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Cofradía de agosto (+ Fotos)

Hasta lo más alto de Cuba llegó un grupo de jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz, en el año del 3er. Congreso de la organización, después de andar tras la huella de los inspiradores de la Patria

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

Posponer todos los compromisos de trabajo y personales, atravesar parte del «caimán» en guagua, con el sol y el calor de agosto, pudiera parecer una idea de locos. Pero nunca es tan así cuando la invitación se nos hace cofradía, cuando el viaje suele llevar la fraternidad de los amigos que se nos parecen y, sobre todo, cuando tienta la voluntad de descubrir Cuba, más allá de postales y libros.

Nadie lo pensó dos veces. Cada cual ajustó su calendario, introdujo ropas veraniegas en mochilas y maletines. Y nos fuimos de travesía.

Junto al disfrute, más que recorrer y pasear, en una expedición que cada año protagonizan jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), esta vez, durante casi una semana, estuvimos rindiéndole culto a una vieja tradición con la que siempre se recuerda a los hermanos Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, asesinados el 13 de agosto de 1957; a nuestro Apóstol, del que se tiene un busto que es emblema en lo más alto de nuestra geografía insular; al eterno Fidel en el mes de su cumpleaños; a nuestras luchas y sus hombres y mujeres heroicos, a 150 años de aquella mañana libertaria, allá en La Demajagua.

Este 2018 la ruta tuvo motivaciones centrales y hasta implícitas, y no faltó el aliento del debate, el deseo de seguir haciendo por el futuro desde el arte, como antesala de las horas de intercambio, discusión y construcción colectiva que traerá consigo el 3er. Congreso de la AHS, en octubre próximo.

Birán: un sitio que se presentó solo. Sus senderos nos condujeron, de a poco, a la semilla familiar de los padres fundadores de la Cuba de hoy.

Santiago de Cuba: Ciudad Heroína, entre las montañas y el mar. Indómita y desafiante, con una Plaza de la Revolución estremecedora, nuevas edificaciones... y el sismo humano que se siente en sus calles. El Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre,     el Monumento al Cimarrón, la Granjita Siboney, el Cuartel Moncada, el Complejo Histórico Abel Santamaría, el encuentro con el maestro de Juventudes Alberto Lescay, Enramada, Padre Pico y hasta Trocha con su elevado cartel «Hasta Santiago a pie»...

Artistas aficionados de La Platica regalaron su arte a los visitantes.

Santa Ifigenia: Llegamos al mediodía al cementerio, justamente a la hora del cambio de guardia. Estuvimos a un lado de Fidel, al frente de los mártires del 26 de Julio, en el mausoleo del más universal de los cubanos y muy cerca de Carlos Manuel de Céspedes y de Mariana Grajales. El silencio del lugar siempre sobrecoge y estremece.

La Demajagua: Allí estuvimos después de un breve descanso nocturno en Bayamo. Desde que se atraviesa el inmenso portón de hierro del otrora ingenio, más que la brisa de las aguas del golfo de Guacanayabo, se sintió   calma, sosiego. Cada quien buscó el mejor sitio debajo del centenario jagüey, donde reposan dos ruedas sobrevivientes, y a un lado de la campana, para escuchar lo ocurrido allí el 10 de octubre de 1868, gracias a la narración precisa del historiador César Martín García.

La Platica: Una comunidad ecológica ya en plena Sierra Maestra. Fue aquella una noche en la que compartimos con los niños y niñas del intrincado paraje, y con los artistas aficionados de la zona, quienes nos regalaron dos temas bien pegaditos allí: El sendero del Turquino y Ando buscando una jevita nueva.

El ascenso al Turquino: A las 5:00 a.m. del día 12 comenzamos a domar parte de la inhóspita serranía. Linternas y celulares en mano ayudaron. Poco a poco, los más avezados, bautizados por el grupo como «los alfas», adelantaron su paso y se perdieron entre escalones de madera y primitivos pasamanos. La tropa del medio, «los beta», marcaron un ritmo más reposado, y atrás íbamos el «equipo rémora o fender», como jocosamente se nos llamó a quienes marcamos el paso más lento.

La tropa de la AHS llegó hasta Birán, la cuna de Fidel y Raúl.

El primer trayecto fue de ocho kilómetros, hasta la Aguada de Joaquín, con el goce de un espectáculo natural maravilloso, entre animales poco visibles en otras zonas, helechos arborescentes y musgos.

A las cuatro de la madrugada del propio día 13, tras creer que los calambres y los dolores habían cedido un poco, emprendimos el último tramo hasta el punto más empinado de la Isla, a 1974 metros sobre el nivel del mar.

Llega el minuto de los abrazos, las emociones contagiosas por la aventura y la hermandad de quienes te acompañan. Hay risas, lágrimas, chistes. Se canta el Himno Nacional, se escuchan canciones y descuella la improvisación in situ del rapero pinareño Leicester Corea junto con los acordes del tema de Adrián Berazaín Por encima de lo conocido: «Llegamos, no paramos, ¿tú sabes cómo estamos?, bajo la sombra de Martí andamos… la AHS, tercer Congreso, aquí estamos, no paramos, seguimos, luchamos».

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