó; «...proceder con energía, capturar a estos elementos y juzgarlos en consejos de guerra.». También se lee como Fidel se ocupó por el desarrollo de la huelga y la situación del pueblo. Así lo refleja este volumen publicado por la Editorial Política en 2014.

«Fidel pregunta cómo va la huelga y se le informa que es absoluta y se preocupa por saber si el pueblo tiene víveres, orienta que en caso necesario se les pida a los bodegueros que abran las tiendas y despachen. Al conocer que las comunicaciones telefónicas están interrumpidas con la Habana plantea: “Pues que esperan, Batista se cayó el día primero”. Orienta además restablecer la comunicación por carretera. Se preocupa por el suministro de comida a los hospitales y asilos: «Averigüen eso bien, pues no les puede faltar nada.», insistió Fidel.

El jefe guerrillero recorre las calles, y aprecia el júbilo popular, como luego confirma en una entrevista, -encontrada en viejos archivos- concedida a la Televisión en el Aeropuerto de la ciudad: «Considero que el reconocimiento y el cariño que nos ha demostrado el pueblo, es superior a cuantos méritos podamos tener nosotros. Creo que sencillamente, no hemos hecho más que cumplir con el deber; y al fin y al cabo, no ha sido tanto el sacrificio; el mayor sacrifico ha sido el de las madres que han perdido a sus hijos en esta lucha, que fue una lucha necesaria. Nosotros simplemente hemos cumplido con nuestro deber, o al menos, con una parte de nuestro deber».

Alrededor de las 10 am, inicia su marcha triunfal por la ciudad de Camagüey y las tropas rebeldes desfilan por las principales calles de la ciudad: Avellaneda, República, General Gómez, Carretera Central y Avenida de la Caridad. El pueblo Camagüeyano, jubiloso, saluda al máximo líder a su paso por las calles de la ciudad.

El discurso de Fidel

El periódico local de la época, El Camagüeyano, reseña el revolucionario acto de masas: «(…) en la histórica Plaza de la Caridad, frente al edificio del colegio Cisneros se organizó un mitin que, pese a que se prolongó hasta horas avanzadas de la madrugada, congregó allí a millares de millares de personas.

«En ese acto Fidel Castro pronunció un discurso vibrante, conceptuoso y patriótico, definiendo y concretando, una vez más, su proyección revolucionaria y la proyección integradora del Movimiento 26 de Julio.».

Después, en la misma entrevista ofrecida a la Televisión, en el Aeropuerto de Camagüey, el líder de la revolución declaró: «Yo me explico un poco la emoción del pueblo, la alegría delirante, solamente por lo cruel que fue la tiranía y lo inhumano que fue el régimen de Batista».

Esa noche por primera vez, el pueblo de Camagüey, reunido en ese histórico lugar, escuchó a su Líder. El texto Fidel en Camagüey cita algunas ideas esenciales de su intervención.

« (…) Siete años de tiranía han enseñado mucho a nuestro pueblo, siete años de tiranía nos han enseñado sobre todo, que nuestras libertades no podemos nunca más perderlas de nuevo.

«(…) Si aquí en esta plaza se ha reunido virtualmente la ciudad entera, es porque a la ciudadanía le está interesando todo cuanto atañe a su futuro y sus derechos.

«(…) Vamos a empezar una ofensiva simultánea, como la ofensiva que terminó con el fin de la dictadura. Vamos a luchar también contra el imperio de la corrupción, de la explotación, del abuso y de la injusticia, que ahora tenemos un ejército más grande, está todo el pueblo.

«(…) No habría libertad segura, no habría derecho seguro, no habría esperanza alguna, si no se garantiza la fuerza armada del pueblo; y no sería correcto que en este momento, después que se ha luchado, abandonar nuestras obligaciones, las obligaciones contraídas durante más de dos años de guerra.

«(…) Cuando hoy atravesaba las calles de Camagüey, donde encontraba tantas caras emocionadas, tantos abrazos que se levantaban, cuando parecía que todo era alegría inmensa en los rostros, yo pensaba entre otras cosas: cualquiera diría que aquellas gentes no tenían preocupaciones. Sin embargo, yo decía: detrás de cada rostro que se alegra, ¿cuántas preocupaciones habrá? (…) ¿cuántos tendrán trabajo?; ¿cuántos tendrán la seguridad de que si se enferma un hijo o un hermano iba a tener con qué comprarle la medicina?

«(…) La libertad no es todo. La libertad es la primera parte, la libertad para empezar a tener el derecho a luchar.

«(…) Patria no sólo quiere decir un lugar donde uno pueda empezar a gritar, hablar y caminar sin que lo maten; Patria es el lugar donde no se explotan a los ciudadanos, porque si se explota al ciudadano, si le quitan lo que le pertenece, si se roban lo que tiene, no es Patria…».

Fidel marcha hacia La Habana

Desde el Aeropuerto Ignacio Agramonte, Fidel anuncia su próxima llegada a la capital cubana: «Sabemos que nos están esperando; pero, como ustedes han podido apreciar, la marcha tiene que ser un poco lenta; y eso nos retarda. Pensamos salir esta noche, o mañana al amanecer de Camagüey, y el miércoles, según nuestros cálculos, llegar a La Habana, en horas de la tarde».

El día cinco de enero Fidel anuncia los nuevos nombramientos para integrar el Gobierno Provisional Revolucionario, el cual se traslada a La Habana, en el avión Guáimaro. En el aeropuerto de Camagüey, dentro del propio avión, se reúnen los Comandantes Fidel Castro y Ernesto Che Guevara con el presidente Urrutia. Allí se determinaron los cargos.

Luego ese mismo día, en horas de la mañana, salen de Camagüey por la Carretera Central rumbo a la ciudad capitalina. En la localidad de Florida, el pueblo cubre todo el recorrido con aplausos, y banderas y pañuelos para saludar a los Barbudos. Las siguientes escalas fueron Ciego de Ávila, Jatibonico y Sancti Spíritus. Y así, a lo largo de toda la isla, se realiza la marcha triunfante del Ejército Rebelde, que entra en La Habana, el 8 de enero de 1959.

Bibliografía utilizada, además de las mencionadas, los sitios digitales

1. http://www.radiorebelde.cu/noticia/aquel-dia-enero-20120104/

2. http://www.adelante.cu/index.php/es/historia/109-sucesos/5566-entrada-de-fidel-a-camagueey

3. http://www.cubamilitar.org/wiki/Caravana_de_la_Libertad

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