Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La escuela-hogar que sueña Jorge Alejandro

Con solo 22 años de edad, Jorge Alejandro González García es el director de escuela más joven que tiene la provincia de Pinar del Río. Quienes transitan por el seminternado Pablo de la Torriente Brau, de la ciudad capital, saben de su amor por el magisterio, de su constante superación, de su liderazgo y compromiso con la sociedad

Autor:

Zorileidys Pimentel Miranda

PINAR DEL RÍO.— Tez blanca, cabello corto, porte impecable, jovialidad en el rostro. Él es un joven enamorado de la vida, pero, sobre todo, apasionado por su profesión y lo que esta le permite crear. Tiene apenas 22 años de edad y no duda al contestar que su lugar preferido es la escuela. Y es que responsabilidad, liderazgo, compromiso y superación constante se mezclan en la personalidad de Jorge Alejandro González García, hoy director del seminternado Pablo de la Torriente Brau, de la ciudad capital.

Graduado de la educación primaria en la escuela pedagógica Tania la Guerrillera, Jorge Alejandro conoció del déficit de profesores existente en el municipio de Viñales y no lo pensó dos veces para integrarse al grupo de maestros que partieron hacia esa región a impartir docencia. Ya en ese entonces, había sido dirigente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media en la provincia, una experiencia que le permitió prepararse y lo motivó a incorporarse al movimiento de alumnos de reserva especial pedagógica.

«Creo que lo mejor que me pudo pasar fue haber ido a ese territorio, porque allí sentí, por vez primera, el deber de responder por un grupo de 5to. grado, en el seminternado Eduardo García Delgado, centro en el cual continué mi formación como profesor y también como dirigente», asegura el joven, quien luego de ocho meses de esa experiencia, recibió la propuesta de dirigir el seminternado Pedro Figueredo, igualmente en Viñales, lo cual para él fue un verdadero reto.

«Durante un curso y medio en ese encargo aprendí a dirigir un centro, a cómo tratar con los demás profesores, a encontrar formas de hacerles llegar los conocimientos a los alumnos de una manera más atractiva. Además, en este centro encontré una verdadera familia y descubrí que, con el tiempo, un centro educativo puede convertirse en un hogar. Eso siempre se lo agradeceré al “profe” Raciel Reyes Torres,  director municipal de Educación de Viñales, porque fue la primera persona en confiar en mis capacidades».

Asevera que el hecho de interactuar con personas tan preparadas y entregadas a su labor fue muy reconfortante. «Eso me dio el respaldo y la fuerza que necesitaba para impulsar los diferentes procesos en la escuela. Recuerdo que hubo un momento en que escaseaba personal en todas las áreas, el comedor, la limpieza e incluso las aulas; sin embargo, esto no constituyó un problema porque todos los trabajadores realizábamos cualquier función en la que se nos necesitara. Eso es algo que no se me olvidará nunca, lo mismo podías ver a maestros chapeando, limpiando, que impartiendo Matemática o Historia de Cuba», rememora.

Alejandro luego fue trasladado al seminternado Pablo de la Torriente Brau y es hoy el director de escuela más joven de la zona, una tarea en la que combina frescura, dinamismo y creatividad. «Me gusta tener espacio para trabajar, crear, romper esquemas, encontrar nuevas vías de llegar a los estudiantes, y para eso se necesita un buen claustro de profesores —que por suerte tengo— y un alumnado numeroso, porque cuando ves las transformaciones en mayor cantidad de personas, entonces te das cuenta de que tu trabajo es efectivo y cumple con tus expectativas».

—¿Cómo haces para enfrentarte a la responsabilidad de dirigir a maestros que te ayudaron en tu formación?

—Al principio es un poco difícil, en ocasiones nuestras ideas no coinciden o tenemos puntos de vista diferentes, pero creo que lo que no puede faltar es la comunicación. A los «profes» de experiencia con los que trabajo me gusta llamarlos mis libros de consulta, porque ellos tienen la preparación, pero además la experiencia, que es algo que por mi corta edad no he alcanzado, y para mí son muy importantes sus criterios.

