Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Entregan a Juan Padrón Premio Nacional de Cine 2008

El reconocimiento a ese grande del cine nacional llegó también por medio de la música, en la voz del cantautor Silvio Rodríguez

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Juan Padrón recibió el premio de manos del ministro de Cultura, Abel Prieto. Foto: Roberto Meriño Juan Padrón construyó un símbolo: un símbolo de Cuba y de la cultura cubana, afirmó la víspera el destacado escritor Reynaldo González, al pronunciar las palabras del merecido elogio durante la entrega al emblemático autor de Vampiros en La Habana, el Premio Nacional de Cine 2008.

Después de recordar algunos de los «muñe» norteamericanos que marcaron a varias generaciones de cubanos, el Premio Nacional de Literatura aseguró que Padrón fue quien descubrió que había que subvertir ese orden, «que había que aprender a amar Cuba también a través de los comics, que sonriendo se puede llamar “a degüello”. Y creó a Elpidio, con el apellido más humilde: Valdés, para que incentivara el amor por lo más grande: la Patria».

El reconocimiento a ese grande del cine nacional llegó también por medio de la música, en la voz del cantautor Silvio Rodríguez, quien en una versionada Balada para Elpidio Valdés se hizo acompañar por Trovarroco, la flautista Niurka González; el percusionista Oliver Valdés, y Sexto Sentido, mientras con Homenaje a Juan Padrón, el dúo Buena Fe dejaba constancia de lo cercano que resulta el importante creador para los hijos de esta tierra.

Filminutos, Viva Papi, Más vampiros en La Habana, y muchos Elpidios desfilaron, gracias al ingenio de su hijo Ian, por la gran pantalla del cine Chaplin, junto a las imágenes que con una pequeña cámara filmara Padrón y su hermano Ernesto en el lejano 1957, cuando todavía no imaginaba que trabajaría en el ICAIC, en el ICRT, en Juventud Rebelde..., y haría historia.

Por su parte, Padrón dedicó el premio a su familia, compañeros, amigos, a Frank González, responsable de la voz de Elpidio, y a los jóvenes picados por el eterno bichito del cine. «Pero sepan que hasta que nos den las paticas a Palmiche, al Coronel Valdés y a mí, seguiremos al galope junto a ellos, para divertirnos junto a los niños de nuestro país, por siempre jamás. ¡Y hasta la vista, compay!», finalizó con la cubanía que ha defendido y lo ha distinguido todos estos años.

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