Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Salvedades y precipicios de la música popular cubana

Reguetones y reguetoneros bajo escrutinio. La experiencia del verano debe ser analizada

Autor:

Pedro De La Hoz

Orlando Valle (Maracas) En Cuba, como en otros países, la temporada veraniega, en términos musicales, se asocia con expresiones ligeras, relajantes, a veces efervescentes, ajustadas a las apetencias expansivas, el baile, la diversión. Pero entre nosotros, a diferencia de otros países, la difusión de los temas de la temporada no pasan necesariamente por una experiencia comercial previamente planificada: no se crean, salvo excepciones, temas exclusivos para la época, sino más bien, por una parte, se ajusta la orientación hacia exponentes y repertorios de moda, mientras por otra se impone una «selección natural» en las fiestas y veladas juveniles, que en mucho dependen de gustos particulares.

Si nos atuviéramos a las listas de éxito de la radio, podríamos hablar de diversidad y equilibrio en las opciones preferenciales estivales. Pero sabemos que no es así. Entre el reguetón y cierto tipo de mezcla o hibridación —prefiero reservar el concepto de fusión para mejores causas— de aromas tropicales, se ha inclinado la balanza.

Si esa célula rítmica africana, viajera de la diáspora forzada y brutal y asimilada por las nuevas culturas del Caribe, fuera piedra sillar y no fin en sí misma, y estuviera aderezada por elementos expresivos procedentes de la inventiva sonora de idéntica procedencia, el reguetón no sería lo que casi siempre es salvo excepciones, una reducción empobrecedora, una caricatura musical.

Lo que pudo ser una revelación de esencias populares desde las márgenes —alguna vez habrá que discutir muy seriamente la génesis de un fenómeno que tiene que ver con estrategias de resistencia y afirmación de las comunidades urbanas marginalizadas por las estratificadas sociedades de consumo—, ha terminado muchas veces siendo un tópico seudocultural, un producto comercial de moda, un contrasentido de la identidad destinado a perderse en el precipicio del olvido.

Afortunadamente contamos con excepciones. En diversos ámbitos urbanos se pudo escuchar un tema que desde principios de año viene dando batalla, Soy yo, correspondiente a la más reciente producción discográfica del flautista y compositor Orlando Valle (Maraca), en el cual se advierte una muy coherente inserción del reguetón —interpretado por Amniel Castellanos— a la línea timbera de excelencia que ha desarrollado en los últimos años el músico de Párraga.

Aun cuando musicalmente fue mucho más argumentada la propuesta de Eddy K que hace dos o tres años hizo circular un demo con temas como El genio, su apuesta por el reguetón, al menos, trata de ser consecuente y ajustada a una definición festiva, estrictamente lúdicra, pero con un manejo formal y textual que se diferencia del promedio. Aquí están los cuatro refrescó de alguna manera el verano.

Sin embargo, como ha observado el colega Bladimir Zamora «el terreno está copado por intérpretes del reguetón, de ritmo liviano y repetitivo y unas letras de una presumida picaresca conquistadora, que no da margen alguno a la imaginación».

Hemos escuchado, por citar un ejemplo elocuente, a un cantante excepcionalmente dotado para el son y, en los últimos tiempos, con apreciables credenciales como bolerista, en la cresta de la ola de la popularidad con la sabrosa factura de El punto y Te boté, Paulito FG; colaborar con Eminencia Clásica en Verano pa’ mi gente. Eminencia Clásica es el de los célebres Mami pitchea y Sacúdelo y aguántate, producciones con las que se suda sin prestarle atención al camuflaje que disimula la copia de las fórmulas del reguetón puertorriqueño más estandarizado.

En Verano pa’ mi gente, por encima de los chispazos aportados por el carisma de Paulito, la atractiva solvencia vocal del cuarteto Sexto Sentido y los atisbos jazzísticos de una trompeta, la sumatoria apunta al lugar común de una formulación desarraigada —la inflexión melódica parece más propia de los tonadilleros que ensalzan el glamour de los veraneantes de Ibiza y Marbella—, que llega a su máxima expresión de simpleza en el estribillo.

Ojalá no haya que esperar al próximo verano para que el reguetón a lo cubano pruebe que su altura y reconocimiento no depende de la volatilidad de las modas y se convierta en un modo de hacer rigurosamente refrescante.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.