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¿Esperar por los frijoles?

Cuba, que demanda anualmente 70 000 toneladas de frijoles, ha entregado  en los últimos tres años más de 51 000 toneladas, pero en 2020 llegaría a apenas 7 000 toneladas

Autor:

Juventud Rebelde

Las alternativas que representan el frijol caupí, por un lado, y la ciencia, por otro, son opciones a las que acude la agricultura cubana cuando, agudizada por la influencia del bloqueo comercial, financiero y económico,  la ausencia del producto hace disparar los precios, en medio de un contexto financiero en que no pueden importarse para las ventas liberadas especies como el chícharo.

Plagas, enfermedades e insumos agrícolas insuficientes para combatirlas han puesto en jaque la disponibilidad de frijoles, un plato casi imprescindible en las mesas cubanas.

Informaciones recientes indican que la contracción en la disponibilidad de combustible y la falta de insumos, fertilizantes y pesticidas,  obligaron a reducir la siembra planificada de frijoles de 46 000 hectáreas a casi la mitad: 23 500 hectáreas.

Sin embargo, esa ha sido solo una parte del complicado camino de los granos. Según dijo a la prensa Yojan García Rodas, jefe del departamento de cultivos varios del Ministerio de Agricultura (Minag),  el país dispuso de fertilizante para apenas el 8% de la cantidad sembrada y del 16% de una parte de los pesticidas. Por si fuera poco, a ello hay que sumar la aparición de la plaga de Megalurothripsusitatus (Trips de la flor del frijol), con un importante impacto negativo en los rendimientos agrícolas: de 1,15 toneladas por hectárea (superior a la media mundial) a 0,6 toneladas.

Como resultado, se afectaron más de 13 500 hectáreas en la campaña de frío, además de que fueron demolidas completamente 7 500. Ante la plaga, el sector  lleva a cabo una estrategia de supervisión, vigilancia y acciones de control que incluyen el empleo del método cultural y el biológico, así como el tratamiento con insecticidas. Además de capacitar a los técnicos, fitosanitarios, campesinos y otros actores para el enfrentamiento de la especie, se creó un grupo de trabajo, liderado por el Instituto de Investigaciones de la Sanidad Vegetal, para la atención al manejo integrado de la plaga.

Cuba, que demanda anualmente 70 000 toneladas de frijoles, ha entregado  en los últimos tres años más de 51 000 toneladas, pero en 2020 llegaría a apenas 7 000 toneladas, de las cuales se habrían acopiado unas 6 000.

Qué más insumos se conviertan en mayores cosechas

En días pasados, durante recorrido por las provincias de Camagüey, Las Tunas, Holguín y Granma, el vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa se refirió al peso que dentro del desarrollo agropecuario del país tienen los programas de obtención de granos, ganadero y la agroindustria azucarera, de cara al autoabastecimiento nacional y a la recuperación económica tras el impacto de la Covid-19.

En las cuatro provincias orientales, donde se han puesto en función de la producción de  granos insumos como tractores, sistemas de riego e implementos agrícolas entregados a 157 cooperativas de 18 municipios por medio del Proyecto de Desarrollo Rural Cooperativo en la Región Oriental de Cuba (Prodecor), se insistió en la necesidad de convertirlos más rápido en toneladas de frijol, maíz, sorgo y garbanzo.

Según se enfatizó en los encuentros en esas provincias, en la medida en que se disponga de mayores cantidades cosechadas, el dinero que se ahorre al no tener que importar se dedicará a pagar el crédito otorgado.

A su vez, se insistió en la necesidad de garantizar el  suministro estable a las nuevas plantas de secado y beneficio instaladas a partir de ese crédito, así como en la  pertinencia de promover el cultivo del frijol caupí, de alto valor nutritivo, y del cual se disponen variedades que permiten sembrarlo tanto en primavera como en invierno.

El caupí, aliado en tiempos duros

Comúnmente menospreciado en tiempos de abundancia de otros frijoles, ante la actual situación el Ministerio de la Agricultura recurrió  al frijol caupí (Vigna unguiculata), conocido como carita, mucho más resistente a las plagas y enfermedades por hongos y también más tolerante a las altas temperaturas.

De acuerdo con el directivo, con ese grano se espera paliar el déficit y abastecer el consumo social (sectores de la salud y la educación). Según dijo García Rodas a la Agencia Cubana de Noticias, como parte de la campaña de primavera, ya se cosecha parte de las 8 500 hectáreas sembradas en todo el país. Al Ministerio de Comercio Interior deberá entregarse 2 500 toneladas, mientras que el resto deberá ser  distribuido mediante los mercados agropecuarios estatales y por el sistema de acopio.

Ciencia al rescate

Según refirió el sitio digital Cubadebate, el Instituto de Investigaciones de Granos, liberó en tiempos recientes un total de cuatro variedades de frijol y sus investigadores continúan los trabajos para lanzar otras cinco, con el objetivo de diversificar los colores y sabores a los que podrían acceder los consumidores.

De acuerdo con especialistas de esa institución, se requieren como promedio cinco años para obtener una  nueva variedad, sin embargo, los científicos cubanos han logrado acortar el tiempo, empleando material genético  procedentes de naciones Colombia y Honduras, que adaptaron a las condiciones edafoclimáticas del país.

De acuerdo con Telce Abdel González, director del instituto, en la actual coyuntura, donde escasean las finanzas y los insumos, la institución que dirige se ha visto obligada a revisar sus estrategias  y priorizar cultivos que pueden tener rendimientos económicos factibles, y a la vez una beneficiosa contribución de calorías, entre ellos garbanzo, sorgo y caupí.

En el primer caso, dijo González Morera, han trabajado de conjunto con la Empresa de Semillas, para la adquisición de semillas de Turquía, y con el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas y la Universidad Central Marta Abreu de las Villas, en la validación de variedades producidas en Siria y México.

Del garbanzo, que responde bien a las condiciones de sequía, es más resistente a las plagas y enfermedades y puede cultivarse en áreas de secano, se proyecta sembrar unas 4 200 hectáreas, como parte de un programa que prevé incrementar las siembras hasta la 10 000 hectáreas en 2024.

En el caso del sorgo, que puede ser utilizado tanto para el consumo humano como animal, el instituto trabaja en la introducción de más de una treintena de nuevas variedades, algunas de las cuales se validarán en campos de Sancti Spíritus y Pinar del Río. En el país no existe una experiencia acerca de este alimento, aunque especialistas afirman que en su preparación se requiere deseos y buena mano.

Cuba seguirá buscando alternativas en lo interno, con la mirada puesta en trabajar en pos de la seguridad alimentaria de sus 11,2 millones de habitantes y de la reducción de las importaciones.

Tomado de Opiniones

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