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Cuba tiene una tasa global de fecundidad baja, similar a la de los países desarrollados, pero aunque la tasa de fecundidad adolescente es de las más bajas en la región de Latinoamérica y el Caribe, no es comprensible que, teniendo el sistema de salud y de educación que tenemos, no se comporte también como la de los países desarrollados.
La reflexión la compartió la sicóloga Matilde Molina Cintra, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, en la primera jornada del Taller Nacional de Coordinación Intersectorial, que hasta hoy sesiona en la capital para trazar estrategias que permitan la sostenibilidad de los estándares de calidad en los servicios de atención a la salud en la adolescencia, con énfasis en la salud sexual y reproductiva.
Las dificultades en la distribución y existencia de los medios anticonceptivos, así como en el acceso a los servicios por el deficiente transporte y la lejanía geográfica; la disminución del control del riesgo preconcepcional y la poca disponibilidad de servicios diferenciados para los muchachos y muchachas en estas edades inciden en esa desarticulación que, al decir de Molina Cintra, existe entre el esquema ideal desde el punto de vista médico y educativo que existe en el país y la realidad en torno al embarazo en la adolescencia.
El doctor Roberto Álvarez Fumero, jefe del Programa Materno-Infantil del Ministerio de Salud Pública (Minsap), insistió en que es una prioridad lograr que los adolescentes estén informados sobre sus derechos sexuales y reproductivos, que reciban el apoyo de la comunidad y que el personal de salud sea competente y brinde los servicios integrales en su atención, pues no solo se trata de que estén disponibles los medios anticonceptivos, sino de que ellos aprovechen esa disponibilidad de manera consciente.
La gestación en edades tempranas continúa siendo un problema. «La interrupción voluntaria del embarazo es también un derecho, pero sabemos que el abuso de ese derecho expone a la mujer a condiciones irreversibles de infertilidad, y es lamentable que aquello que se pueda evitar se convierta luego en un pesar», apuntó el funcionario.
Agregó que el hogar y la escuela son entornos ideales para la toma de conciencia y de decisiones oportunas en torno a este tema, «pero se necesita de la intersectorialidad para crear alianzas entre los factores de la comunidad y con los mismos adolescentes en el trazado de estrategias que les permitan ser dueños de su sexualidad con responsabilidad».
La doctora Bárbara Venegas Torres, funcionaria del Departamento de Infecciones de Transmisión Sexual/Sida del Minsap comentó que en 2018, con respecto a 2017, se registró un aumento de casos de gonorrea, herpes genital y condiloma, sin que ello desvíe la vigilancia epidemiológica sobre la incidencia de otras ITS y en particular del VIH.
Por ello, subrayó, no solo resulta preocupante el embarazo en la adolescencia, sino, y sobre todo, la tenencia de relaciones sexuales sin protección que pongan en riesgo la salud de los muchachos y muchachas en esa etapa de su vida y en el futuro.
