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El choque de los fundamentalismos

Autor:

Juventud Rebelde

El Medio Oriente ha ejercido una obstinada fascinación sobre Occidente. «Descubierto» por el romanticismo, se pobló de pronto de olores y sensaciones que entraban por todos los poros, y de personajes elementales dominados por la pasión, eso que Hollywood aprovechó para enrolar a Rodolfo Valentino en El hijo del Skeikh, un filme que rompió los corazones de las espectadoras en la Norteamérica de la precrisis.

Pero esta imagen más bien idílica ha experimentado una movida de péndulo, sobre todo después del 11 de septiembre. De entonces a acá, ha tendido a prevalecer la equiparación entre Islam y fanatismo religioso, un invento efectivo gracias a la labor de los medios de difusión y a la emotividad inicial desatada por los sucesos. Y es por ahí, precisamente, por donde rompe El choque de los fundamentalismos, un apasionante libro de Tariq Ali cuyo rasgo distintivo consiste en discutir, en buena lid, la mirada convencional: de entrada nos informa que el Islam, como toda cultura, no es para nada homogéneo. En rigor, hay muchos tipos de Islam, con variantes y matices diversos, un dato que suele silenciarse en medio de la prevalencia de estereotipos fijos sobre la otredad árabe. En este orden, el capítulo donde se examinan los orígenes y evolución del wahhabismo —una vertiente doctrinal extrema adoptada por Arabia Saudita, cuna de Osama bin Laden— constituye a mi juicio uno de los más memorables, sobre todo porque nos ubica ante el doble estándar de la política norteamericana, al tener como aliado a un país nada conectado con los valores democráticos. El petróleo, obviamente, manda.

¿Pero es el fundamentalismo un concepto aplicable únicamente al campo religioso? Tariq Alí lo niega desde el título. Se trata de un rechazo a la tesis del harvardiano Samuel Huntington, quien definió el «choque de civilizaciones» en tanto el núcleo duro de los conflictos del futuro, como ahora propaga la idea esencialista y racista de que los hispanos constituyen una amenaza para la identidad nacional estadounidense. Lo que se ha producido después del 11 de septiembre —sostiene Alí— no es un choque entre dos civilizaciones, sino entre dos fundamentalismos: uno religioso y otro político-imperial; el primero encarnado en quienes perpetraron los ataques terroristas a Nueva York y Washington; el segundo, en las invasiones a Afganistán e Iraq.

A mi juicio, uno de los capítulos más atractivos es el que el autor dedica a historiar el imperialismo norteamericano mediante experiencias como la participación de Estados Unidos en las dos guerras mundiales, la Guerra Fría y la contrainsurgencia. Pero en medio de sus innegables excelencias se echa de menos la insuficiente ponderación de la guerra contra España, en 1898, que les permitió experimentar su primera «splendid little war» a un costo relativamente bajo, un esquema que se repetiría, andando el tiempo, con las invasiones a Granada y Panamá.

Después de los abominables atentados terroristas del 11 de septiembre y del 11 de marzo en Madrid, resulta indispensable conocer mejor el mundo islámico, una referencia cultural que aún sigue teniendo bastante bajo perfil entre nosotros. Tariq Alí ayudará a los cubanos a no confundir mundo islámico con mundo árabe, y a diferenciar conceptos como chiita, sunni y suffi, tres corrientes caracterizadas por los distintos modos de posesionarse ante el hecho religioso y el Corán. Y lo hace no con la asepsia del académico convencional, sino combinando un análisis social y político de grueso calibre con sus vivencias personales en su natal Paquistán y, sobre todo, a partir de un sostenido compromiso antibelicista. Este libro, sin dudas, viene a llenar parte de ese vacío. Demos, pues, la más cálida bienvenida a El choque de los fundamentalismos.

*Alfredo Prieto. Ensayista, editor-jefe de la revista Temas. En 2004 Ediciones Unión publicó su libro El otro en el espejo.

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