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Luces sobre Penumbras

Para octubre está previsto el estreno de la primera película de Charlie Medina en cine digital, a partir de la premiada pieza Penumbra en el noveno cuarto, del dramaturgo Amado del Pino

 

 

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Charlie Medina lo reconoce: «Desde que vi el montaje de Osvaldo Doimeadiós de Penumbra en el noveno cuarto —por cierto, una puesta muy premiada—, quedé enamorado del texto». Y tanto fue así, que es muy seguro que en octubre se estrene en los cines de todo el país Penumbras, la primera película en cine digital de este importante realizador, quien se ha agenciado el respeto del público gracias a creaciones suyas como Los otros, Los heraldos negros...

«No había conseguido borrar de mi mente la pieza escrita por Amado del Pino y, de pronto, Carlos Lechuga, el cineasta que acaba de debutar en un largo de ficción con Melaza, me presentó una versión. Desde la lectura inicial me di cuenta de que en lo visual y en la estructura era una propuesta totalmente cinematográfica. Una propuesta muy minimalista, aunque había béisbol involucrado, reconstrucción de época (recuerda que esta historia se desarrolla a mediados, finales de los 90),  y a la Televisión se le estaba haciendo difícil».

Entonces Charlie Medina se dio a la tarea de empezar a procurar colaboraciones, desde la Televisión. Por ello tocó muchas puertas: en el Icaic, el Consejo de las Artes Escénicas... «La empresa española VM Broadcast Services Global, asociada a RTV Comercial, nos facilitó toda la técnica de cámara, y así iban desapareciendo los obstáculos».

De ese modo, quien fuera el director de la telenovela ¡Oh, La Habana! y de la recordada serie Blanco y negro no se hizo acompañar por un equipo encabezado por Pedro Suárez, director de posproducción y del montaje de la película, e integrado por colaboradores habituales y jóvenes graduados de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca); convocó a cuatro actores de puntería: Omar Franco (Pepe), Tomás Cao (Lázaro), Ismercy Salomón (Tati) y Omar Alí (Renato) y comenzó el rodaje de Penumbras, en el capitalino barrio de Colón.

«Fueron 20 días muy intensos, en unas condiciones de producción bien complicadas; sin embargo, quería hacer la película. Después de concluido este proceso, encontramos que si bien era un producto de calidad, no contaba con todos los parámetros técnicos para exhibirlo como cine digital. Entonces RTV Comercial se interesó muchísimo y asumió la posfilmación, lo cual explica que ahora podamos hablar de un largometraje con sonido 5.1 surround, formato Blu-ray, grabado con una cámara Canon 5D..., aunque, repito, hablamos de un proyecto muy minimalista, que se desarrolló en escasas locaciones, con pocos actores...».

Lágrima y carcajada

¿Por qué justamente Penumbra en el noveno cuarto? Charlie responde: «Es que habla de tantas cosas..., pero, sobre todo, de la búsqueda de la felicidad. Es una historia narrada a partir de seres que viven en el absoluto anonimato: dos posaderos, una bailarina en proceso de retiro que piensa en la maternidad, en la familia; y un pelotero, estelar, famoso, pero en franco declive; un deportista que se cuestiona si ya no es hora de colgar el guante. Quizá Renato sea el personaje menos ético de la puesta, pero tiene motivos para defender ese pequeño espacio suyo: la posada.

«Sí, son perdedores, pero en el duro momento en que se entrecruzan sus vidas, lo humano consigue que superen las peores circunstancias».

Amado del Pino, aunque se sabe un hombre de teatro, no cabe de la dicha con la posibilidad de que una obra suya sea llevada al cine. «Me ilusiona», confiesa ante la insistencia de un correo electrónico de JR. Cierto que no es el primer audiovisual inspirado en su dramaturgia: antes Silvano Suárez había adaptado Tren hacia la dicha, pero la noticia de Penumbras «sorprendió» en un momento especial a este reconocido autor.

«Aparece cuando se están evocando los 25 años de Clandestinos, la legendaria película de Fernando Pérez, que me dio la oportunidad de asomarme a la pantalla, pero como actor. Me siento feliz, porque cuando tecleo estas líneas se está despidiendo la segunda temporada de Cuatro menos, puesta de Palomino; como la Penumbra... de Doime, ha contado con un significativo respaldo del público.

«Conozco a Medina desde los años del ISA. Me complace mucho que haya escogido como protagonista al mismo intérprete de la obra teatral. Omar Franco la «iluminó» con su carisma, su talento de humorista y su profundidad dramática.

«En Penumbra en el noveno cuarto junté algunas de mis obsesiones esenciales: la cultura popular, la poética del lenguaje que late en la aparente rudeza de la gente común; el sexo —con o sin amor—; la amistad como puente de alivio y, hasta cierta forma, de salvación. Y, ¡la pelota!, nuestro deporte nacional al que tanto amo y al que le debía una obra.

