Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Gestar sueños, garantizar futuro

La construcción de viviendas a madres con tres hijos o más resulta un programa priorizado por el Gobierno cubano, en respuesta a la dinámica demográfica en el país

Autores:

Nelson García Santos
Hugo García
Iviany Padín Geroy

Yadira Prieto Vega se nota ansiosa, a pesar de que su nueva casa avanza rápido y pronto podrá habitarla con su esposo Vladimir Ordóñez Obregón y sus tres hijos de 11, ocho y cinco años. Ella tiene 33 años y es instructora penal del Ministerio del Interior en el municipio matancero de Pedro Betancourt, uno de los 32 priorizados por un programa de Gobierno que garantiza viviendas confortables a las madres cubanas con tres o más hijos menores de 12 años.

«Yo vivía con mis abuelos cuando me fui para la Academia Militar en La Habana. Cuando me casé conviví de nuevo con ellos, pero al nacer los niños de mi actual matrimonio decidimos alquilar porque ya la familia era muy grande.

«Cuando empezó este programa me acogí a la opción y recibí 61 243 pesos para rehabilitar este local, que le habían asignado a mi esposo. Tendremos cuatro cuartos y ya mis niños seleccionaron cuál le gusta a cada uno. En definitiva, hay que pensar en su futuro».

Yadira no esconde su emoción: «Esta idea se la agradecemos al Presidente Miguel Díaz-Canel, porque las madres como yo pasamos mucho trabajo sin una casa confortable», reconoce.

Similar gratitud transmite su coterránea Cira Ortega Martínez (28 años), quien también vive alquilada con su esposo, su niña de 11 años y el varón de 12. Mientras tanto el menor (tres años) permanece con la abuela materna.

«En casa de mi mamá vivíamos un batallón, todos con características diferentes, así que se daban discusiones porque cada cual quería hacer las cosas a su manera. La primera vez que fui al Gobierno para pedir ayuda yo tenía muchos problemas, incluso mi esposo estaba preso, así que agradezco mucho el apoyo de la directora de la Vivienda municipal, Regla Torres. No creo que este programa haya llegado tarde: Aquí el Gobierno se ocupa de los más vulnerables y siempre alguien te tiende la mano.

«Al mudarte, ¿cuánto cambiará tu vida?», preguntamos. «¡Un mundo! Por fin tendré mi casita para mis hijos, que serán quienes la disfruten el día de mañana. He soñado con eso y ya me falta poquito», dice esperanzada.

Su sueño está bien cerca de materializarse en el reparto Granma, gracias también a la ayuda de amistades y vecinos: «En dos meses llegamos al arquitrabe, así que espero estar viviendo en ella para agosto», dice con ilusión esta ama de casa.

La gestación

En Villa Clara, la provincia más envejecida de Cuba, diez de sus 13 municipios fueron incluidos en el estudio, que contabilizó 801 madres con esos requisitos, reveló Juan Carlos Gómez Novoa, director de Vivienda en la provincia.

Tras el diagnóstico inicial se procedió a elegir la vía más oportuna para ayudar a cada caso y en qué orden. En 2019 se completaron 16 obras nuevas y se otorgaron unos 200 subsidios para reparar inmuebles con apoyo de entidades estatales, si las beneficiadas lo requerían, precisó Antonio Daniel Pozo, subdirector de la citada entidad.

En 2019 se terminaron 34 casas y en este año se aspira a 338 casos solucionados, a la par que se amplía el estudio a los demás municipios.

Una de las favorecidas es la santaclareña Yuneisi Hernández, madre de nueve hijos y esperando el décimo, algo inusitado en estos tiempos. Ahora vive en el consejo popular Base Aérea con su esposo y toda la prole de entre cuatro y 18 años: cinco varones y cuatro nenas.

En su caso el subsidio financió la adaptación de un antiguo local de trabajo. Como vivienda es amplia y confortable: tiene seis cuartos, sala, comedor, dos baños, cocina… Pero pudo haber quedado mejor, dice ella, y muestra detalles que más adelante requerirán otro pase de mano.

Sobre la calidad de las obras se han pronunciado varias veces Díaz-Canel y el Primer Ministro Manuel Marrero, la última de estas el pasado 27 de abril, en reunión del Consejo de Ministros.

La intención es no certificar como habitable a un inmueble mientras no reúna todos los requisitos. Las chapucerías no son admisibles en ninguno de los programas estatales para mejorar la disponibilidad de viviendas, mucho menos en este tan sensible, puntualizaban los máximos dirigentes.

