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La pelota inventó el jazz

Lo asegura el licenciado Rogelio Augusto Letusé la O, quien según se ha dicho con justicia, ha contribuido con sus investigaciones, durante casi 30 años, a expandir la historia y tradición beisboleras

Autor:

Luis Hernández Serrano

«La pelota que lancé cuando jugaba en el parque / todavía

no ha tocado tierra».

Dylan Thomas en Y la muerte no tendrá dominio, Arte y Literatura, La Habana, 2007.

La palabra «jazz» se empleó primero en la pelota que en la música. Lo dice el licenciado Rogelio Augusto Letusé la O, uno de los más sobresalientes investigadores sobre la terminología beisbolera en inglés y en español en Cuba, y especialista en la historia de este deporte, que el novelista Alejo Carpentier (1904-1980) consideró como parte de nuestra cultura.

«El término “jazz” —que alude a “vigor, energía y movimiento”— se utilizó inicialmente para definir un lance de “rompimiento” del pitcher estadounidense Ben Henderson, del equipo Portland Beaver».

El 2 de abril de 1912, ese pitcher comentó: «Tengo una nueva curva este año y voy a lanzar una o dos de ellas mañana mismo». Le llamó “jazz ball”, porque se balancea y el bateador simplemente no puede hacer prácticamente nada contra ella.

Aclara Letusé que la primera vez que se pronunció la palabra «jazz» en el ámbito de la música, fue el 11 de enero de 1915 en el diario Chicago Daily Tribune, en Estados Unidos, que es la primera nación cultivadora de ese género en el mundo.

Por supuesto que este profesor de inglés no se ha ocupado solo de las denominadas Grandes Ligas, y confiesa que entre sus certidumbres más queridas está el orgullo de que el pelotero cubano Aquino Abreu, del equipo Azucarero, de la antigua provincia de Las Villas, con el equipo Centrales, que jugaba contra el de Orientales, el 28 de diciembre de 1965, lanzara un tope de 2O innings. Ganó este último equipo. Ello contrasta con el dato de los peloteros estadounidenses sobre el juego del 11 de junio de 1946 entre el Cincinnati y Brooklyn, que terminó empatado a cero. Aquel desafío duró 19 innings, 15 los lanzó Johnny Vander Meer, y los otros cuatro Gumbert. Pero Aquino se mantuvo en el montículo las 20 entradas.

Sin embargo, lo que más hace contar este suceso a los norteamericanos es el hecho de que precisamente Johnny Vander Meer fue el primer pitcher en las Grandes Ligas que lanzó dos no hit no run consecutivos, mientras que el villaclareño Aquino ha sido el pitcher que más ha lanzado en un juego sin anotaciones: lanzó 19 y un tercio.

Remedó los dos juegos de no hit no run el 16 de enero de 1966, en Santa Clara, primero contra Occidentales y después el 25 de enero frente a Industriales en el Latino.

Casi una enciclopedia

De pelota en Cuba hay que hablar con Rogelio Augusto Letusé la O, para comprender bien que su conocimiento de nuestro deporte insignia es una singularidad de su cultura personal.

No es un hombre-enciclopedia en el béisbol, pero se le parece bastante, y si de repente usted le hace una pregunta que considere «ponérsela en China», como reza la frase popular, él saca la respuesta de su archivo mental y, si en ese instante sus neuronas le bloquean el recuerdo, puede estar seguro de que cuando abra alguno de sus libros sobre este apasionante tema, tiene la argumentación necesaria escrita y lista para dársela.

Alguien ha dicho que este deporte cautivador es mucho más bello y disfrutable después que se conversa con él sobre este asunto, o se lee alguno de sus documentados y sorprendentes libros.

No por gusto en una carta del director de Desarrollo del Salón y Museo de la Fama, en Cooperstown, Nueva York, Jason F. Schiellack lo llama «el primer miembro de nuestra organización que reside en Cuba».

Precisamente el cubano a que nos referimos donó al National Béisbol Hall of Fame su libro Béisbol, Términos y Anécdotas y posee certificados firmados por dos de sus presidentes: Dale Petroskey y Jeff Idelson, que acreditan sus aportes a esa institución.

Mucho más que bolas y strikes

Él nos recuerda que la primera transmisión en directo en televisión del béisbol de la tradicional Serie Mundial fue la del desafío entre los Dogers del Brooklyn contra los Yanquis, en 1955, ganada por los primeros en Nueva York.

No solo aborda la pelota, igualmente evoca la célebre y curiosa pelea de boxeo del siglo entre el argentino Luis Ángel Firpo y el norteamericano Jack Dempsey, el 14 de septiembre de 1923, narrada por Feliciano Reinoso Ramos, que la oía en inglés y la traducía. Firpo  literalmente sacó al estadounidense del ring con un fuerte derechazo al mentón, que lo hizo volar y caer en las máquinas de escribir de los periodistas que cubrían el encuentro alrededor del encerado.

