Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Quién dijo que vivimos de la «pirofláutica»

Aunque nadie quería atreverse a ser el primero en mirarse por dentro, ni en desgajar el funcionamiento de la organización, luego de romper el hielo, en la asamblea municipal de balance 11no. Congreso de la UJC en Cumanayagua primaron las ganas de contribuir en la concreta al desarrollo del terruño, y por qué no, del país

Autor:

Laura Brunet Portela

CUMANAYAGUA, Cienfuegos.— ¿Puedo ser útil desde mi posición? ¿Cuánto y cómo puede aportar al país un estudiante de preuniversitario? ¿Qué tareas de impacto realmente contribuyen al desarrollo económico-social de mi municipio? Estas y otras interrogantes lograron romper el hielo en la asamblea municipal de balance 11no. Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de este territorio, cuando parecía que iban a permanecer inertes, sin que una mano cogiera el micrófono.

Nadie quería atreverse a ser el primero en mirarse por dentro, ni en desgajar el funcionamiento de la organización durante este período, pero a todos les interesaba mostrar la fuerza de su aporte al terruño, y por qué no, al país. Y aunque muchos todavía creen que las nuevas generaciones viven de la «pirofláutica», ellas tienen los pies bien puestos —y no solo—, sobre la tierra.

Tal vez en el ansia de «hacer de estos tiempos nuestro Moncada, nuestra Sierra Maestra», como manifestó Yaima Cabeza Rey, primera secretaria de la UJC en el municipio, todo esfuerzo les parece poco para patentizar que esta juventud también lucha.

Si bien el funcionamiento orgánico de la UJC y el crecimiento a sus filas todavía deja qué desear, por falta de gestión de sus líderes o por escasa convocatoria —y de eso son conscientes—, quedó claro que «cuando un comité de base trabaja bien, la juventud que está en esa escuela o en ese centro, quiere ser militante; por eso hay que ser ejemplo y trabajar con responsabilidad», dijo Yenisey Cruz Carreño, segunda secretaria del Comité Nacional de la UJC.

«Se trata de ser más activos. No hacen falta tantas reuniones ni papeles para que mi comité ande bien y convoque», consideró Orisleidy Yeras Cambar, joven de 23 años de edad, «orgullosamente campesina» y secretaria del comité de base de la cooperativa de créditos y servicios Osvaldo Fuentes Díaz, en el poblado de Crespo.

En Cumanayagua ha sido tangible el aporte de los jóvenes a la producción de alimentos, en la recogida de café y naranjas, y en la cosecha de papa; un campesinado joven, comprometido con el programa de autoabastecimiento territorial. De ahí surgieron las principales inquietudes de la muchachada, ¿por qué las gestiones que hemos hecho para que la electricidad llegue a mis tierras para regarlas mejor se demora? y ¿por qué no puedo comprar combustible en los servicentros si mi actividad lo requiere?

Con ese concepto de nodos de una red, fue desterrado el singular en esta plenaria, porque la UJC no funciona de manera aislada, sino como una gran familia. De esa forma se articuló la campaña intensiva de lucha antivectorial en la que participaron muchachos provenientes de la Agricultura, el Deporte, la Salud Pública, la Educación y otros sectores.

A la UJC nadie le puede poner frenos. No hacen falta permisos para participar de cuanto proceso implique a nuestros jóvenes, así lo dijeron los delegados. En Cuba las nuevas generaciones están convocadas para todo, su voto, su opinión y su trabajo también cuentan. Que no nos baste con decir «necesito» si entre nosotros y por nosotros mismos podemos buscar. Que las alternativas nazcan de la creatividad también es parte del quehacer de los militantes para sobreponerse a las zancadillas que nos impone nuestra propia inercia.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.