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Mucho, mucho más

Premio de Teatro Carlos Arniches, la pieza Cuatro menos, del dramaturgo Amado del Pino, se escenifica en el Centro Cultural Bertolt Brecht de La Habana por un joven elenco protagonizado por Nora Elena Rodríguez y Néstor Jiménez

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

¿No se podrá hacer algo?, le pregunta de repente Susana a Andrés. ¿Algo...?, le espeta aquel al tiempo que le propone: Si conversáramos con ella. Los dos juntos...

SUSANA. Me parece que se nos hizo tarde. Hasta aquí todo ha sido muy por separado; tú la llevas al cine y yo le pongo delante el plato de comida; tú le ríes las gracias y yo la regaño para que baje la basura.

ANDRÉS. ¿Ya ves? Con quejas y resentimientos no se avanza.

SUSANA. Si tú le negaras la firma... A la larga ella entendería, aunque sea un par de años más, para que madure…

ANDRÉS. (Convulso, alterado. No grita, es un dolor sobrio) ¡No! ¡Eso no! Ahora no. Yo no.

Néstor Jiménez y Nora Elena Rodríguez tienen sus personajes tan metidos en la piel, que el público prefiere espaciar la respiración con tal de no perderse un gesto, una mirada, una intención. Cuatro menos se titula la pieza que le valió a Amado del Pino el prestigioso Premio de Teatro Carlos Arniches —por cierto el único cubano que ha conseguido este galardón con 35 años de antigüedad—, convocado en homenaje al eminente escritor alicantino.

La historia, que se desarrolla en la Cuba de hoy, acaba de ser estrenada en la sala Tito Junco del Centro Cultural Bertolt Brecht por un joven elenco, en el cual solo Rodríguez y Jiménez han representado el teatro de este autor. Ella llegó a convertirse en la Miriam de Triángulo, mientras él se transformó en el pitcher Lázaro Prado de Penumbra en el noveno cuarto.

Quizá por ello nadie mejor que Néstor Jiménez, el responsable que asumió el rol protagónico de Cuatro menos durante el estreno, para decir con total convencimiento que en ella hay un acercamiento más profundo a la realidad cubana, mucho más comprometido, dentro de la dramaturgia de Amado del Pino, «un autor muy certero a la hora de plasmar las situaciones sociales, nuestras contradicciones y diferencias. Por eso estoy tan contento con Andrés, que representan también Palomino y Jorge Ferdecaz.

«Aquí Amado concreta toda su experiencia después de tantos años como dramaturgo y crítico teatral. Me parece que estamos ante un espectáculo que interesará al público», dice a JR este popular actor, que comparte su tiempo también con la grabación de una telenovela con nombre de producción: Vacaciones en el mar.

Del Andrés de Néstor está locamente enamorada Tamara, que hacen suya Yani Martín y Laura Moras. Esta última, graduada del ISA en 2006, ha conseguido con este papel, poseedor de «una energía muy arriba», su primer gran protagónico después de Salida de emergencia, la versión teatral de la película La pared, de Alejandro Gil. «Tamara es de esas mujeres que defienden sus ideas, aunque se opongan a sus sentimientos, porque hay algo cierto: está muy enamorada de Andrés, a pesar de sus maneras distintas de ver la vida».

Conocida por Los tres Villalobos, Somos multitud, Añorado encuentro y en la película Omerta, de Pável Giroud —antes de que finalice el año estará en la pantalla grande, junto a Rosita Fornés, en Mejilla con mejilla—, esta joven actriz, que llegó a la TV con 16 años en Enigma de un verano, considera que, contrario a lo que muchos creen, «representar una pieza contemporánea encierra no pocos riesgos, porque las personas vienen al teatro a ver reflejada su realidad. Y cuando no es verosímil, la puesta pierde todo el sentido, porque no se identifican contigo».

Solo con seis personajes cuenta Cuatro menos. A Andrés, Susana y Tamara se suman Saúl (Michel Labarta/Néstor E. Jiménez), Ania (Karen Arcís/Laura Pujol) y Pollo, que casi dobla en edad a Enrique Bueno y a Kelvyn Espinosa, quien confiesa que este se halla entre los roles más complejos que ha tenido que enfrentar en el teatro.

El Pollo, afirma Kelvyn, arrastra experiencias muy duras, pues fue víctima de la discriminación a los homosexuales. Sin embargo, es un hombre muy valiente, que ha sabido sobreponerse y salir adelante. Pollo exigió de mí una profunda investigación, y hacerlo mío constituyó un goce, enfatiza sin dejar de mencionar que en Vital Teatro siempre es muy sabroso crear.

Como Kelvyn, quien después de ¡Aquí estamos! se ha alejado de la pequeña pantalla, Enrique no disimula su alegría por haber regresado a las tablas donde ha desarrollado una carrera estimable. «Es cierto que no falta estrés, pero se debe a que asumo al teatro con mucho compromiso, más cuando tienes en las manos un personaje que me exige una caracterización bien fuerte y enarbola criterios tan importantes».

