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Fenómeno global presente en Cuba

A tenor del problema mundial que constituyen los contaminantes emergentes en los mares y océanos, investigadores del Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos alertan sobre la presencia de este fenómeno en la Bahía de Jagua

Autor:

Glenda Boza Ibarra

Cienfuegos.— Debido al problema mundial que constituyen hoy los contaminantes emergentes en los mares y océanos, investigadores del Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos (CEAC) alertan sobre la presencia de microplásticos en la Bahía de Jagua.

Si bien los estudios del CEAC se encuentran en su etapa inicial y, por su novedad, las metodologías son muy recientes y todavía no existen normas, los investigadores llaman la atención sobre cómo han aumentado estos contaminantes en las últimas décadas.

Sin precedentes en Cuba, dichos análisis permiten cuantificar la densidad de tales elementos mediante microscopía óptica en sedimentos, el agua y organismos marinos del ecosistema sureño.

Arianna García Chamero, especialista vinculada a las indagaciones, llamó la atención sobre cómo los microplásticos pasan a formar parte de la cadena alimenticia hasta llegar al hombre.

«Los microplásticos absorben contaminantes orgánicos que pueden a su vez ser absorbidos por organismos filtradores. Cuando los organismos marinos los ingieren pueden ser transferidos a sus tejidos y así acumularse en toda la cadena trófica hasta llegar al ser humano».

Al referirse a este fenómeno, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha advertido que en las aguas saladas del mundo «flotan unos cinco billones de trozos de estos elementos», los cuales se agrupan en dos categorías según su procedencia.

«Los primarios son aquellos que llegan directamente al agua a través del lavado de ropa sintética, cosméticos, cremas exfoliares, pasta dental, que tienen artículos de microplásticos para sustituir colorantes», explica García Chamero. Los secundarios son producto de la fragmentación y desintegración de macroplásticos como bolsas de nylon, botellas de agua, etc.

«Con el tiempo, las acciones de las olas y la fotoquímica de los rayos ultravioletas degradan estos objetos hasta formar los microplásticos», apuntó.

Colectados dos veces al mes durante los períodos seco y húmedo, los datos del estudio pretenden ilustrar las implicaciones de un fenómeno global ya presente en el país, y así dar explicación y hacer más efectiva la lucha contra este tipo de contaminación.

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