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Abril se vislumbra como un mes muy intenso para los creadores que representan la joven vanguardia artística cubana que agrupa la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Y es que a partir de mañana, comenzando por Guantánamo, se volverán a retomar las Asambleas Provinciales de la organización, como parte de la última fase del necesario proceso de balance que ya empezó por Ciudad de La Habana.
El encuentro capitalino inició un serio debate en torno a qué Asociación existe y cuál es la que se quiere, así como cuál debe ser su rol en el entorno sociocultural de los territorios. La profundidad de las reflexiones pusieron de manifiesto que la mayoría de los asociados continúan identificados con la AHS, pues no son las relaciones utilitarias (el qué me das para pertenecer) las que prevalecen, sino la participación activa dentro de ella, quizá porque ahora se sienten más acompañados.
Del teatrista Leovaldo Díaz llegó una de las preocupaciones que tuvieron mayor repercusión en la asamblea de Ciudad de La Habana, referida al desempeño de la membresía en las comunidades. La motivó la inquietud de que aún son pocos atendidos los barrios socialmente desfavorecidos. Un grupo de los que habitan allí viven enajenados, se dijo, consumiendo pseudocultura y expuestos a ma-nifestaciones deformadoras de los valores a los que aspiramos. Sin embargo, las propuestas artísticas que pudieran hacer contraparte no llegan allí.
Después de esclarecer que trabajo comunitario no es llevar el arte, «sino hacerlo desde dentro y ramificarlo, para luego compartir otras cosas», Leovaldo Díaz aprovechó para llamar la atención sobre las «zonas favorecidas», y se explicó: Nuestra labor debe ser más emergente hoy en algunos lugares específicos. En las zonas desfavorecidas al menos la gente te recibe como familia y aprecia lo que le propones, pero hay otros sitios donde es muy preocupante que los niños ni siquiera soporten un títere, pues están dominados por el DVD, el play station, los juegos violentos de las computadoras...
Para el investigador Lubel García, quien considera que todavía no se comprende cabalmente la relación entre arte y sociedad, sigue estando en bombillo rojo la falta de espacios para ejercer la crítica especializada, y que esta tenga a su vez una misión transformadora. Se hace imprescindible, planteó, crear espacios funcionales y no formales donde se dialogue, intercambie y debata desde el rigor profesional y la responsabilidad.
La también investigadora Claudia Felipe Torres insistió en que la AHS no puede perder de vista a las universidades de la Isla, y no solo al Instituto Superior de Arte. «En ellas se forman los principales investigadores del país, cuyos proyectos, como si no bastara, a veces no se socializan».
El modo como se ha ido desdibujando el Festival Internacional de Rap Habana Hip Hop constituyó la inquietud de Roberto Rossell. «No sabemos por qué razón ha ido desapareciendo un encuentro que convocaba a los raperos revolucionarios del mundo, a aquellos que no están subordinados a mandatos de tipo comercial, mientras se siguen realizando otros tan imperiosos como aquel».
Otro músico, Yoiván Guerra, salió en defensa de los creadores de música electrónica como él. «Los DJs hemos intentado insertarnos en diferentes instituciones culturales pero ha sido imposible. Nuestro quehacer no se reconoce fuera de la AHS y del Laboratorio Nacional de Música Electroacústica, a pesar de que nuestro público es cada vez más numeroso. Necesitamos de una representación institucional, de un respaldo legal que, entre otras cosas, facilite nuestra superación».
En la reunión también trascendió que aunque al menos se puede hacer referencia a la existencia de varias producciones discográficas donde participan los asociados, el acceso a las disqueras es todavía limitado, al igual que en la radio y la televisión. Asimismo se informó que el Festival del Disco Independiente CubaDemo —se prevé que tenga lugar en noviembre—, podría convertirse en una salida que ayudaría a contrarrestar esa carencia. De igual ma-nera, la mayor parte de la producción audiovisual aún se realiza por medios alternativos, al margen de las instituciones.
Los asociados reconocieron que no obstante que la AHS en Ciudad de La Habana, en los dos últimos años, ha sufrido inestabilidad en cuanto a personal, dirigentes y organización interna, nunca perdió de vista su objetivo clave: estimular la creación crítica y literaria. De todas formas, sigue incidiendo en estos resultados, y muy negativamente, el estado constructivo y las condiciones actuales de La Madriguera, sede de la Asociación en la capital. Todos coinciden en que si bien se está hablando de una edificación sólida, cuando finalmente se vaya a acometer la reparación habrá que invertir sumas en verdad importantes, lo que hoy todavía podría evitarse, antes que el abandono la destruya completamente.
Ramón Samada, miembro del Buró Provincial del Partido en Ciudad de La Habana, recalcó una vez más que está comprobado que no es suficiente con que las instituciones mantengan sus puertas abiertas, sino que tienen que salir a buscar el talento. Hay que estar todavía más cerca de la AHS, buscar nuevos espacios y lograr que estos encuentros no sean un momento dentro del proceso de balance, sino una práctica sistemática durante todo el año.
Hay que trabajar juntos, insistió, con coherencia, hallarle soluciones a los problemas, motivar a los artistas para que ofrezcan opciones que satisfagan las necesidades de recreación de nuestra población y que, además, enriquezcan la vida cultural del país.
Por el oriente de la Isla se reanuda el proceso de balance que cerrará el venidero día 24 en el Municipio Especial Isla de la Juventud; momento ideal para que el trabajo de la AHS se desarrolle hacia adentro, y para que los asociados elijan en cada territorio a los encargados de conducir los pasos de la Asociación en los próximos dos años.