Es uno de los ejemplos más hilarantes, absurdos y descarados que recuerda la historia del pugilismo mundial. El árbitro solo le contó una protección de nueve al norteño… y mientras lo fueron «reviviendo» aceleradamente, hasta que los fanáticos lo cargaron y lo devolvieron al ring. Ya repuesto, como es lógico, el tercer hombre del cuadrilátero le ordenó seguir boxeando. Entonces el yanqui tumbó al argentino de modo fulminante y «¡¡ganó!!» la pelea, en el segundo round.

En el libro de Letusé, Béisbol, más allá de bolas y strikes, aparecen vivencias tan poco conocidas como apasionantes, como que los japoneses mandaron en 1964 a una comisión de tres peloteros para aprender el béisbol en las Grandes Ligas. El primer pitcher japonés fue Masanovi Murakami, quien jugó con el equipo Fresno, de la Liga Pionera. En 106 innings ponchó a 159 hombres. Le hicieron solo 1,78 carreras limpias por cada nueve entradas que lanzó. El equipo norteamericano de San Francisco enseguida lo reclamó en 1965, y propinó 85 ponches con 22 bases por bolas y ganó cuatro juegos; solo perdió uno.

En ese libro se incluye un análisis de las narraciones radiales y televisivas del deporte en Cuba por comentaristas como Cuco Conde, Jess Losada, Felo Ramírez, Rubén Rodríguez y otras estrellas de la narración. Aparecen en el texto criterios sobre la utilización de los medios masivos de comunicación en función del deporte, las nuevas tecnologías y paradigmas de la narración beisbolera como Boby Salamanca, por ejemplo.

Igualmente, refiere que la primera transmisión de pelota en el mundo tuvo lugar en 1921, a través de la emisora KDKA, de Pittsburg, por Harold Alvin, un capataz de la firma Westinghouse. Ese mismo año se hizo la primera transmisión de la Serie Mundial en la voz de Tommy Cowman. Cuba logró su primera transmisión en 1917, por Manolín Álvarez, asturiano nacido en Santiago de Ambás en 1891, y fallecido en Caibarién en 1986.

Todo esto lo trata Letusé en el subtítulo La prensa, los medios y sus cronistas, y puede hacerlo con eficacia gracias a sus casi 30 años investigando la historia de la pelota, sus reglas, anécdotas y terminología.

Libros de Letusé

Los primeros libros publicados por Letusé (presentados por una editorial holandesa) constituyen hoy material de obligada consulta en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y en las más importantes universidades del mundo: Elsevier’s Dictionary of Communicative Abbreviations (1998); Elsevier’s Dictionary of Eponyms (2001); Communicating and Reading in English for Civil Engineering (1991, 2003 y 2005). Le siguieron los de la pelota: Béisbol: términos y anécdotas (2004), editorial Ciencias Sociales; Aquí se habla de grandes (sobre 41 figuras cubanas y de la pelota internacional), de la editorial José Martí (2011); Anecdotario Terminológico Beisbolero, editorial Deporte (2012), y en la próxima Feria del Libro debe salir Aquí se habla de grandes, Segundo Inning, también de la editorial José Martí. En ese libro aparecen 52 figuras y cuatro cubanos entre estas.

Letusé tiene, además, dos libros inéditos: Diccionario Bilingüe de Béisbol Inglés-Español, Español-Inglés y Paradigmas beisboleros cubanos y algo más, que saldrá en 2015 por la Editorial José Martí.

Ojeada al investigador

Si reunimos en un solo libro todas las investigaciones sobre la terminología en inglés y en español que este hombre, nacido en Santiago de Cuba en 1953, ha hecho con la consagración que lo marca, de ahí saldría una formidable Enciclopedia del deporte por antonomasia de la cultura cubana.

Pero no basta eso: hay que conversar con Letusé, escuchar su sabiduría beisbolera, saber que es un hombre de forzada referencia a la hora de indagar por un dato cualquiera referido a la pelota, tanto de la que se ha jugado siempre en las llamadas Grandes Ligas de Estados Unidos, como en las también «grandes ligas» de la pelota de nuestros terrenos, desde el de manigua, donde nuestro pitcher Conrado Marrero aprendió a lanzar con naranjas agrias, hasta que jugaron atletas como el enorme Alejandro Oms, de Villa Clara.

Letusé es graduado del Instituto Pedagógico Enrique José Varona, en 1973, y del Isple (Instituto Superior Pedagógico de Lenguas Extranjeras) en 1981. Labora como profesor de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana y ha realizado colaboraciones importantes sobre temas beisboleros y del lenguaje de nuestro deporte nacional para Juventud Rebelde, Granma, Orbe, Opciones y Prensa Latina, agencia de la que es colaborador permanente.

Estuvo un tiempo al frente de la sección Anecdotario beisbolero, en el programa Deportivamente, de Radio Rebelde. Y la Casa editorial Científico Técnica dio a conocer su libro Béisbol: Términos y Anécdotas.

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