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La sesión cubana de Zucchero

El afamado roquero italiano estremecerá la capital con un megaconcierto este 8 de diciembre, en el Instituto Superior de Arte

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

Quizá fue el mar el que atrajo toda la atención de Zucchero, aquella tarde casi invernal de La Habana. A pocos metros del Malecón y con las maletas a un lado, el afamado roquero italiano no dejó de asombrarse con esas pequeñas riquezas que encuentra en la Isla. «Me gusta la cultura de ustedes y esa musicalidad que los cubanos tienen», opinó el músico, que tiene como referentes de la escena melódica nacional a Omara Portuondo y al Buena Vista Social Club, Pedrito Calvo, Juan Formell y los Van Van, y a Buena Fe.

El artista nos ofreció en breves palabras, mitad en español, mitad en su idioma, esa grandilocuencia que halla en el arte nuestro: «Para mí son ustedes la fuente del ritmo. Tienen un sonido, un gusto del ritmo muy especial».

Así, Adelmo Fornaciari —más conocido por Zucchero en los escenarios mundiales— nos introdujo en ese mundo «cubano» que lo sacude y lo llevó, en julio último, a grabar nada menos que el álbum La sesión cubana. «He hecho un disco aquí con Pucho López, Changuito, Guillermo Fragoso y otros fantásticos músicos», nos adelantó y se apresuró a explicar que quienes asistan el 8 de diciembre a su megaconcierto en el parque del Instituto Superior de Arte (ISA), podrán apreciar una buena parte de ese proyecto.

«Será una presentación de más de dos horas y media, con mi banda histórica y con los 15 músicos cubanos que tocaron en mi disco. Como invitados especiales estarán Buena Fe y David Blanco», señaló.

La actuación en La Habana deviene premier del tour internacional donde participarán todos ellos y que tendrá como primera parada a Australia.

¿La sesión cubana? En esencia, explicó Zucchero, el volumen es su mirada a la tradición melódica de la Mayor de las Antillas y gracias a Internet ya puede comprarse desde el pasado 20 de noviembre.

Temas mundialmente conocidos aparecen en el álbum, entre ellos La guantanamera, primer single en el CD. Aunque es una canción popular nuestra que cuenta con versiones por doquier, el roquero quiso regalarnos una interpretación muy personal.

Aclara el autor de Donne y Las palabras de amor que no volverá a realizar un fonograma como el del Buena Vista Social Club con aquellas canciones tradicionales cubanas. «Intento hacer mi música con esos elementos e influencias del sonido de ustedes, que incluye la participación de los músicos de la Isla, y eso es bien diferente».

Así, la placa discográfica lleva mucho de esos géneros donde el artista se ha destacado y una dosis criolla de sonidos. «Ha valido la pena porque cuando estuve en los estudios con los músicos de acá me percaté de ese sentimiento, del feeling de toda la banda».

Zucchero es un artista apasionado, defensor del género que enarbola. Por eso siente que el rock está «dormido». Las causas no las ve en los presupuestos comerciales que ha impuesto el mercado, sino en la falta de iniciativa de sus cultores, pues para él «no hay una revolución en el género en la actualidad».

—Defiende la música sincera y dice que la popularidad viene detrás. ¿Hay alguna fórmula para conseguir el éxito y tener a mano una buena musa?

—La composición de la melodía, de la canción, y la mezcla del sonido que en mi caso es italiano, más un poco de rhythm and blues, rock and roll y música latina. Busco un sonido universal, aunque esté interpretado en mi idioma. Lo he forjado gracias a la colaboración con grandes artistas como Bono (cantante de U2), Sting, Pavarotti y Baby King, quienes me han posibilitado ser conocido en el resto del mundo. También le debo mucho a las giras con buenos músicos.

Para el artista no hay una vertiente musical neutra, pura. «Existe la buena música y la mala en todos los géneros musicales. He tenido la fortuna de trabajar con fantásticos músicos. El primero fue Miles Davis en 1988 en Nueva York; el segundo, Erick Clapton, con quien efectué una gran gira por Europa. También sucedió con Bono y Pavarotti».

La Italia actual, con su riqueza espiritual, sus costumbres y sus escenas políticas también se adueñan de este creador, que toma de su entorno para devolvernos canciones. «Mi país está un poco en el caos. En lo político no existe un líder carismático y creíble por el momento. La cultura está sufriendo. Espero que en la próxima elección, los elegidos piensen más en el pueblo y menos en ellos».

Su actuación en la Isla es muy deseada, tanto que la pensó desde aquel gran concierto que ofreciera en 1990 en el Kremlin de Moscú, Rusia. «Fui el primer cantante de rock que tocó en un sitio donde prima la política. Fue un éxito muy grande. Recuerdo que me dije al día siguiente de esa presentación: “El próximo es Cuba”.

«Voy a dar un concierto aquí, porque tenemos una conexión en la ideología política. Será una presentación grande, inmensa. Nos hemos traído los equipos de Italia, desde el sonido hasta las luces. Queremos hacer una fiesta para el pueblo. Aunque han pasado 22 años de aquel concierto en Moscú, finalmente estamos aquí».

Vida roquera

Marcado por una carrera exitosa, Adelmo Fornaciari nació el 25 de septiembre de 1955 en Italia. Influenciado por el rock and roll inglés y norteamericano, así como por exponentes del rhythm and blues, se dio a conocer en el escenario como Zucchero (azúcar, en italiano). Muchos aseguran que su despegue como compositor fue con un hit como Yo no te pido la luna, interpretado por Loretta Goggi en el Festival de San Remo en 1984, certamen en el que un año más tarde se presentó defendiendo el sencillo Donne junto a la Randy Jackson Band. Posee casi una veintena de fonogramas, entre los que sobresalen Oro, incenso e birra, Miserere,  Spirito DiVino y Zucchero & Co.

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