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Tributo discográfico para sones de antaño

Con su más reciente fonograma, el Septeto Santiaguero y el dominicano José Alberto el Canario reverencian al dúo Los Compadres, clave en la música tradicional cubana

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

No hay música de «antaño» que en el presente se considere pasada de «moda». En ello estamos de acuerdo. Las disqueras dedican un amplio número de producciones anuales para reivindicar ese caudal sonoro de décadas anteriores y refrescan la memoria de los melómanos, una fórmula que culturalmente hablando se agradece cuando se hacen buenas selecciones.

Otra de las aristas que motiva a escuchar esas creaciones viene de la mano del interés generado en los artistas actuales, quienes retoman la obra de figuras de la música de otras épocas en sus álbumes. Una de las últimas producciones del Septeto Santiaguero, precisamente, se mueve en esa cuerda. Junto a su líder, Fernando Dewar, la agrupación presentó recientemente un compacto que viaja hacia la riqueza tradicional de uno de los dúos más célebres en la historia de la sonoridad insular: el de Los Compadres.

No quiero llanto. Tributo a Los Compadres, volumen doble que acaba de licenciar la Egrem para la Isla y de cuya distribución internacional se encargará Los Canarios Music, es de esas joyas que el melómano no debe dejar de escuchar.

Allí se sobrepasan los límites lógicos que un formato como ese puede ofrecer y al oído se perfila como una orquesta, que se permea de la tradición sonora cubana, con un excelente protagonismo de la trompeta, el tres y las percusiones. Sin perder la esencia sonera del septeto, se armó una arquitectura que se moldeó y nutrió de la Sinfónica de Oriente, la emblemática Conga de los Hoyos, el cuarteto Magic Sax y el coro Orfeón Santiago, por solo mencionar algunos ejemplos.

Eso de una parte, porque de la otra, la agrupación santiaguera se impregnó de los aportes de invitados de lujo como el venezolano Oscar D’ León, y los cubanos Eliades Ochoa, Alejandro Almenares, Eduardo «Tiburón» Morales, Aymée Nuviola y Estrellas de la Charanga; así como de los boricuas Andy Montañez, Ismael Miranda, Edwin Bonilla y el grupo Esencia.

Son 18 pistas con una coherencia musical increíble, interconectada por las voces de los intérpretes invitados y los del propio Septeto. Pero el plato fuerte, sin dudas, es el dúo que forman el Septeto y El Canario. El cantante dominicano hace solo seis meses estuvo estrenando junto al grupo algunos de esos temas en el teatro Heredia de la Ciudad Heroína, a propósito del Festival Matamoroson. Antes, el 7 de julio pasado, se presentó on line el single Hay un runrún…, un medley que compacta dos números conocidísimos de Los Compadres: Hay un runrún y Hay Compadres para rato, ambos compuestos por Reinaldo Hierrezuelo, conocido en los escenarios como Rey Caney.

En resumen, el fonograma es fruto de un acucioso estudio historiográfico, en el que se revisaron e incluyeron    piezas pertenecientes a dos etapas del dúo Los Compadres: la de Reinaldo Hierrezuelo y su hermano Lorenzo, y la de Rey Caney con Francisco Repilado (Compay Segundo). Ambos períodos son agrupados en dos volúmenes, distribuidos en nueve tracks cada uno.

La picardía autoral de Lorenzo Hierrezuelo aflora en sencillos como Baja y tapa la olla, Con la espuela y Rita la caimana. De su hermano Reinaldo hay mucho en este CD: Amor silvestre, Metiste la pata y Gusto y sabor. Compositores como Compay Segundo también se incluyeron en esta selección del Septeto y El Canario. De Francisco Repilado son retomados Se secó el arroyito y Sarandonga, mientras se disfruta sobremanera de la sabrosa Su señoría la conga, de Enrique González; y de Pensamiento, de Rafael Gómez, «Teofilito».

Grabado entre las ciudades de Santiago de Cuba, La Habana, Miami, New Jersey, San Juan y Ponce, No quiero llanto... contó con la masterización del ingeniero Michael Lázaruz (Latin Music, California, EE.UU), y la producción musical corrió a cargo del Septeto Santiaguero y de José Alberto El Canario.

Trasciende el compacto también por su atractivo diseño, guiado por el concepto de Alden González, mánager del grupo santiaguero; y que Amels Rodríguez hizo tangible, gracias al uso equilibrado de los colores sepia en las ilustraciones que ideó para este disco, en las que no solo aparecen los integrantes del Septeto y el Canario, sino también determinados lugares de la ciudad de Santiago de Cuba, como la Catedral, la Casa de la Trova y el Parque Céspedes.

Ya con sus dos fonogramas anteriores Oye mi son santiaguero (2010) y Vamos pa´ la fiesta (2012) —ambos facturados por la disquera catalana Picap—, nominados al Grammy Latino y ganadores del Premio Cubadisco, el Septeto Santiaguero y El Canario ahora regalan No quiero llanto. Tributo a Los Compadres, una reverencia a una etapa clave en la música cubana, imposible de olvidar.

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