«Una magnífica oportunidad para que nuestro público pueda disfrutar de una película que habla de béisbol a través de una historia en la que la lágrima y la carcajada son vecinas; conversan de balcón a balcón, y en algún momento, desafiando el vacío y la soledad, se abrazan».

¡Oh, la pelota!

¡Oh, la pelota! Para Tomás Cao (Habana blues, Larga distancia, Bajo el mismo sol...) poder lanzar en el Latino resultó una experiencia que lo marcó. «Se hizo un tremendo esfuerzo por conseguir filmar allí y felizmente se logró. Mi personaje lanzaba durante la noche, pero aseguro que fueron las peores noches de esas semanas. No estaba pronosticado, pero entró un aguacero terrible.

«Salíamos al campo y teníamos que regresar a la banca… luego escampaba y se volvían a encender las luces de nuestra producción. Mientras filmábamos volvía a antojarse la lluvia... ¡Así estuvimos toda la madrugada! Pero salió», cuenta este joven y magnífico actor, quien afirma que trabajar con Medina ha sido siempre una bendición.

«Su persistencia en contar historias que se acercan a la mayoría de los cubanos y verlo a él mismo “en acción” es mi primera motivación a la hora de representar uno de sus personajes. En el caso de Penumbras estuvimos ensayando alrededor de un mes. Nos insistía en que las locaciones iban a ser bastante complicadas, pero honestamente creo que nunca imaginé la envergadura de la advertencia que nos hacía. Ya en el primer día de filmación me percaté de que había subestimado sus avisos. Después entendí que este tipo de historia tenía que contarse bajo esas circunstancias».

Tomás Cao admite sentirse privilegiado por haber compartido varias semanas con el equipo de Industriales durante la etapa de preparación para su última Serie Nacional. «Lo primero que viene a mi mente es el sacrificio que realizan estos hombres todos los días por conservar, o alcanzar, la calidad de atletas de alto rendimiento, en condiciones sumamente difíciles. Para mí fue una lección de humildad y sacrificio que influyó mucho en mi interpretación». Por eso agradece tanto la preparación que recibió de sus entrenadores: Elósegui (José Eugenio), Julio Romero y Héctor Carmona. «Los tres son grandes pedagogos. Me hicieron comprender la presión que enfrentan los lanzadores en un juego. Esto también me dio algunos elementos para encarar al pitcher... Ya nadie puede hablar mal de los lanzadores a mi lado».

Compartir la escena con Ismercy fue un gustazo para Cao. «Es una actriz que se entrega al máximo y consigue que sean más fáciles hasta las escenas más complicadas. Disfruté mucho a Omar Alí, y Omar Franco me regaló un viaje a mi adolescencia; su personaje veneraba al mío, sin embargo, a nivel personal, era yo quien lo admiraba a él desde hace casi 20 años. Te juro que no me fue sencillo desligarme de esa emoción. Afortunadamente, Charlie estaba atento a que no se me escapara nada…».

El monólogo de pepe

Justamente Omar Franco, a quien podremos ver próximamente en la gran pantalla —también en otro protagónico: Pablo, la película del camagüeyano Yosmani Acosta sobre violencia doméstica—, es el único de todo el reparto que estuvo en el elenco de la pieza teatral; algo que le daba cierta ventaja, pero que lo mantuvo alerta todo el tiempo.

«De ese personaje me enamoré, como mismo me sucedió con Freddie y con el Mario Conde de Viento de cuaresma. Incluso, llegué a proponerle a Amadito que me escribiera un monólogo con Pepe, porque no podía quitarme de encima sus extraordinarios parlamentos. Pero estaba claro que ahora debía de enfrentarlo desde un código diferente; algo en lo que Charlie insistía mucho. Lo conocía bien, sí, pero me podían quedar algunos vicios.

«He disfrutado sobremanera hacer esta película, con un elenco de primera: el intercambio actoral con Alí, por ejemplo, era muy estimulante, al igual que con Ismercy y Cao. Lo más agresivo eran las locaciones. Mi “casa” era la piscina del antiguo hotel Bristol, justo el lugar donde vivía el Pepe de Penumbras... Y ello exigía respirar con tranquilidad.

«Y la puesta de Charlie es impresionante. Es un director exigente, con mucho tino, que no se detiene hasta que no logra lo que ha concebido en su rica imaginación», enfatiza Franco, quien apunta que le costará olvidar la última escena o aquella donde le explica a Lázaro las razones por las cuales estuvo preso».

Omar Franco se siente satisfecho, como el resto del equipo de realización. Ahora a esperar por Penumbras, para que el público diga la última palabra. De cualquier manera, estamos ante una película que es continuidad en la obra de su director. «Sigo trabajando en un tono realista, aunque el texto de Amadito es poético dentro de esa realidad tan cruda y tan dura. Por eso me interesó».

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