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Lágrimas en la lluvia, el nuevo libro de Rufo Caballero

El volumen reúne una cifra considerable de artículos y ensayos del autor como crítico de cine durante 20 años en publicaciones seriadas

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Por estos días en que la capital cubana acoge la 18 edición de la Feria Internacional del Libro en su sede habitual del complejo histórico Parque Morro-Cabaña, asoma —entre una cifra considerable de novedades editoriales— Lágrimas en la lluvia. Dos décadas de un pensamiento sobre cine (1987-2007) (Ed. ICAIC-Letras Cubanas, 2008), la más reciente contribución del profesor, crítico y ensayista Rufo Caballero.

Si nos fijamos bien en el título podremos advertir que atrae todo el patetismo del melodrama mexicano o argentino más tremendo; sin embargo, se trata de un caprichoso homenaje que el autor quiso rendirle a una escena de Blade Runner (1982), filme dirigido por Ridley Scott, del cual fuera extraída una imagen para el diseño de cubierta, y que exhibe con exactitud lo que el título sugiere.

Dicho volumen reúne una cifra considerable de artículos y ensayos concebidos por el autor durante 20 años de ejercicio profesional, que antes quedaran dispersos en publicaciones seriadas, como La Gaceta de Cuba, Revolución y Cultura, Cine Cubano, Temas, El Caimán Barbudo y JR, entre otras; y cuya disposición en la estructura interna del libro no responde a un ordenamiento cronológico, sino a la afinidad temática y conceptual de los trabajos, que a su vez aparecen agrupados bajo cinco enunciados generales: Disidencias, las relaciones peligrosas entre el cine y la literatura; Ensayando, Cine cubano: otra interpretación; ¿Crítica dura? y Una pequeña profesión de fe, al tiempo que se vislumbran —con estas particiones— las distintas zonas que conforman su poética crítica, como solo podría estructurarla, en vida, alguien que se hace justicia a sí mismo, en tanto lo respalda el rigor y la seriedad de un equilibrado sistema de pensamiento.

Si yo fuera a retratar al crítico por su desempeño durante las últimas dos décadas (iniciativa que facilita este libro), comenzaría por decir que en la mayoría de sus textos se siente la primacía de una sensibilidad que, si no está exenta de algo, es de apasionamiento; lo cual complementa luego con un vastísimo acervo cultural y un eficiente manejo de la información. De este modo y en cada uno de sus análisis despliega sólidas herramientas interpretativas acompañadas —casi siempre— de una agudeza que demuestra su genio; a lo que suma una firme vocación literaria y un desigual juego con lo poético, que a veces consigue la verdadera emoción crítica o se extravía en construcciones emocionales tan riesgosas como las mismas películas que analiza, apoyándose también en notables sentido del humor y frontalidad del juicio.

Así, penetra en la secreta intimidad de los filmes y propone lecturas novedosas, cuando se pensaba que estaba agotada toda posibilidad de nuevo acercamiento. Sea válido aclarar que al libro lo recorre una necesaria especialización del lenguaje y la puesta en discurso de conceptos que demandan erudición y complejidad; no obstante, el sentido de cada texto puede entenderse y disfrutarse de forma amena, pues constituyen, en su mayoría, verdaderas provocaciones que delatan a un Rufo iconoclasta y «perverso», interesado además en comunicarse con todos (recordemos que muchos de los textos antes fueron publicados en revistas y periódicos, lo cual supone un espectro más o menos amplio de lectores).

Todos sabemos que Caballero es «un crítico contracorriente», que niega cuando la mayoría afirma y certifica cuando el resto todavía busca una respuesta, además de no tener paz con los artistas cuando se equivocan. Pudiera pensarse que en algún trabajo se repite el modelo de análisis debido al uso sostenido de herramientas como la semiótica y la narratología, entre otras, pero afortunadamente no redunda en los resultados, ni se plagia a sí mismo, a diferencia de algunos escritores y poetas que emplean incluso las mismas palabras en páginas continuas, como si constituyeran una obsesión inevitable.

Con este libro y a la altura de 20 años de ardua labor intelectual, Rufo Caballero ha querido regalarse la sobriedad (sinónimo también de abstinencia). Quién sabe cuántas privaciones en el orden de la vida cotidiana supone la efusiva dedicación al trabajo, o quizá no, pues cuando se ama verdaderamente la profesión, no hay nada más grato que la satisfacción del deseo cumplido y la certeza de serle útil a la sociedad y a la cultura en que se vive.

Un libro como Lágrimas en la lluvia... es una iniciativa sumamente provechosa, sobre todo para estudiantes, especialistas e interesados en el tema. Pero aunque el título parezca una despedida, no nos dejemos confundir, en los meses de abril o mayo verá la luz su próximo libro, titulado Agua Bendita, esta vez dedicado por entero a la crítica sobre artes plásticas, área del conocimiento que el autor también asume y domina como parte del compromiso perenne con su inteligencia y nuestra sociedad.

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