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Las dos semanas de la «previa»

La preparación básica de los nuevos soldados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que comienzan el servicio militar activo, exige también rigor y cuidado frente a la COVID-19

Autor:

Monica Lezcano Lavandera

Las muchas historias contadas por amigos, familiares y conocidos hacen que la «previa» sea una etapa temida, de enfrentamiento a dificultades, pero en la Gran Unidad de Tanques de la Gloria Combativa Rescate de Sanguily, Orden Antonio Maceo, el panorama demuestra que a pesar de las exigencias este sigue siendo un período fundamental de preparación para defender las conquistas de la Revolución.

Los jóvenes que ahora cumplen su servicio militar antes vivieron 15 días intensos como parte de la Preparación Básica de los Nuevos Soldados —la conocida previa—, que ahora tuvieron que librar con la nueva normalidad impuesta por el SARS-CoV-2. Pero las medidas tomadas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias aseguran que cada recluta complete su entrenamiento sin contratiempos.

Entre las particularidades de este llamado está la reducción de la preparación de cinco a dos semanas, pero sin dejar que los jóvenes dominen las diferentes materias a las que se enfrentarán en las unidades, explica el teniente coronel Yunierkis Barthelemy Columbié, jefe del regimiento de estudios de la Gran Unidad de Tanques.

Agrega que durante esta etapa no se contemplan pases ni visitas, y una vez concluida los muchachos se trasladan de inmediato a las unidades en las que pasarán el servicio militar, con el objetivo de asegurar el imprescindible aislamiento.

Los protocolos higiénico-sanitarios diseñados para prevenir la COVID-19 devienen regulaciones que propician el distanciamiento físico, la desinfección de manos y de superficies, entre otras medidas que son de estricto cumplimiento en todo momento, incluso, a la hora del sueño, baño y las comidas.

Barthelemy Columbié insiste en transmitir confianza a las familias de los jóvenes reclutas, que suelen ser las más preocupadas. «Seguiremos cumpliendo con las medidas de enfrentamiento a la COVID-19 y exigiendo su cumplimiento, para no lamentar el contagio con la enfermedad».

Desde la responsabilidad

Cuando Victor Izbell Leal Rodríguez llegó a la unidad le realizaron un PCR en tiempo real. Tanto él como sus compañeros fueron debidamente pesquisados, les tomaron la temperatura, y se mantuvieron distanciados en sus dormitorios hasta que todos obtuvieron su diagnóstico. «El virus no ha sido un impedimento para que cumplamos nuestra misión con la Patria», asegura.

Al joven de 21 años le sorprende lo vivido en estas dos semanas, en las que, además de prepararse como militares, han adquirido herramientas que podrán utilizar en su vida cotidiana. «Pudiera pensarse que al ser menos tiempo íbamos a salir con menos preparación, pero no es así. Aquí hemos completado perfectamente la preparación militar, y también hemos aprendido mucho sobre responsabilidad».

Para él, lo más complicado han sido las clases de Infantería, porque a los recién llegados les cuesta adaptarse a las voces de mando, la coordinación de las piernas y brazos, la orientación y sobre todo lograr la postura correcta y el equilibrio del cuerpo. Pero estas dificultades van quedando atrás con la práctica, asegura el joven, quien estudiará licenciatura en Cultura Física.

Tras despertarse a las cinco de la mañana, los jóvenes realizan la gimnasia matutina, el aseo personal, la inspección en el dormitorio, el desayuno y la formación de toda la tropa, en la que debaten sobre temas de actualidad noticiosa.

Luego, durante el día ejecutan diversos entrenamientos militares, que incluyen el estudio de los reglamentos, las clases de infantería, de táctica y de tiro, entre otras. Todas las actividades las realizan cumpliendo las medidas, a pesar de lo molesto que puede resultar el nasobuco.

Listos para cumplir

Energía, rigor, fuerza, pero también respeto y comprensión. Así transcurren los días para estos muchachos. Si bien representa un cambio brusco, que requiere un aprendizaje forzoso al que cuesta trabajo acostumbrarse, es muy necesario para la vida.

Así lo siente el recluta Marcos Daniel Arques González, quien considera que no solo los prepara en el plano político, militar y físico, sino como seres humanos de bien. «La vida militar se distingue por la disciplina y reglamentos estrictos, y lo agradezco porque me ha enseñado a independizarme», asegura el muchacho de 20 años.

Y, dice, sonriente, que cuenta entre sus nuevas habilidades la de tender la cama de forma impecable. «Cumplir el servicio militar es una tarea sumamente importante para los jóvenes cubanos, un compromiso con el país donde nacimos y al que defenderemos en caso de que sea necesario», insiste.

A sus 18 años, Israide Regalado Sánchez vive con emoción la experiencia del tiro con AKM. De conjunto con los otros muchachos, simulan ataques enemigos, preparan combates cuerpo a cuerpo y captan nuevas tácticas para enfrentar adversarios. Este joven está convencido de que la «previa» lo formó como un hombre revolucionario, que le permitió incorporar a su vida el orden, la disciplina y la planificación del tiempo.

Cuando comience sus estudios de Electromedicina, recordará los días en que la pandemia no le arrebató la posibilidad de cumplir con éxito la misión de formarse para defender la Revolución, a pesar de haber sido en un corto período de tiempo.

Tanto Víctor, Marcos, Iraide, como los cientos de jóvenes que se prepararon en la Gran Unidad de Tanques sienten un nuevo orgullo, el de mantener la capacidad defensiva del país, el de servir en cualquier frente, cualquier día y bajo cualquier circunstancia.

Deber sagrado

La prestación del Servicio Militar Activo en Cuba cuenta con el amparo legal de la Constitución de la República de Cuba, la Ley No. 75 (Ley de la Defensa Nacional) y el Decreto-Ley No. 224, de octubre de 2001 (del servicio militar), entre otras normas.

Precisamente, la Ley No. 75 define que los ciudadanos del sexo masculino, desde el 1ro. de enero del año en que cumplen los 17 años de edad, hasta el 31 de diciembre del año en que arriben a los 28, deben cumplir el Servicio Militar Activo por un plazo de dos años.

No obstante, los ciudadanos de uno y otro sexo que así lo deseen y expresamente lo manifiesten, pueden incorporarse voluntariamente a él, siempre que reúnan los requisitos establecidos.

  

La reducción del tiempo de la «previa» no impide que los jóvenes completen perfectamente su preparación militar y ganen en responsabilidad para la vida.

Fotos: Enrique González Díaz

 

 

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