—Con esas ideas renovadoras que tienes, ¿cuánto has podido cambiar en la cotidianidad de la escuela?

—Lo relacionado con elementos de la organización escolar, la disciplina del centro, la realización de más actividades didácticas que contribuyan directamente a mejorar la calidad del proceso docente educativo, de manera tal que podamos cumplir las adecuaciones del sistema nacional de educación, me refiero por ejemplo a las actividades complementarias, el intercambio con personalidades de los diferentes sectores, y lo principal es lograr que los alumnos se sientan motivados a estudiar, a conocer y a aprender cada día nuevos conocimientos.

—¿Cuánta presión sientes al estar en este cargo?

—Desde el primer momento que llegué a la institución docente la primera idea que me vino a la mente fue que no podía defraudar la confianza que pusieron en mí. La presión es bastante fuerte porque se trata de un centro emblemático en la educación pinareña, y por tanto me corresponde mantener los resultados que tiene, pero a la vez, cambiar todo lo que deba ser cambiado, en función de lograr que la escuela sea el centro cultural más importante de la comunidad, que involucre a los familiares y vecinos y los haga partícipes de todo lo que suceda en la institución.

—El seminternado Pablo de la Torriente Brau comenzó este curso a implementar las formas de trabajo del 3er. perfeccionamiento del sistema nacional de educación. ¿Cómo las aplican en el centro?

—Lo primero es materializar estas formas, que incluyen el trabajo metodológico, en red escolar, con la familia y la conformación del proyecto educativo institucional y los de grupo, que es la fase en la que estamos hoy. Todo ello nos permitirá conocer las debilidades de los colectivos estudiantiles y trazar la ruta para superarlas.

«Además, la creación del currículo institucional nos beneficiará mucho porque este es muy flexible, participativo, integrador —ya que intervienen todos los factores— y nos da la libertad de diseñar nuestras propias actividades complementarias, los círculos de interés orientados a la formación vocacional y los proyectos socioproductivos, lo cual permitirá, sin dudas, un mejor desarrollo del proceso docente educativo a la vez que contribuirá a cumplimentar el principal objetico de la escuela primaria, que es precisamente formar integralmente a los niños y niñas desde las primeras edades.

«Creo que los logros de este curso serán mayores, a partir de un proceso de organización, de las propias experiencias que salieron del Estudio Regional Comparativo Explicativo y las del perfeccionamiento en otros centros del territorio. Y no solo en el cumplimiento de nuestro objeto social, sino también en el aprendizaje de los alumnos, porque se atenderá de forma individual y personalizada a aquellos que tengan dificultades. Asimismo, la intención es que la clase sea abierta e interactiva».

—En una sociedad donde se habla mucho de resquebrajamiento de los valores, ¿cómo trabajarlos y enseñarlos desde la clase y la interacción constante con los alumnos?

—Lo primero es que el personal docente y de apoyo, irradie valores que sirvan de guía para los alumnos. También es primordial el trabajo de la Organización de Pioneros José Martí, que puede servir para inculcar en los pequeños valores como el patriotismo, la responsabilidad y la solidaridad. Y por último, aprovechar el escenario de la clase para analizar cuáles son las fisuras que hoy existen en las conductas morales y sociales, y en la educación formal, para —a partir de actividades prácticas— educarlos en valores a ellos y a las familias también, porque no podemos dejarle esta tarea solo a los maestros, sino que debemos involucrar a todas las partes para que el trabajo sea realmente integral.

—Si habláramos de retos, ¿cuáles serían hoy los principales para ti como director?

—Lo primero sería llevar a la realidad la escuela que siempre he soñado, que sea linda, que las personas la miren y sientan la necesidad de entrar a verla, pero sobre todo que logre transmitir el mensaje de que es, ante todo, un centro formador. Una institución en la que nuestros niños se sientan felices, y los maestros busquen constantemente nuevos métodos y procedimientos para impartir la docencia. Y sé que por el camino que vamos algún día podremos cumplir esta meta.

Para llegar a los estudiantes se necesita una buena preparación del claustro de profesores

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.