Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Frases sin sentido

Algunas frases, aunque las repetimos constantemente por ser frases hechas y apostilladas de nuestro vocabulario, y porque ya forman parte de la cotidianidad lingüística, realmente carecen de sentido

Autor:

JAPE

Muchos conocen a Ismael Sené por su indiscutible talento demostrado en sus apariciones en disímiles programas deportivos como Béisbol de siempre y Bola viva. Es también Sené un eterno cuentero que a cada rato me llama para comentar sobre algún tema al que se le puede sacar «chispa», humorísticamente hablando.

Esta vez su aguda mirada se enfocó en algunas frases que, aunque las repetimos constantemente por ser frases hechas y apostilladas de nuestro vocabulario, y porque ya forman parte de la cotidianidad lingüística, realmente carecen de sentido.

Por ejemplo, muchas veces nos encontramos con algún amigo o amiga y le preguntamos por su prole infantil y sin pensarlo dos veces nos espetan:«¡están acabando!». Asumimos esa respuesta como un hecho concreto cuando en realidad es insustancial: ¿Acabando de hacer qué? ¿Con qué o quién están acabando? ¿Cuándo fue que empezaron? Nos dejan cientos de incógnitas porque nada nos han dicho acerca de su salud, como les va en la escuela, sus logros académicos…

Tampoco quiero pasar por ingenuo, todos sabemos que existen niños y niñas por los que preguntamos por pura rutina o pena con los padres, pero que sabemos que ¡acabando!, les queda chiquito.

No solo en el hablar cotidiano se dicen frases de poco sentido. El periodismo es una profesión de mucho cuidado en la que a veces se cae en frases hechas, manidas, vacías, grises, sin sentido…

Cientos de veces escuchamos decir por los medios masivos de comunicación que alguna obra, plan, siembra, recogida… en fin, alguna acción constructiva o productiva se ha realizado en tiempo récord. Lo primero que nos da es cierto temor a hospedarnos en ese hotel o casa (si se tratara de un inmueble) o de consumir ese producto alimenticio si tal fuera el caso. La vida nos remite a nefastas experiencias a causa del tan anunciado y aplaudido «tiempo récord».

Volviendo a la frase en sí, nos queda el sabor de que la información está falta de información, valga la redundancia. ¿Récord comparado con qué? ¿Cuál era el récord anterior? ¿Quién lo impuso? ¿Cuál era la meta nacional o internacional establecida para esta acción?

Una vez escuché decir que en una granja avícola se había cumplido el plan de recogida de posturas en tiempo récord. Y yo me pregunto: ¿Cómo le hicieron saber a las gallinas cuál era la marca anterior establecida para el tiempo de puesta entre huevo y huevo? ¿Les fue entregada a cada gallina su medalla, diploma, estímulo o reconocimiento acreditativo de tal hazaña? ¿Qué instancia superior estaría a cargo de archivar dichos números para comparar con marcas y récords venideros? ¿El Inder, o el Consejo Avícola Nacional?

Muchos son los ejemplos de estas frases sin sentido. Nuestro idioma es muy rico, pero podemos empobrecerlo con mucha facilidad. Si es usted un profesional de la lengua (referente al habla y a la comunicación), piense en ir «acabando» con esta situación en «tiempo récord».

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.