Para Karen, la Mariana de ¡Aquí estamos!, Ania significa su debut en Vital Teatro. «Llegué hace un año al colectivo y Palomino me dio la oportunidad de interpretar a esta muchacha que no cree en las fronteras, y me pone a hablar por no pocos jóvenes cubanos. En su boca aparecen inquietudes de muchos que, a veces, permanecen silenciadas», cuenta la «niña de la familia», vista este verano en Qué come, qué dice. Después de cuatro años de egresar de la ENA, Karen entrará al ISA este septiembre por el curso para trabajadores.

«Me encanta la televisión, admite Karen, pero esto ha sido como lo soñé. El teatro es más familiar, más de grupo, tiene otra energía, no es tan frío como una cámara. Me costó trabajo adentrarme en este mundo, pero me ha ido bien».

Teatro vital

No es una novedad que el reparto de Cuatro menos sea tan «televisivo». De hecho, desde que Vital Teatro representara Mi socio Manolo, con Albertico Pujol y Néstor Jiménez, Alejandro Palomino empezó a encontrar en la televisión a actores con una sólida formación teatral. «Me pareció muy provechoso utilizar ese doble código como característica del grupo. Todos ellos cuentan con una preparación muy consistente para enfrentar la cámara o el escenario; conocen muy bien los códigos, y los mezclan, lo cual se convierte en un elemento expresivo muy atractivo.

«De todas maneras yo sigo la máxima del maestro José Antonio Rodríguez: el actor es actor. Ese es su oficio, y debe ser capaz de dominar todas las técnicas de interpretación que existen».

—Palomino, esta es la tercera puesta en escena de Vital Teatro a partir de una obra de Amado del Pino. ¿Por qué tanta «insistencia»?

—Cuando revisas la dramaturgia de Amado del Pino: Triángulo, En falso, Penumbra en el noveno cuarto y ahora Cuatro menos, te percatas de que hay un grupo de temáticas que convergen en un asunto fundamental: su preocupación esencial por el destino de la nación, en el sentido de hacia dónde vamos, qué hemos logrado, cómo preservarlo. Eso se observa a lo largo de esas piezas, e incluso hay elementos que vienen desde Tren hacia la dicha, pero aquí en Cuatro menos —sin dudas, osada y polémica—, todas están más acentuadas.

«Yo coincido con Osvaldo Cano, quien afirma que en esta obra se aprecia cierta variación en la manera de escribir de Amado, desde el punto de vista estilístico y conceptual, y que aquí es mucho más audaz que en las anteriores, dentro de su “poesía de la crudeza”. Por eso la “insistencia” de Vital Teatro de seguir apostando por su dramaturgia, como también hacemos con la de Ulises Rodríguez Febles, la de Joel Cano. Solo que con Amado ya hemos conseguido llegar a una trilogía».

Es evidente que la total vigencia de Cuatro menos conllevó a que Palomino se decidiera por montarla, a pesar de que, según explica Amado del Pino a JR, vía correo electrónico, la escribió entre octubre o noviembre de 2006 y marzo de 2008.

«Es la obra mía en la que más he trabajado, pero lo que más me gusta es que ahora es mucho más actual que cuando la escribí. La comencé en La Habana y la terminé en Murcia. Le hice como cuatro o cinco versiones.

«Ya verás que están temas como el derecho a la discrepancia, la emigración (mitos y dura realidad), el envejecimiento de nuestra población y hasta el tema de la homosexualidad, pero aquí, sobre todo, desde el costado de la necesidad de hacer autocrítica cuando algo ha andado mal durante mucho tiempo», señala este incansable periodista y ensayista, que ha tenido la «suerte» de ver en escena otras obras suyas como El zapato sucio (premio Virgilio Piñera y de la Crítica Literaria) y Reino dividido.

Idéntica pasión

Alumno de Flora Lauten y Vicente Revuelta en el ISA, Alejandro Palomino heredó de sus maestros ese amor infinito por el teatro, y esa obstinación por hacerlo, incluso en las condiciones más complicadas. Ello explica que apenas estrenado Cuatro menos, en cartelera hasta el 2 de octubre, ya prepare el espectáculo Carne rusa —al estilo de Tan separados vivir, El último vuelo y Otro personaje increíble—, que protagonizará Yadier Fernández.

Mas en Cuatro menos, que en estos momentos le quita el sueño, Palomino aprecia que Vital Teatro tiene más claridad de «cuál es el rol del actor en un escenario, o sea, cuál es el sentido de su presencia en las tablas ya no solo como artista, sino también como ser humano, como miembro de esta sociedad. Asimismo, como Amado ha profundizado en los argumentos, en los diálogos, en las psicológicas de los personajes, creo que nosotros, 16 años después de fundados, hemos madurado como grupo, como creadores y artistas».

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