Algunas de las familias beneficiadas se desesperan, pero si no reciben la casa en condiciones óptimas tendrían que asumir luego otras reparaciones sin recursos legales y ese sería el cuento de nunca acabar.

Esas molestias desdoran la esencia del programa, que además de ayudar a las mujeres con familias numerosas pretende estimular a otras a parir sabiendo que contarán con respaldo estatal para cobijar bien a su prole.

Soluciones locales

Cuando la noticia del nuevo programa llegó a Matanzas, las direcciones de Vivienda y Salud Pública, más la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) peinaron el territorio hasta encontrar 1 200 mujeres que podrían ser beneficiadas.

Iván Castro Rodríguez, coordinador de Programas y Objetivos del Gobierno provincial, contó a JR que en septiembre del año pasado arrancó la tarea y ya se han entregado 2 800 000 pesos para este fin, sobre todo en los municipios con más casos: Pedro Betancourt, Los Arabos y Unión de Reyes.

En junio se entregarán tres apartamentos nuevos en la ciudad cabecera y ya se otorgaron subsidios a 61 matanceras para reparar sus viviendas, obras que están en diferentes fases constructivas y deben terminarse este año.

«Al cierre de abril se habían concluido cuatro, tres en Cárdenas y una en Los Arabos», detalla Castro Rodríguez y destaca que el municipio de Pedro Betancourt es el más avanzado en la atención a sus 83 madres identificadas.

Una de ellas es Marlexis Sánchez González, de 36 años, quien tiene cinco niños de entre 16 y tres años y está de nuevo embarazada. Hoy es dueña de un apartamento de cuatro cuartos, pero su vida no ha sido fácil, como ella misma reconoce, hasta que dio un giro de 180 grados: «Todavía no lo creo… Por poco me infarto con la sorpresa», se anima a decirnos. «Fueron años solicitando que me dieran algo y al final no se olvidaron de mí».

«Antes vivía con mi mamá en un consultorio (es enfermera). Estaban mis tres hermanas y mi hermano, hasta que le dieron un subsidio a mi hermana Adyelín para construir una casa. Lo mío fue llegar y vivirla… Ahora estamos más desahogados y la vida cambió para todos. Agradezco mucho al Presidente, porque sé que está al tanto», dice con humildad.

Mirar al futuro

Vivian Rodríguez Salazar, directora general de la Vivienda del Ministerio de la Construcción (Micons), explicó a JR que se asignaron cerca de 50 millones de pesos del presupuesto estatal para distribuir entre 32 municipios priorizados, sobre todo de las zonas rurales.

«A este tema se le da un seguimiento sistemático», dice Rodríguez Salazar, quien reconoce como principal causa de incumplimiento del cronograma previsto la demora de los Consejos de la Administración Municipal para aprobar los casos que se beneficiarán.

Al cierre de 2019 se habían beneficiado 616 madres, 338 con una vivienda nueva, 158 con inmuebles rehabilitados, 47 con ampliaciones y 21 inmersas en un proceso de conservaciones mayores y menores. Completan la cifra las otorgadas a partir de entregas al Estado de otros planes constructivos.

A la par el estudio se ha ido ampliando para identificar a todas las madres necesitadas y tenerlas en cuenta como casos priorizados a la hora de otorgar subsidios para la construcción por esfuerzo propio.

Regalo inexpresable

Viendo la alegría rebosante de la santaclareña Yaimara Farelo Díaz se  comprende su satisfacción ante la buena disposición y amplitud del inmueble donde vive ahora, muy diferente a la casa endeble que dejó atrás.

«Imagino lo que has pasado antes», comentamos para romper el hielo, pero ella replica tajante: «¡No! Usted no puede imaginarlo… Para saberlo hay que vivirlo», y abraza a sus tres hijos varones, los mayores de 11 y siete años y el pequeño de 14 meses.

Muchas de las madres beneficiadas han contado también con el respaldo de sus centros de trabajo y el vecindario para que acoplen sus funciones sociales con la faena constructiva y la atención a la chiquillada, multiplicada ahora con las medidas epidemiológicas que retienen a la familia en casa.

«Estoy muy ilusionada», repitió varias veces durante la entrevista la matancera Yadira. «Pienso que a finales de este mes estaremos viviendo en la parte que vamos a habilitar primero, para mudarnos ya.

«¿Este domingo…? Claro que estaré aquí, ayudando al albañil para que adelante lo más que pueda. ¿Qué mejor regalo puedo desear por el Día de las Madres?».

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