Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Hoy, Manana y siempre

El espectáculo musical Hoy, Manana y siempre demuestra la voluntad de entregar temas afincados en la tradición e inspirados en todo lo que han heredado de los maestros del género, pero interpretados con sonoridades y aires muy contemporáneos

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Admito que no esperaba tanto, que quedé profundamente impresionado con el concierto que hace ya algún tiempo protagonizaran Papucho y Manana Club en el teatro Mella. Al punto de que siento que no debo dejar de referirme al espectáculo Hoy, Manana y siempre (a veces coinciden tantos eventos culturales de importancia, que las páginas del diario no dan abasto), a pesar del tiempo transcurrido.

Sé que no está bien prejuzgar de antemano, al suponer que no cabe esperar demasiadas buenas sorpresas en muchachos tan jóvenes (¿será ese un signo de que definitivamente estoy envejeciendo?). Reconozco que al menos en este caso debí pensar que pocas veces se extravían por el camino esos proyectos que desde el principio nacen con claridad inequívoca de adónde quieren llegar, y cuyos creadores ponen total empeño para alcanzar esos sueños. Porque si algo le dejó claro Pedro Lázaro Ordoñez Padrón a Juventud Rebelde cinco años atrás, fue que ellos apostarían siempre por lo más auténtico de la música popular bailable cubana, y que la defenderían con absoluta pasión. Así nos lo hizo saber cuando descubrimos la existencia de esa novel agrupación que desde entonces él dirige, conformada por recién graduados de escuelas de arte que realizaban su servicio social en la tierra del Yayabo.

Y justo en el concierto de marras se pudo apreciar de inmediato la voluntad de entregar temas afincados en la tradición e inspirados en todo lo que han heredado de los maestros del género, pero interpretados con sonoridades y aires muy contemporáneos de estos 14 músicos que cantan y tocan el bajo, el piano, el güiro, la tumbadora, drums y timbal, los trombones y las trompetas, como si después de ello nada valiera tanto la pena.

A base de sólidas propuestas musicales se adueñaron de la escena  estos jóvenes que a fuerza de trabajo han logrado para Manana Club la condición de Vanguardia Nacional del Sindicato de la Cultura, y que un lustro después de fundada ya cuenta con dos producciones discográficas: Contra la pared (Cubamusic) y Respeta (Egrem, aún no se ha presentado de manera oficial). Justo del primer fonograma salieron los tres temas que componen el popurrit que abrió la mencionada actuación: Vamos a ver, Cuál es el problema y el que nombró la ópera prima de la agrupación.

Así comenzó, bien arriba, este concierto donde la timba estuvo de sabrosa fiesta, como si se hubiera hecho las más llamativas fotos de cumpleaños cada vez que se fusionaba con algún otro estilo musical de la Isla o del Caribe, lo cual ocurrió una y otra vez a medida que avanzaba esta magnífica celebración por el lustro de vida de Manana Club. En ese ritmo también se movieron números como Respeta, Él está muy mal y La fiera, que convocó al primer invitado de la jornada: Yasser Ramos, ex cantante del grupo de Maykel Blanco, que ahora tiene su propio proyecto nombrado 9 mm.

A lo cubanea’o, hit que mucho tomó del merengue y que colocara a Manana Club en los listados de popularidad de la Isla, puso en «peligro» las lunetas del teatro, cuando convidó a bailar a quienes colmaron el Mella y tuvieron la oportunidad de estar entre los primeros en valorar temas de estreno al estilo de Ke lo ke, en el que la llamada salsa choke de Colombia se mezcla armoniosamente con el hip hop y nuestros songo y pilón; de Llegaste a mí, una balada que vio la luz en público con el lujo de contar con un fabuloso solo de piano de Don Lazarito Valdés, e interpretada con tremendo swing por Leydi García González e Irán Capetillo, trombonista de Manana, y de Mi vecina y Por tu amor, tan pegajoso que la platea empezó a corearlo como si lo conociera de siempre.

Inolvidable será para mí la forma como aquella noche sonaron composiciones como la tradicional Cachita, con la cual Papucho le rindió homenaje a su principal paradigma, su abuelo Jesús Ordoñez, recordado violinista de legendarias orquestas como Fajardo y sus Maravillas, Enrique Jorrín, Pancho el Bravo y Buena Vista Social Club, y Papá Formell, la mejor manera que hallaron para agradecerle al grande fundador de los Van Van por su indiscutible legado a la música cubana.

La creación de Rafael Hernández mostró una faceta diferente del quehacer musical de Manana Club y nos permitió no solo disfrutar del virtuosismo de Papucho en el violín, instrumento que estudió en el Conservatorio Amadeo Roldán (en el resto del concierto asumió el bajo), sino que además se engrandeció musicalmente con el aporte de suprema cubanía que le brindaron los maestros Manolito Simonet en el piano y Enrique Lazaga, el güiro más solicitado de Cuba; Papá Formell, por su parte, se apropió de los aportes que nos dejara ese notable compositor y bajista que inspiró esta contundente pieza.

Por último, señalar el buen tino que tuvieron los organizadores del concierto de convidar a Emilio Frías «el Niño», ex integrante del Charangón de Elito y que ahora encabeza la orquesta El Niño y la Verdad, quien le dio un toque distintivo a un tema como Mi timba se mantiene. También aplaudir la participación de Habana Show con sus luces y tecnología, que puso en función de este espectáculo, dirigido artísticamente por Papucho, y que quedó registrado para un futuro DVD que pondrá de manifiesto el empuje con el que se abre paso firmemente dentro del panorama musical cubano esta juvenil orquesta. Sí, impresiona el sonido de estos muchachos que han conseguido encontrar un sello distintivo.

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