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Los conejos de Frank consumen pienso criollo Autor: Roberto Díaz Martorell Publicado: 18/12/2020 | 02:23 pm
NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— El aprovechamiento de los recursos naturales endógenos para fomentar proyectos locales y familiares no es una novedad, pero cuando se hace en momentos en que el país requiere de ese empeño con urgencia por el contexto económico que se vive hoy, entonces el esfuerzo vale doblemente la pena.
Tal es el caso de Frank Hernández Valero y su papá Francisco Hernández Rodríguez, quienes en solo seis hectáreas de tierras atesoran un proyecto familiar que apuesta, además de otros cultivos y cría de animales, por producir in situ la comida para sus conejos y pollos.
«Aprovechamos lo que tenemos en la finca, y lo que nos falta lo buscamos con otros productores cercanos, alianzas necesarias en tiempos de tantas limitaciones de recursos», asegura Frank mientras muestra la textura de su pienso criollo, logrado a base de caña, plantas proteicas y maíz.
Explica que aprovechan el molino forrajero, ahora mejorado con otros aditamentos para reducir a polvo el producto, y muelen la materia prima que secan. Luego lo enriquecen con maíz y residuo líquido de la caña, que le otorga mayor frescura y humedad al pienso.
«Cuando usted quiere comerse la comida de los animales, es porque está buena —dice sonriente por el chiste—. Este se ve exquisito, por eso los conejos, que es nuestro rebaño principal, lo devoran. También lo usamos para los pollos, porque se le puede dar a todos los animales», acota.
«Este es un pienso criollo que por la cantidad de plantas proteicas que utilizamos es muy rico y nutritivo: tiene morera, tithonia, moringa, y le adicionamos caña, maíz y sorgo. Ahora estamos trabajando para incrementar la siembra de estas especies en aras de garantizar la materia prima para su elaboración», aclaró.
Su producto no está certificado aún, pero se elaboró a partir de las orientaciones de la literatura especializada para la cría de conejos que ofrece la Asociación Cubana de Producción Animal (Acpa) y el Proyecto de Innovación Agropecuaria Local (Pial) que, sumado a la experiencia de estos productores, se muestra como un alternativa viable en tiempos de crisis.
Un recorrido por la finca revela que existen plantaciones de kingrass, moringa, Tithonia, marpacífico, morera y otras que aportan forraje como el boniato y la canavalia, esta última también para el mejoramiento de los suelos por el nitrógeno que le aporta a la tierra.
«Como los primeros resultados podemos mencionar que la mortalidad de la masa cunícola ha bajado: antes se nos morían uno de cada 10 y ahora, después que les damos este alimento, solo fallecieron dos de 112. Ese dato estimula, además de que se ven más sanos y con mejor peso», comentó.
La aspiración de esta familia, cuya historia de vida ya se contó en las páginas de JR bajo el título de La Combinación Perfecta, es incrementar la cría de conejos, tanto para contribuir a la genética de todos los productores locales como para el consumo humano. Para eso están a la espera de respuesta de un proyecto con el Citma, cuya materialización coadyuvaría a las cinco libras per cápita de proteína animal previstas para la población.
Padre e hijo desbordan orgullo. El primero fue un experimentado trabajador del sistema de la Agricultura por más de 30 años, con reconocido desempeño como dirigente y asesor en el ramo en la República Bolivariana de Venezuela, mientras el segundo laboró en el Buró Municipal de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.
Los saberes acumulados del padre más la formación académica del hijo son la química perfecta para esta fusión que se puso a prueba cuando iniciaron este proyecto de agricultura familiar, ahora enfocado en la producción de pienso criollo para el consumo animal, un imperativo hoy en Cuba con vista a lograr la tan ansiada soberanía alimentaria y sustituir importaciones y erogaciones millonarias en moneda dura para garantizar el alimento animal.
